Catasterismos


Atlas Farnesio, s. II d. C. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

En el modelo cosmológico del Mundo Antiguo, el Universo es esférico, y en su centro, como una pelota inmóvil, está situada La Tierra. Ésta se encuentra rodeada por las esferas u “orbes” por los que ruedan los siete planetas (Luna, Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) quedando esta  estructura cerrada  por  una  octava  bóveda o esfera de las estrellas  fijas, en  la  que se disponen las constelaciones. Los signos catasterizados se dividen en tres grupos dentro de la octava esfera en función del recorrido del Sol. Unos están situados en la circunferencia zodiacal (en realidad, en una banda alrededor de la eclíptica), a otros se les llama boreales y a otros se les designa como australes (Gemino, Introducción a los fenómenos III 1).

El grupo Zodiacal:

En la circunferencia zodiacal se encuentran los 12 signos: Aries, Tauro, Géminis (en latín es Gemini, los gemelos), Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio (en latín es Capricornus), Acuario, Piscis (en latín es Pisces, los peces).

Dentro de estos doce signos, algunas estrellas, han merecido denominaciones especiales. Las estrellas situadas sobre el lomo del Toro, en número de seis, son llamadas Pléyades; las estrellas situadas sobre la cabeza del Toro, en número de cinco, son llamadas Híades. La estrella que va delante de los pies de los Gemelos es designada como Antepié. Las que hay en el Cangrejo, que se parecen a un enjambre nebuloso, son llamadas el Pesebre; las dos estrellas que están próximas a éste son llamadas los Asnos. La estrella brillante situada en el corazón del León recibe el nombre de Régulo, porque parece que los nacidos en torno a este lugar tienen un linaje real. La estrella brillante situada en el extremo de la mano izquierda de la Virgen se llama la Espiga; la estrellita situada hacia el al a derecha de la Virgen lleva por nombre Heraldo de la Vendimia o Vendimiadora. Las cuatro estrellas situadas en el extremo de la mano derecha del Acuario se llaman Ánfora. Las estrellas situadas desde la cola dé los Peces hasta el siguiente se llaman los Lazos; en el Lazo austral hay nueve estrellas, y en el Lazo boreal, cinco; la estrella brillante situada en el extremo de este Lazo se llama Nudo.

1. Aries:

I. Crisomallo. Es el carnero de piel de oro que salvó a Frixo y lo llevó por el cielo hasta la Cólquide. Frixo, después de sacrificar a Zeus entrega al rey Eetes el vellocino de oro. El carnero despojado de la piel, viaja al firmamento, donde es catasterizado por Néfele, madre de Frixo y Hele. Desde entonces, Aries, preside el tiempo del año en que se siembra el trigo, en recuerdo de la siembra de semillas tostadas hecha por Ino que provocaron la hambuna y el intento de linchamiento de Frixo y Hele (Higino II 20). El mismo carnero se desprende solo de su piel y viaja al cielo (en Eratóstenes 19). Aries es constelación de poco brillo precisamente por carecer del vellocino de oro, custodiado en la Cólquide y fue después devuelto a Grecia por los Argonautas.

II. Carnero de Amón. Cuando Líber atacó Africa, llegó con su ejército a un lugar que por la gran cantidad de polvo se llamó Ammodes (arenoso) y construyó el templo de Júpiter Amón representado en una estatua con cuernos de carnero. El ejército de Líber se encontraba en una crítica situación, pues no podía proseguir su camino debido a una gran escasez de agua. Mientras pensaban cómo actuar, casualmente apareció ante los soldados un carnero que andaba errante. Al verlos, salió huyendo en busca de un refugio. Los soldados, que se habían percatado de la llegada del animal, aunque apenas podían avanzar angustiados por el polvo y por el calor, como si trataran de alcanzar un botín de entre las llamas, siguieron al cordero hasta un lugar que, a raíz de la construcción del templo de Júpiter Amón, tomó ese mismo nombre. Cuando llegaron allí, no encontraron ningún carnero sino una gran cantidad de agua con la que recobraron fuerzas. Dioniso construyó el templo de Júpiter Amón y elevó una estatua del dios con cuernos de carnero. Representó al carnero al lado de las demás constelaciones, de tal modo que, cuando el sol se detiene en este signo, todas las creaciones fortalece (hecho que ocurre en primavera).

2. Tauro:

I. Zeus metamorfoseado en toro. La princesa fenicia Europa jugaba a la orilla del mar cuando Zeus se le acercó disfrazado de toro y, subiéndola a su espalda, se la llevó a la isla de Creta (Hig. Fab. 178; Ov., Met. Π, 836; Fast. V, 603; Apd., Π, 5. 7).

II. Ío cuando fue convertida en vaca. Zeus que amaba a la princesa argiva Io, la transformó en una vaca para esconderla de la mirada celosa de su esposa Hera. Sin embargo, fue reconocida por la diosa que mandó una mosca enloquecida para atormentarla. Su carrera la llevó a Egipto. Allí Io recuperó la forma humana y dio a luz a su hijo Épafo (en el catasterismo solo se distingue la parte delantera, Erat., Cat. 14).

III. Ofiotauro. Es un toro, nacido de la Tierra, monstruo maravilloso, cuya parte posterior era serpiente. La violenta Estige, por consejo de las tres Parcas, lo había encerrado con un triple muro en un bosque tenebroso. Un oráculo decía que aquel que entregase las entrañas del toro para que las quemaran las llamas, podría vencer a los dioses eternos. Briareo le dio muerte con un hacha fabricada de adamantio. Estaba a punto de sacrificar las entrañas a las llamas cuando Júpiter ordenó a las aves robarlas. Un milano se las llevó a Júpiter y por merecimiento propio llegó a las estrellas (Fastos III 795, parece explicar la constelación de Águila, que sería la estrella del milano, Altar y Tauro).

Las Híades. 

Las estrellas que rodean su cabeza se llaman Híades, ‘las lluviosas’ porque su aparición coincidía con la estación de las lluvias primaverales y su nombre recuerda a llover ‘hyein’(Erat., Cat. 23).

I. Eran las nodrizas de Líber, siete en total, que anteriormente se habían considerado ninfas de Dodona (Hig. III 21): Ambrosía, Eudora, Pedile, Coronis, Polixo, Pito y Tione (en Hig. Fab. 182 las Ninfas Dodónides son seis: Ciseide, Nisa, Erato, Erifía, Bromie, Polihimno). Salvaron al niño Dioniso de Licurgo al llevarlo a Tebas para entregárselo a Ino. Por este motivo, Júpiter le testimonia su agradecimiento colocándolas en el cielo.

II. Las ninfas lloronas, hijas de Atlas, fueron colocadas en el cielo después de la muerte de su hermano Hiante, quien fue asesinado por un león (presumiblemente Hiante y el león estaban representados por las constelaciones de Acuario y Leo, Hig. III 21 citando a Ferecides).

Las Pléyades. 

Son las estrellas de la cola del toro. Las siete hijas de Atlas y de Pleíone, de las cuales hay una invisible, Mérope, por ser la única que se casó con un mortal (Sísifo) o Electra, por no ver la destrución de Troya. Las otras seis tuvieron uniones amorosas con dioses: tres de ellas con Zeus: Electra (madre de Dárdano), Maya (madre de Hermes) y Taígete (madre de Lacedemon); dos con Poseidón: Alcíone (madre de Hirieo) y Celeno (madre de Lico), y una con Ares, Estérope (madre de Enómao). Perseguidas, juntamente con su madre, por Orión, que quería violarlas, se libraron de caer en su poder suplicando ayuda a los dioses, que las transformaron en palomas (que es lo que sugiere su nombre en griego, pero solo en el escolio a Arato). Orión todavía parece perseguirlas todavía cuando ellas se ponen por el Oeste (Hig. Astr. III 21). Con su salida nace el verano mientras que con su ocaso comienza el invierno (Arat., Fen. 255).

Disco de Nebra, Edad de Hierro. Posiblemente represente el asterismo de las Pléyades, marcador para el comienzo del año agrario.

3. Géminis:

I. Son los Dioscuros., hijos de Zeus y Leda, nacidos en Laconia alcanzaron notoriedad y aventajaron a todos en amor fraterno, pues no se pelearon ni por mandar ni por ningún otro motivo, sino que lo hacían todo a la vez y juntos. Cuando Cástor cayó en la batalla (contra los atenienses, en Afidna o contra Idas y Linceo en Esparta), Pólux suplicó a Zeus compartir la inmortalidad con su hermano. Zeus, en recuerdo de su camaradería, les dio el nombre de Gemelos y los instaló a los dos en el mismo lugar entre los astros (Hig. II 22).

II. Apolo y Hércules, que lucharon por el trípode de Delfos (Hig. II 22).

III. Triptólemo y Yasión, amados de Deméter (Hig. II 22). .

4. Cáncer:

El cangrejo gigante que envió Hera para ayudar a la Hidra de Lerna. Cuando luchaba contra Hércules, le hirió en un pie, siendo aplastado por el pie de Hércules. Fue catasterizado por Hera.

Los Asnos o el Pesebre:

En la cabeza de Cáncer se encuentra el asterismo que llaman los Asnos o el Pesebre. Son unos asnos que llevaron a Baco, en el paso por una laguna cuando se dirigía al oráculo de Dodona. Baco dio voz humana al asno que llevó, que luego compite con Príapo en un certamen acerca de la longitud del pene, saliendo vencedor el asno, a quien celoso mata Príapo. También son los asnos que durante la Gigantomaquia sirvieron de montura a Baco, Hefesto y los Silenos. Durante la Gigantomaquia, rebuznaron con tanta fuerza, que aterrorizaron  a los gigantes y los pusieron en fuga. Los dos asnos con su pesebre fueron catasterizados por los dioses (Hig. II 23).
   
5. Leo:

I. El león fue colocado por Júpiter en el cielo, porque se cree que era el rey de todos los animales.

II. El León de Nemea, la primera prueba de Hércules, quien lo estranguló con sus manos, pues su piel era impenetrable. El héroe lo despellejó y se cubrió con su piel (Hig. II 24).
   
6. Virgo:

I. Es Dice, hija de Zeus y Temis, una de las Horas (Hig. II 25) o Astrea, hija de Astreo (en Arat. 100). En la Edad de Oro habitaba con los hombres en la tierra. Los varones no la veían y ella estaba con las mujeres, las cuales la llamaban Justicia. Cuando los hombres degeneraron y dejaron de velar por lo justo, se retiró a los montes. Cuando se produjeron disensiones y guerras entre ellos, sintiendo pena de su injusticia, regresó al cielo, dando origen a esta constelación y el fin a la presencia entre los humanos de la última inmortal de la Edad Dorada (Erat. 9; Arato 133).

II. Erígone (Higino II 4 y 25, Virgilio Georg. I 33; Ovidio Met. X 451). A Icario, en tiempos de Pandión de Atenas, por su integridad y piedad, el venerable Líber entregó el vino, la vid y la uva, para que enseñara a los hombres cómo se debe utilizar. Plantó la vid e hizo que floreciera. Un macho cabrío se acercó al viñedo y arrancó las hojas más tiernas que vio. Icario, enojado, lo mató. De su piel hizo un odre, lo llenó de aire, lo ató y lo lanzó en medio de sus compañeros, a quienes obligó a saltar alrededor de él: «a los pies de Icario se danzó por primera vez alrededor de un macho cabrío».

Icario, colocó unos odres llenos de vino en un carro; por este motivo se le llama también Boyero. Mientras recorría el Ática, dio a probar a unos pastores. Algunos de ellos, seducidos por la nueva bebida, se quedaron dormidos. Como estaban echados, medio muertos, y hablaban de un modo extraño, los demás, que pensaron que Icario había dado un veneno a los pastores. Por ello lo mataron y lo enterraron junto a un árbol. Los que habían bebido se quedaron dormidos profundamente y, al despertarse, reconocieron que nunca antes habían descansado mejor. Buscaron a Icario para darle las gracias por tan buena acción. Sus asesinos, se dieron a la fuga y se refugiaron en la isla de Ceos.

Erigone, hija de Icario, como veía que éste no volvía, emprendió su búsqueda. La perrita de Icario, que se llamaba Mera, aullando, como si llorara la muerte de su amo, le mostró entre sus dientes un trozo del vestido de Icario y la condujo hasta el cadáver. Angustiada por la soledad y la pobreza, Erígone perdió la esperanza y, lamentándose con abundantes lágrimas, decidió quitarse la vida, colgándose del mismo árbol en donde estaba enterrado su padre. La perra apaciguó los Manes de la difunta con su propia muerte cuando se arrojó al pozo llamado Anhigro. Júpiter se compadeció de todos ellos y representó sus cuerpos entre las estrellas: Icario es el Boyero y Erígone es Virgo. Llamaron a la perra Canícula por su nombre y por su apariencia.

La Canícula, que sale con el calor, privaba de sus frutos a la tierra de Ceos y a sus campos. A los hombres afectados por este sufrimiento, les obligaba a pagar dolorosamente por la muerte de Icario, porque habían acogido a sus asesinos. Aristeo, hijo de Apolo y de Cirene, padre de Acteón, pidió a su padre consejo sobre cómo actuar para poder liberar de tal desgracia a su pueblo. El dios ordenó que expiara la muerte de Icario con numerosas víctimas. Aristeo cumplió lo ordenado y consiguió de Júpiter que, cuando saliera la Canícula, durante cuarenta días soplaran los vientos etesios para refrescar la tierra.

III. Pártenos, hija de Apolo y Crisótemis, hija del cretense Carmamor y de Deméter. Se le atribuye la fundación de los concursos musicales, en los que se llevó el premio por primera vez (Paus., X, 7, 2).

IV. Otras variantes la identifican con Deméter portando una espiga de trigo, Isis, Atárgatis (Derceto) o Tique, la Fortuna (Eratóstenes 9).

El Vendimiador:

Ampelo un hijo de un sátiro y una ninfa, fue amado por Dioniso en las colinas ismarianas de Tracia. El dios le confió una vid que colgaba de las hojas de un olmo. El joven temerario cayó recogiendo uvas coloreadas de una rama. Liber elevó al niño perdido hacia las estrellas. Su salida marcaba el inicio de la vendimia (Ov. Fastos III 407; Plin., Hist. Nat XVIII 237; Columela, X I2,24; Vitruv., IX 4 ,1).).
 Baco y Ampelo. Galleria degli Uffizi, Florence. Fratelli Alinari, ca. 1865

7. Libra:

Los sumerios se llamó a la constelación "Libra" (Giš-rin), tal vez porque el sol se encontraba allí hace 4000 años en el momento del equinoccio, pero quizás también porque en esa época del año se cobraban impuestos. Los recaudadores de impuestos pesaron las cantidades de grano debidas con balanzas.

Libra se conocía en la astronomía babilónica como Zibanitu ("balanza" o "equilibrio"), que es una palabra acadia. Las balanzas fueron consideradas sagradas para el dios sol Shamash, quien también fue el patrón de la ciudad de Sippar y juez del Inframundo. En árabe, ''zubānā'' significa "pinzas del escorpión". Esta semejanza de palabras puede ser la razón por la que la balanza se convirtieran en las garras del escorpión en las lenguas semíticas. La constelación ya era parte de la serie Mul-Apin del Camino de la Luna o Zodiaco (Mul-Apin, lista VI, tablilla I, columna IV, líneas 31-39), que incluye 18 constelaciones astronómicas, allí la Balanza es la décima constelación.

En el antiguo Egipto, las tres estrellas más brillantes de Libra formaban una constelación que se veía como un barco. Para los antiguos griegos, sin embargo, las estrellas fueron atribuidas al escorpión y representaban a sus pinzas. Los griegos llamaron a la constelación "Chelai" o Quelas (las garras, la mitad de Escorpio o ''dimida pars Scorpionis'', Hig. II.1; en Virgilio, Georg. I 33-35 el Escorpión está ya encogiendo los brazos para dejar sitio a César si éste quiere ocupar un lugar en el cielo, entre la constelación Erígone y las Quelas o brazos del Escorpión y en Georg. I 210 Libra iguala las horas del día). Libra es una constelación no mencionada por Eudoxo o Arato pero si por mencionada por Manetón  y Gémino, e incluida por  Claudio Ptolomeo en sus 48 asterismos. Se convirtió en una constelación independiente en la antigua Roma, cuando comenzó a representar la balanza de Virgo (Varrón, La lengua latina VII 14; Manilio, Astronómica) el símbolo de la justicia. La balanza es una alusión al hecho de que cuando el sol entra en esta parte de la eclíptica en el equinoccio de otoño, los días y las noches eran iguales.
Tablilla de arcilla con dos columnas de inscripción. Tratado astronómico, tableta 1 de la serie MUL.APIN ("la estrella del arado") que incluye una lista de las tres divisiones de los cielos, las fechas (en el año ideal de 360 días) de las estrellas en ascenso y las que se levantan y se unen, y las constelaciones en el camino de la Luna. ca. 1000 a.C. British Museum.

8. Escorpio:

Es el escorpión gigantesco que Ártemis hizo brotar de la tierra en la isla de Quíos para matar a Orión, el cazador que había intentado violar a la diosa durante una cacería (Eratóstenes, Catast. 7;  Arat. 636). Orión se había vanagloriado de ser capaz de cazar y matar a todo animal con que se encontrase y la Tierra hizo surgir este inmenso escorpión para castigarle (Higino II 26). Zeus, catasterizó al Escorpión y Ártemis pidió a Zeus que al aparecer el Escorpión por oriente se pusiera Orión por occidente.

9. Sagitario (el Arquero):

I. El centauro Quirón, cuando renunció a su inmortalidad tras ser envenenado accidentalmente por una flecha de Heracles. Se representa como un Centauro utilizando un arco pero los Centauros no utilizan flechas (Hig. II 27).

II. Croto (‘aplauso’), hijo de Eufeme, nodriza de las Musas (Erat 28; Hig. II 27). Vivía en el monte Helicón y se deleitaba con la compañía habitual de las Musas. Era muy popular y llegó a ser muy sagaz en las ciencias y en las artes. Las Musas pidieron a Júpiter que le diera forma con un cierto número de estrellas. Como quería recoger con una única imagen todas sus habilidades, le dio patas de caballo, porque era un gran jinete, y le añadió unas flechas, para que se pudiera ver su sagacidad y su rapidez. Puso en su cuerpo una cola de sátiro, porque las Musas se deleitaron con Croto tanto como Líber con sus sátiros. A sus pies se encuentran algunas estrellas dispuestas en círculo, se trataba de su corona, abandonada como por un juego (la Corona Australis).

10. Capricornio (Egócero):

I. Es de Egipán (Pan transformado en cabra) quien se crió en la cueva de Creta con Zeus. Durante la Titanomaquia, arrojó conchas a los enemigos (Hig. II 26) o hizo sonar la concha de un caracol como una trompa (Erat. Cat. 28) provocando el pánico los Titanes. Tiene una forma híbrida, mientras su parte superior es caprina y con cuernos, la inferior o posterior termina en cola de pez en recuerdo del invento de la concha de caracol marino.

II. Durante la Tifonomaquia, los dioses huyeron a Egipto adoptando apariencias distintas. Mercurio se convirtió en ibis, Apolo en cuervo y Diana en gato. Pan se arrojó al río y la parte posterior de su cuerpo se transformó en pez, mientras que la otra tomó la forma de un macho cabrío. Júpiter, asombrado por su estratagema, fijó su imagen en el cielo, porque esa figura híbrida es la que tomó Pan para escapar de Tifoeo (Higino II 28).

11. Acuario:

I. Ganímedes, a quien Júpiter arrebató del lado de sus padres por su belleza física; se cree que lo convirtió en copero de los dioses. Así, se le representa como si derramara agua en algún lugar (Hig. II 16 y 19).

II. Deucalión, porque bajo su reinado cayó tal cantidad de agua del cielo que dicen que se produjo un diluvio (Hig. II 29, citando a Hegianax).

III. Cécrope, rey de Atenas. Antes de que se diera a conocer el vino a los humanos, se utilizaba agua en los sacrificios de los dioses. El rey Cécrope reinaba antes de que se inventara el vino en tiempo de Pandión (Higino II 29, citando a Eubulo).

12. Piscis (Los Peces):

I. Venus y Cupido, huyendo de Tifoeo, se arrojaron en el Eufrates y toman la figura de peces (Higino Astron. II 30) o bien madre e hijo montan sobre sendos peces (Ovidio Fast. II 459; Mit. Vat. III 15, 12). Los dos peces fueron trasladados al cielo (Manilio II 33). Los sirios de este lugar, han renunciado a la costumbre de comer pescado y no se atreven a cogerlos, para que no parezca que invaden el refugio de los dioses.

II. Derceto (Atárgatis en Plinio V 81; Estrabón XVI 4, 27, 785), madre de la reina Semíramis.  Derceto nace de un huevo arrojado al Eufrates y transportado por unos peces a la orilla donde es incubado por una paloma (Hig. Fab. 197). Derceto avergonzada por su relación con el pastor Caistro, se arroja al lago de Ascalón donde se transforma en pez con cabeza de mujer (Diodoro II 4, 2). Derceto es hija de Afrodita, salvada al caer en cierta laguna por el Pez Grande, que fue catasterizado.  Los peces son dos nietos (Eratóstenes 21 y 38) o hijos (en Higino II 30 y II 41) o descendientes (Arat. 239) del Pez Grande o del Sur. Derceto tiene en Fenicia una estatua en que es mujer hasta los muslos y cola de pez desde los muslos hasta los extremos de los pies (como una sirena, igual que la estatua de Eurínome de Figalia, Paus. VIII 41.4).

III. El pez situado al oeste puede ser una golondrina (Escolio a Arato 242; en el catálogo mesopotámico Mul-Apin Lista VI, Tablilla I, columna IV, líneas 31-39 es la cabeza de la constelación de la golondrina). 
Zodiaco de Dendera. Periodo Ptolemaico. Museo de Louvre.

El grupo Boreal:

Las constelaciones boreales, que están situadas al norte del círculo de los signos, son estas: la Osa Mayor, la Osa Menor, el Dragón que pasa entre las Osas, Artofílace, la Corona, el Arrodillado, Ofiuco, la Serpiente, la Lira, el Ave, la Flecha, el Águila, el Delfín, la parte delantera del Caballo (según Hiparco), el Caballo, Cefeo, Casiopea, Andrómeda, Perseo, el Cochero, el Triángulo y la constelación catasterizada por Calimaco, la Cabellera de Berenice.

La estrella destacada que se encuentra entre las piernas de Artofílace recibe el nombre de Arturo. La estrella brillante que se encuentra sobre la Lira lleva el mismo nombre de todo el signo, Lira. La estrella que está en medio de las tres del Águila lleva el nombre del Águila. Las estrellas situadas en el extremo de la mano izquierda de Perseo se llaman Cabeza de la Górgona; las estrellitas, arracimadas y pequeñas, que se encuentran en el extremo de la mano derecha de Perseo están asterizadas como la Espada. La estrella brillante situada en el hombro izquierdo del Cochero tiene por nombre la Cabra; las dos estrellitas situadas en el extremo de su mano se llaman los Cabritos.

Las 22 Constelaciones Boreales:

1. Osa Mayor:

I. Es Calisto, hija de Licaón. Esta constelación es circumpolar, nunca se pone porque Tetis, esposa de Océano, se negó a recibirla cuando los demás astros se ponían. Tetis era la nodriza de Juno, ante quien Calisto se impuso como amante de Zeus.

II. Hélice. Una ninfa que cuidó al niño Zeus en el monte Ida en Creta. Como recompensa por su servicio, fue colocada entre las estrellas como la constelación de la Osa Mayor, junto con su hermana Cinosura como la Osa Menor. (Hig. II 2; Arato 25)

III. Carro. Las siete estrellas más brillantes de la constelación forman el asterismo llamado Carro (Iliada XVIII 485; no por similitud a un carro, sino porque giran en tomo al eje en Arato 20). Representan un carro de cuatro ruedas con su timón o tirado por tres bueyes (Varrón, L.L. VII 73). Los Bueyes de labor en latín son los Triones y como son siete estrellas se le antepone septem, resultando Septem Triones, de donde viene la palabra septentrional.

IV. Megisto, hija de Ceteo y nieta de Licaón. El propio Ceteo es la constelación del Arrodillado (Arato; Hig. Astr. Poét. II 1).

2. Osa Menor:

I. Fenice, compañera de Ártemis. Seducida por Zeus, es convertida en osa por Ártemis, que ignoraba que era Zeus el seductor, y, al saberlo, trasladada al cielo por ella como catasterismo (Erat. Cat. 2). Los fenicios se guían por ella en su navegación.

II. Cinosura, ninfa del Ida. Es una de las nodrizas de Zeus, convertida en osa (Hig. Astr. II 2).

3. Dragón:

I. La forma de la serpiente que tomó Zeus, para escapar a la persecución de su padre Crono, a la vez que convertía en osas a sus nodrizas. Después de destronar a su padre, habría Zeus catasterizado a las osas y al dragón (Escolio Arat. 46).

II. El dragón custodio de las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, muerto por Hércules y catasterizado por Hera.

II. Durante la Gigantomaquia, una serpiente arrojada por los Gigantes contra Minerva, cuando se enfrentaba a ellos. Minerva, tras coger por la cola al dragón, lo agitó con violencia, lo lanzó al cielo y lo fijó en el propio eje del mundo. Así, todavía hoy se le ve con su cuerpo enrollado, como si acabara de ser llevado al cielo (Hig. II 3).

4. El Boyero:

I. Arcas, el hijo de Calisto, catasterizado como su madre, es Artofílace 'El guardián de la Osa', la constelación se llama también el Boyero o Bootes. Su estrella más brillante se llama Arturo, que también significa 'El que cuida de la Osa’ (Hig. II 4).

II. Icario, que recibió de Baco la enseñanza del cultivo de la vid y de la obtención del vino. Icario llenó unos pellejos de vino y los colocó en su carro, tirado por bueyes, por esto recibió el nombre de Boyero. Icario enseña y da a probar el vino a algunos pastores, que se embriagan y se quedan dormidos. Otros pastores, que no han probado el vino y creen que sus compañeros han sido envenenados, matan a Icario y lo entierran al pie de un árbol. Al despertar los que se habían embriagado, se manifiestan agradecidos a Icario, con lo que los asesinos, aterrorizados, huyen y se refugian en la isla de Ceos. Erígone, buscando a su padre, encuentra su cadáver gracias a la perra Mera. Erígone se suicida colgándose del mismo árbol. La perra muere, arrojándose al pozo, que se llamó el pozo Anhigro ('Seco'). Zeus, o bien Baco, catasteriza a los tres: a Icario en el Boyero, a Erígone en Virgo, y la perra Mera en la Canícula (Hig. II 4).

III. Filomelo. Ceres había mantenido relaciones con Yasión, el hijo de Electra, lo que le costó ser fulminado por un rayo. Fruto de esta relación, nacieron dos hijos, Filomelo y Pluto, de los que se afirma que no se ponían de acuerdo entre ellos. Pluto, que era el más rico, no quería ceder ninguno de sus bienes a su hermano. Filomelo, por su parte, movido por la necesidad, compró dos bueyes con lo que tenía y fue el primero que construyó un arado. De este modo, se alimentaba de lo que cultivaba y de lo que producía el campo. Su madre, admirada por el descubrimiento, lo colocó entre las estrellas como si fuera un labrador y lo llamó Boyero. Se ha señalado que de él nació Parias, que dio su nombre a los parios (Hig. II 4).

5. La Corona Borealis:

I. La corona de Ariadna, colocada entre las estrellas por el venerable Líber. Cuando Ariadna se casó con Líber en la isla de Día, recibió de manos de Venus y de las Horas como primer regalo una corona. Líber había llegado ante Minos con la intención de poseer a Ariadna, y le regaló una corona. Ella, seducida, no rechazó la ofrenda. Vulcano había hecho la corona de oro y de piedras preciosas procedentes de la India, y se cree que, gracias a ellas, Teseo habría pasado de las tinieblas del laberinto a la luz, pues el oro y las piedras preciosas brillaban en la oscuridad.

II. La corona de Dioniso. Líber, consiguió permiso de su padre para llevarse a su madre Sémele de los infiernos. Mientras buscaba el modo de bajar, llegó al territorio de los argivos,donde un tal Polihimno le mostró a Líber el camino de bajada (Arnobio, Adversus naciones V 28). Cuando vio que este joven sobresalía por encima del resto por su extraordinaria belleza corporal, le pidió que le diera como recompensa lo que pudiera sin ningún inconveniente y como Líber estaba deseoso de encontrar a su madre, juró que, haría lo que quisiera.

Cuando Líber llegó al lugar indicado y se dispuso a descender, colocó la corona que Venus le había regalado en un lugar que a partir de este hecho fue llamado Stéfanos (parece que tanto Teseo como Dioniso utilizaron el brillo de la Corona para orientarse en la oscuridad). Tras recuperar a su madre, colocó la corona entre los demás astros, con el fin de inmortalizar su nombre (Hig. II 5).

III. La corona de Teseo. Había llegado a Creta con siete jóvenes doncellas y seis chicos, ante la presencia de Minos. Este, seducido por la deslumbrante belleza de una de las jóvenes, llamada Eribea, quiso abusar de ella. Teseo se negó a permitirlo, pero como hijo de Neptuno que era, tendría valor de luchar contra un tirano por salvar la virginidad de una doncella. La discusión se centró, ya no en la joven doncella, sino en el origen de Teseo, si era hijo de Neptuno o no. Minos arrancó de su dedo un anillo de oro y lo arrojó al mar. Ordenó a Teseo que se lo devolviera si quería dar fe de que era hijo de Neptuno. Él, sin embargo, pudo probar con facilidad que había sido engendrado por Júpiter, ya que tras invocar a su padre, un trueno y un resplandor del cielo se lo proporcionaron. Teseo, sin hacer ruego alguno ni rendir culto religioso a su padre, se arrojó al mar. Al instante, una gran multitud de delfines le llevó sobre las olas, ante las Nereidas le entregaron el anillo de Minos. Teseo recibió la corona de manos de la mujer de Neptuno, Anfítrite, o de Tetis, corona que Venus le había regalado por su boda y que brillaba por sus numerosas piedras preciosas.

6. El Arrodillado (Hércules):

I. Hércules, situado por encima del Dragón de las Hespérides y preparado como si fuera a luchar, con la piel de un león en la mano izquierda y una maza en la derecha (Erat. 4). Hércules en batalla con los ligures, a quienes encontró en su viaje de regreso a Grecia con el ganado de Gerión (Hig. II 6).

II. Ceteo, hijo de Licaón, padre de Megisto (Calisto). Se le ve apoyado en una rodilla, con las manos extendidas hacia el cielo, lamentándose por su hija y pidiendo que se la devolvieran, pues había sido convertida en osa.

III. Teseo, que parecía que levantaba una piedra en Trecén. Se creía que Egeo había colocado debajo de aquella piedra la espada de Ellopia (ciudad de Eubea) y le había encargado a Etra, madre de Teseo, que no enviara a su hijo a Atenas antes de que pudiera liberar la espada de la piedra (Ex Calce Liberatur, de donde,quizá, Excálibur) gracias a su fuerza (Hig. II 6, citando a Hegesianax).

IV. Támiris, cegado por las Musas como castigo por atreverse a desafiarlos a un concurso musical. Lo colocaron entre las estrellas inclinado sobre una rodilla en actitud suplicante junto con su lira (Hig. II 6).

V. Orfeo, el bardo tracio que fue despedazado por las Bacantes cuando lo sorprendieron espiando sus ritos secretos. Fue colocado entre las estrellas por Apolo y las Musas como un hombre arrodillado con una lira. La lira estaría representada por la constelación adyacente de Lira. (Hig. II 6).

VI. Ixión, que quiso tomar por la fuerza a Juno, fue atado por los brazos a una rueda de fuego y se fijó en los cielos como una advertencia para otros.

VII. Prometeo. Como castigo por su desafío a Zeus, el Titán Prometeo fue encadenado al Monte Cáucaso, donde un águila se alimentaba de su hígado siempre en regeneración. Heracles más tarde lo liberó de su tormento, derribando al águila con una flecha. En memoria de este hecho, Prometeo, la flecha y el águila se colocaron lado a lado entre las estrellas como las constelaciones Arrodillado, Aguila (Lira) y Flecha. (Hig. II 6).

7. Ofiuco, el serpentario:

I. Carnabón, rey de los getas de Tracia. Se cree que obtuvo el poder en la misma época en que las semillas de los cereales les fueron entregadas por primera vez a los mortales. Ceres, para recompensar a los hombres por sus favores, ordenó a Triptólemo, de quien había sido nodriza, subido en un carro tirado por dragones, que recorriera los campos de todos los países y esparciera las semillas, para que, con mayor facilidad, los oriundos y sus descendientes pudieran abandonar la vida salvaje y cultivar el campo. Cuando llegó ante el rey de los Getas, al principio lo recibió hospitalariamente. Después, fue tratado, no como un extranjero bienhechor e inocente, sino como uno de los más crueles enemigos. El rey Carnabón, quien quería apropiarse del descubrimiento de la agricultura, mató a uno de sus dragones para que Triptólemo, que presentía que se estaba preparando una emboscada, no encontrara protección en su carro volador. La diosa Ceres se presentó allí, devolvió el carro al joven Triptólemo, unció el otro dragón y castigó al rey por la fechoría emprendida.

II. Hércules matando una serpiente, junto al río Sagaris, en Lidia. El mosntruo había hecho desaparecer a un buen número de hombres y privaba al río de sus beneficios. Por este hecho, Ónfale, reina de Lidia, lo envió a Argos cargado de regalos y Júpiter lo colocó en el cielo por su valentía.

III. Tríopas, rey de los tesalios. Cuando se disponía a cubrir con un techo su palacio, demolió el bosque consagrado a Ceres. La diosa enojada le inflingió con un hambre insaciable y envió una serpiente para que lo atormentara más. Cuando murió, ella lo puso entre las estrellas para continuar por la eternidad la lucha con la serpiente (Hig. II 14).

IV. Forbante, hijo de Tríopas, nacido de su relación con Híscila, hija de Mirmidón. Fue arrastrado
por una tempestad a la isla de Ofiusa y terminó con todas las fieras y con el dragón. Como Apolo se había enamorado perdidamente de él, fue colocado entre las estrellas, como si estuviera matando un dragón, para glorificarle y recordarle (Hig. II 14; se trataría de uno de los cinco amantes masculinos de Apolo, con Jacinto, Cipariso, Adonis e Himeneo).

V. Esculapio, durante su estancia entre los mortales, superó a todos en el arte de la medicina, hasta tal punto que no se conformaba con aliviar el dolor humano, sino que también resucitaba a los muertos. El último al que resucitó fue a Hipólito, hijo de Teseo, que había muerto por la perversidad de su madrastra Fedra y el desconocimiento de su padre (Eratóstenes 6). Los dioses llevaban mal este don porque se desvanecían sus honores al realizar Asclepio obras tan notorias y por ello Júpiter incendió su casa con un rayo. Su padre Apolo, después de vengarse en los Cíclopes que contruyeron el rayo, colocó su imagen en el cielo sujetando una serpiente. La figura sujeta una serpiente porque en una ocasión le ayudó a resucitar a Glauco, hijo de Minos. Esculapio se encontraba encerrado en un lugar secreto, mientras pensaba cómo devolver la vida al príncipe cuando una serpiente se deslizó hasta el bastón que sujetaba en la mano. Esculapio, asustado, la mató golpeándola numerosas veces con su bastón mientras intentaba escapar. Al poco tiempo, acudió al mismo lugar otra serpiente con una hierba en su boca y la puso sobre su cabeza. Acto seguido resucitó y ambas serpientes huyeron de aquel lugar. Así, utilizando la misma hierba, Esculapio resucitó a Glauco (Hig. II 14, pero en Apd. III 3.1 es el melámpida Poliído quien resucita a Glauco).

8. La Lira:

La lira fue inventada por Mercurio a partir de una tortuga y entregada a Orfeo, hijo de Calíope y Eagro. Orfeo con su habilidad atraía, incluso, a las fieras salvajes que venían a escucharlo. Cuando lloraba la muerte de su esposa Eurídice, bajó a los infiernos y allí ensalzó con su canción a la descendencia de los dioses, para rogar por el regreso de su mujer. Cuando regresó, separado para siempre del amor de su vida por la cruel muerte, Orfeo evitó el contacto con ninguna otra mujer. Sentado en el monte Olimpo, que separa Macedonia de Tracia (o según Eratóstenes, en el Pangeo), ensimismado con su canto, Dioniso lanzó contra él a las Bacantes, quienes hicieron pedazos su cuerpo, por haber espiado los sacrificios de Líber. Las Musas se encargaron de recoger sus miembros para darle sepultura y en su honor su lira pusieron entre las constelaciones (Hig. II 7; Arato 267; Erat. 24).

9. El Cisne (el Pájaro):

Júpiter, enamorado de Némesis, no había podido mantener relaciones con ella, porque podía cambiar de forma y escaparse. Ordenó a Venus que se transformara en un águila mientras él mismo, convertido en cisne, como si huyera del águila, buscó refugio en Némesis y se posó en su regazo. Némesis no lo rechazó, lo estrechó entre sus brazos y se quedó dormida. Mientras dormía, Júpiter la poseyó. Como recuerdo de su aventura, Júpiter colocó en el firmamento la imagen de un cisne volando y el águila persiguiéndolo. Némesis, cuando llegó el momento, puso un huevo que Mercurio llevó a Esparta y entregó a la reina Leda. De él nació Helena, que superaba en belleza a las demás, a quien Leda consideró hija suya (Erat. 25; Hig. II 8).
Némesis, estatua dedicada por Ptollanubis, Egipti, s. II d.C. Museo de Louvre.

10. La Flecha:

I. La flecha de Hércules con la que mató al águila que se comía el hígado de Prometeo. Euristeo envió a Hércules en busca de las manzanas del huerto de las Hespérides. En el camino, liberó a Prometeo que había sido encadenado en el monte Cáucaso y mató al águila monstruosa que devoraba sus entrañas (Hig. II 15).

II. La flecha que Apolo usó para matar a los Cíclopes,  quienes forjaron el rayo de Júpiter que dio muerte a Esculapio. Tanto Asclepio como la flecha se colocaron entre las estrellas, como 'Ophiochus' y 'Sagitta' respectivamente (Hig. II 15).

11. El Águila:

I. Cuando Zeus quiso seducir a la diosa Némesis, se transformó en un cisne y le pidió a Afrodita que lo persiguiera hasta su regazo con la apariencia de un águila. Así consiguió acercarse a ella y como recuerdo puso la imagen de un águila persiguiendo al cisne entre las estrellas (Hig. II 8).

II. El águila que por orden de Zeus se alimenta del hígado de Prometeo encadenado. Cuando Heracles lo liberó de sus cadenas, mató al águila con una flecha, y Zeus colocó la pareja entre las estrellas como constelación de Aquila y de Flecha (Hig. II 15).

III. El águila que raptó a Ganimedes y se lo entregó a Júpiter, que se había enamorado de él. Júpiter fue el primero que la eligió de entre el género de las aves. Según la tradición, es la única que se esfuerza por volar de cara a los rayos del sol naciente. Parece que vuela por encima del Escanciador (Acuario). Muchos han dado por hecho que era el propio Ganimedes (Hig. II 16).

IV. Mérope que reinó en la isla de Cos (la llamó Cos por el nombre de su hija y sus habitantes se llamaron méropes a partir de su propio nombre). Éste tuvo una esposa llamada Etemea, nacida del linaje de las ninfas. Cuando dejó de venerar a Diana, fue atravesada por las flechas de la diosa. Proserpina la arrastró viva a los infiernos. Mérope, abatido por la pérdida de su mujer, quiso suicidarse, pero Juno se compadeció de él, lo transformó en águila y lo colocó en el cielo (Hig. II 16).

V. Júpiter, separado de Creta, fue llevado a Naxos y allí se crió. Cuando llegó a la edad viril y quiso inducir a los Titanes a la guerra, un águila le proporcionó un augurio mientras hacía un sacrificio. Se hizo caso de este augurio y colocó el águila en el cielo (Hig. II 16).

VI. Mercurio se enamoró de Venus, seducido por la belleza. Como no lograba sus propósitos, se desanimó como si hubiera sufrido una ofensa. Júpiter se compadeció de él. Mientras Venus se bañaba en el río Aqueloo, envió un águila que entregaría a Mercurio las sandalias de la diosa y las llevaría a Amitaonia, en Egipto. Venus, siguiendo el rastro de sus sandalias, llegó hasta su amante, quien, tras conseguir lo deseado, como muestra de agradecimiento, colocó el águila en el cielo (Hig. II 16).

13. El Delfín:

I. Delfín de Poseidón. Neptuno quiso tomar por esposa a Anfítrite. Ella, ansiosa por mantener intacta su virginidad, huyó a casa de Atlante. El dios envió a muchos hombres para que la buscaran y entre ellos a un tal Delfín. Éste, que andaba errante por las islas, llegó finalmente hasta la joven doncella y la persuadió para que se casara con Neptuno. Por este hecho fue colocado entre las estrellas bajo la imagen de un delfín.

II. Delfines de Dioniso. Unos navegantes tirrenos que, recibieron al venerable Líber, aún niño, para trasladarlo a Naxos junto con sus compañeros. Los navegantes, deslumbrados por el deseo del botín, quisieron desviar la nave. Líber, que lo sospechaba, ordenó a sus compañeros que cantaran a coro. Los tirrenos encontraron tanto deleite con esta extraña música que, incluso, se pusieron a bailar. Ansiosos en su danza, se arrojaron inconscientemente al mar y allí se convirtieron en delfines.

III. Delfín de Arión. En época histórica, el delfín que trasladó al citarista Arión de Lesbos (s. VII a.C) del mar de Sicilia a Ténaro. Como superaba a los demás en sus dotes artísticas y por su profesión andaba errante por las islas, sus jóvenes esclavos pensaron que sería más ventajoso gozar de una pérfida libertad que de una apacible servidumbre. Planearon arrojar a su amo al mar para repartir sus bienes. Como éste presintió sus intenciones, pidió, no como un amo a sus esclavos ni como un inocente a los malvados, sino como un padre a sus hijos, que se le permitiera engalanarse con el mismo vestido que llevaba puesto en sus habituales triunfos, pues no había ningún otro que, como él mismo, acompañara su suerte con un lamento. Le fue concedido y, tomando su cítara, comenzó a llorar su propia muerte. Atraídos por la música, los delfines, procedentes de todas partes del mar, se acercaron nadando ante el canto de Arión (Hig. II 17)..

14. La parte delantera del caballo o potro (Equuleus):

I. Es la cabeza del caballo Cílaro o Celeris, hermano o hijo de Pegaso. Los caballos Cílaro y Janto fueron donados por Poseidón a Hera (Alcman, Frag. 25), de quien pasó a los Dioscuros para competir durante los Funerales de Pelías (según Estesícoro Frag. 178, además, Hermes les entregó otros dos caballos para completar la cuádriga, Flogeo y Hárpago, hijos de la harpía Podarge). Cílaro era el caballo de Pólux (Virgilio, Geórgica 3, 89) o de Cástor (Séneca, Fedra 810; Val. Flac., Argonautica I 425). Durante la participación de Cástor en la Argonáutica, Cílaro fue padre de los corceles Asqueto y Cicno, que más tarde pertenecieron a los Amfiarao y los utilizó para competir en los Juegos Nemeos (Estacio, Tebaida VI, 328).

II. La cabeza del caballo que Poseidón hizo salir del mar y ofreció como regalo a la ciudad de Atenas a cambio de su patronazgo. Poseidón fue derrotado por Atenea que ofreció un olivo, pero su regalo no fue olvidado y se convirtió en constelación.

15. El Caballo (Pegaso):

I. Pegaso, hijo de Neptuno y de la Gorgona Medusa. Tras salir victorioso del combate con la Quimera y haber descubierto la fuente Hipocrene en el Monte Helicón, Belerofonte pretendió volar en él hasta el cielo. Y no estaba muy alejado, cuando, al mirar al suelo, cayó aterrado y allí murió. En cuanto al caballo, parece ser que siguió volando y Júpiter lo dibujó en el cielo (Hig. II 18; Arato 205).

II. Hipe, hija del centauro Quirón, que se llamó en otro tiempo Tetis. Se crió en el monte Pelión y sentía una gran pasión por la caza. Persuadida por Eolo, hijo de Helén y nieto de Júpiter, se quedó embarazada. Cuando estaba cerca el día del alumbramiento, huyó a un bosque para que su padre, que pensaba que aún era virgen, no supiera que había engendrado un nieto. Cuando su padre se propuso buscarla, la joven solicitó del poder divino que no se descubriera su alumbramiento. Después de dar a luz fue metamorfoseada en yegua e incluida entre las estrellas. Su figura no es visible más que hasta el ombligo, permaneciendo ocultas las partes posteriores para que no se sepa que es hembra (la constelación de Pegaso representa los cuartos delanteros, con la cabeza mirando hacia el sur y las patas frontales a medio galope). Hipe sigue escondiendose de su padre porque cuando el Centauro sale por el este, el Caballo se pone por el oeste.

16. Cefeo:

Hijo de Fénix, rey de los etíopes y padre de Andrómeda, la cual, había sido expuesta a un monstruo marino. Perseo, tras haberla liberado del peligro, se la llevó como esposa.

17. Casiopea:

La madre de Andrómeda, que se vanagloria porque su hija supera en belleza a las Nereidas. Por este motivo, fue colocada en el cielo, sentada en un trono. A causa de su impiedad, mientras el cielo gira, parece que ella permanece con la cabeza hacia abajo.

18. Andrómeda:

La princesa de Etiopía, hija de Cefeo y Casiopea. Su madre ofendió a los dioses al jactarse de que su niña era más hermosa que las Nereidas. Poseidón castigó a su pueblo con un monstruo marino. El oráculo ordenó su sacrificio para satisfacer a los dioses. Encadenada a las rocas, el héroe Perseo la vió, mató a la bestia y la rescató (Hig. II 11; Arat. 197).

19. Perseo:

Hijo de Zeus y Dánae. Llegó al cielo por su nobleza y porque había sido engendrado de un modo un tanto extraordinario. Enviado a las Gorgonas por Polidectes, hijo de Magnes, recibió de Mercurio, quien se había enamorado de él, unas sandalias con alas y un casco con el cual no podía ser visto por el enemigo si se lo ponía. Se enfrentó a las Greas quienes custodiaban el camino a las Gorgonas. Se dice que disponían solo de un único ojo con el cual montaban guardia por turnos. En una ocasión en que una de ellas le entregaba el ojo a la otra, Perseo se lo arrebató y lo arrojó al lago Tritón. Así, habiendo cegado a los guardianes, mató más fácilmente a la Gorgona mientras dormía. Cuando regresaba con la cabeza de la Gorgona Medusa, Perseo vio a la princesa etíope Andrómeda encadenada a las rocas como sacrificio para el monstruo marino Ceto. Perseo mató a la bestia y salvó a la joven. En conmemoración del evento, Atenea colocó a Perseo, Andrómeda, Cefeo y Casiopea (los padres de la niña) y Ceto (el monstruo marino) entre las estrellas (Hig. II 12; Arato 248).

20. El Auriga (Henioco):

I. Erictonio, fue el primero que creó las cuadrigas, que instituyó sacrificios a Minerva y erigió un templo en la ciudadela de los atenienses. Erictonio tenía, en lugar de las piernas, colas de serpiente. En la primera etapa de su adolescencia había instaurado unos juegos en honor de Minerva, las Panateneas, y había corrido sobre una cuadriga (Hig. II 13) .

II. Orsíloco, el primero en inventar la cuadriga y por este descubrimiento había ganado un lugar en el cielo (Hig. II 13).

III. Mírtilo hijo de Mercurio, nacido de su unión con Clítia. Había sido el auriga de Enómao, y después de su muerte, su padre colocó su imagen en el cielo (Hig. II 13).

La Cabra y los cabritillos:

I. Amaltea y sus hijos. Sobre el hombro izquierdo del auriga se encuentra la Cabra y en el brazo izquierdo se pueden ver representados los Cabritos. Las nodrizas de Júpiter fueron las hijas de Oleno, hijo de Vulcano, llamadas Ege y Hélice (por ellos, algunas ciudades se llamaran Olena en Elida, Hélice en el Peloponeso y Ege en Hemonia) o del cretense Meliseo. Como ellas no tenían leche, le trajeron una cabra, llamada Amaltea. La cabra parió una pareja de cabritos casi en la misma época en que fue entregado Júpiter para criarlo. Por el favor prestado por parte de la madre, los cabritos también fueron colocados en el cielo (Hig. II 13; Arato 161).

II. Egea, hija de Helios. Superaba a muchas por la blancura de su cuerpo pero tenía una mirada terrorífica contradictoria con su belleza. Los Titanes, aterrados, pidieron a la Tierra que ocultara su cuerpo. Ésta la escondió en una cueva en la isla de Creta. Más tarde fue la nodriza de Júpiter. Cuando preparaba la guerra contra los Titanes, se le vaticinó que si quería vencer, debía dirigir el combate cubierto con una piel de cabra y con la cabeza de la gorgona, que los griegos llamaron égida. Júpiter, tras vencer a los Titanes, se hizo con el poder. Representó a Egea con estrellas, encomendándola al recuerdo. Después, le regaló a Minerva el atuendo con el que había conseguido la victoria (Hig. II 13).

III. Ege, esposa de Pan. Fue violada por Júpiter y que dio a luz a un niño al que le contó que era hijo de su marido Pan. Por ello, al niño se llamó Egipán y a Júpiter Egíoco. Éste, como se había enamorado de un modo desmedido, colocó en el cielo la imagen de una cabra, para conservar su recuerdo (Hig. II 13, citando a Evémero).

21. El Triángulo:

I. Mercurio la colocó sobre la cabeza de Aries con el fin de compensar con su esplendor la oscuridad que había en aquel lugar del firmamento  y representar con la primera letra el nombre de Júpiter, la letra delta del griego 'Δίας'.

II. Se dice que tiene la forma de Egipto, el delta del Nilo o que se semeja a la zona delimitada por el Nilo entre Etiopía y Egipto (Erat. 20).

III. Algunos han considerado que tiene la forma de Sicilia.

IV. Los antiguos dividieron el mundo en tres partes. Se colocó un triángulo entre las estrellas para conmemorar la división del universo entre los tres hijos de Cronos: Zeus recibió los cielos, Poseidón el mar y Hades el inframundo (Hig. II 19).

22. Coma Berenices:

Se trata del rizo que Berenice II de Egipto y Cirene, esposa de Ptolomeo III Evérgetes, consagró como ofrenda votiva, tras el feliz regreso del rey de su campaña en Asia (247-246 a. C.) durante la Tercera Guerra Siria. Berenice ('portadora de la victoria') cortó sus trenzas y las colocó en el templo de Arsínoe II (identificada con Venus Ceperita) en Cefirio (posteriormente Adrianópolis y hoy Mersin en Asia Menor). A la mañana siguiente las trenzas han desaparecido, probablemente por causa de un sacerdote de Serapis despechado porque la reina adorase a una divinidad extranjera. El astrónomo Conon de Samos (280 - 220 a.C.) propuso que Afrodita había colocado las trenzas en el cielo como un reconocimiento del sacrificio de Berenice. El poeta Calímaco (310 - 240 a.C.) llamó al asterismo la Cabellera de Berenice y le dedicó un poema:

<< Al momento de cortarme, mis hermanas, las trenzas, ya me lloraban, y de súbito el blando soplo, que de la misma sangre es del etíope Memnón, corcel de la locria Arsínoe, la de cinto violeta, me alzó con su aliento, y conmigo cargado por los húmedos aires fue a depositarme en el regazo de Afrodita. Y para que no solamente el de la novia hija de Minos sobre los hombres entre las numerosas luminarias se contara, sino que también el hermoso rizo de Berenice, cuando por las aguas bañada ascendía hasta los Inmortales, Cypris me colocó, como nueva estrella, en el inmemorial coro de los astros >> (Calímaco, Aitia 111).

El grupo austral:

Las constelaciones australes, que están situadas al sur del círculo de los signos, son estas: Orión y Proción, el Can, la Liebre, Argo, la Hidra, la Copa, el Cuervo, el Centauro, la Bestia que domina el Centauro (según Hiparco), el Altar, el Pez austral, la Ballena, el Agua que sale del acuario, el Río que sale de Orión y la Corona austral denominada por algunos Cielito.

Algunas estrellas tienen denominaciones especiales. La estrella brillante que está en Proción se llama Proción. La estrella brillante sobre la boca del Can, que parece provocar la canícula, lleva el nombre de todo el signo, el Sirio. La estrella brillante situada en el extremo del timón de Argo tiene por nombre Canopo.

Las 16 constelaciones australes:

1. Orión:

Hijo de Posidón y de Euríale, hija de Minos. Poseidón le otorgó el don de andar sobre las aguas como sobre tierra. Orión marchó a Quíos, donde violó a Mérope, hija de Enopión (hijo de Baco y Ariadna) y éste lo castigó cegándolo (Apolodoro Epit. I 9). Orión huyó ciego a Lemnos, donde Hefesto le proporcionó como lazarillo a Cedalión, a quien Orión lleva sobre los hombros para que le guíe. Orión se encaminó al Oriente, donde el Sol le devuelvió la vista; tras de lo cual volvió a Quíos para vengarse de Enopión, pero no lo consigue porque se escondió bajo tierra. Orión regresó a Creta, donde se dedicó intensamente a la caza, en compañía de Ártemis y de Latona, y donde promete que acabará con todo animal terrestre, por lo que la Tierra hizó surgir el escorpión gigantesco que clava el aguijón en Orión matándolo. Zeus catasterizó a Orión a petición de las dos diosas, y también al escorpión en recuerdo de lo sucedido entre ambos. O bien Orión intentó violar a Ártemis, y es ésta la que hace brotar el escorpión que le da muerte y los dioses catasterizan a ambos (Ovidio Met. 541-544). Orión defiende a Latona del escorpión que había hecho surgir la Tierra, y es Latona agradecida quien catasteriza a Orión.

Johannes Hevelius, Prodromus Astronomia, volumen III: Firmamentum Sobiescianum, sive Uranographia, table QQ: Orion, 1690.



2. Proción, el Can menor:

I. Perro de Orión.Sale antes que el Can mayor, por eso se le llama Proción o perro delantero. Se asocia a los mismos mitos que el Can mayor: el perro de Orión, catasterizado a la vez que su amo, la perra Mera, que con sus lamentos atrajo a la gente para que les dieran sepultura a Icario y Erígone, el perro de Céfalo que trató de cazar a la zorra de Teumeso.

II. La perrita Mera (de ahí el nombre de Canícula) de Erígone y de su padre Icario (Ovidio Fast. IV 939  y V 723).

III. La zorra de Teumeso que asolaba el campo de Tebas. Céfalo acudió con el perro Lélape para cazarla. La caza se hizo eterna porque uno estaba destinado a no ser atrapado nunca, y el otro nunca a rendirse a la persecución. Zeus transfirió al par a los cielos para jugar su competencia sin resolver por toda la eternidad (Hig. II 35).

3. Can mayor:

I. El perro del cazador Orión. Persigue a una liebre o quizás a un zorro, el Can menor (Eratóstenes 42).

II. La perra Mera de Icario, devoto del dios Dionisio. Cuando su amo fue asesinado y su hija se suicidó, la perrita se arrojó a un pozo. Los tres fueron colocados entre las estrellas como Proción (Canis Minor), Bootes y Virgo (Hig. 2.4 y 2.35).

III. El perro Lélape fue entregado por Júpiter como guardián de Europa y heredado por el rey Minos. Procris, esposa de Céfalo había curado a Minos de una enfermedad venérea. Como muestra de agradecimiento, recibió al perro. Después de la muerte de Procris, Céfalo, su marido, se lo llevó consigo a Tebas donde había una zorra, de la que se decía que podía huir de todos los perros. Así, cuando estaban juntos, Júpiter, los transformó a los dos en piedras y su imagen quedó en el firmamento (Hig. II 35).

Sirio:

El Can tiene en la lengua una estrella, llamada propiamente Can, y otra en la cabeza, que se dice que colocó Isis en su propio nombre y que se llamó Sirio. La más brillante del firmamento.

4. La Liebre:

I. Es una liebre que huye del perro de Orión que intenta cazarla (Hig. Astr. Poet. II 33). Su imagen fue catasterizada por Hermes en atención a su velocidad en la carrera y también a su extraordinaria fecundidad, a la que se adscribe la propiedad de parir unas crías y retener en el vientre a otras (Eratóstenes Catast. 34; Aristóteles, Sobre la reproducción de los animales 774a 31, dice que la liebre puede concebir un segundo feto durante la gestación).

II. En la Antigüedad no había ninguna liebre en la isla de Leros. Un niño trajo de un país vecino una liebre preñada y la cuidó. Los lereos se pusieron a criar liebres y tal era la cantidad de liebres que nacieron que la isla fue invadida por ellas, se abalanzaron sobre sus campos y los arrasaron. Más tarde pusieron la imagen de la liebre en el cielo, para que los hombres recordaran que desear con demasiado ahínco algo nos puede llevar a sufrir más dolor que alegría (Hig. II 23).

5. Argo:

La nave de los Argonautas fue la primera nave en echarse a navegar, motivo por el que fue representada con estrellas (Erat., Cat. 35; Arat., Fen. 342-352). Fue construida en una ciudad de Magnesia, llamada Demetríada (Píndaro Pít. IV 24) o en un lugar llamado Pagasas (Calímaco, Att. 2; Il. XXIII 346). Minerva le dio una pieza, dotada de voz, realizada a partir del roble sagrado de Dodona (Ap. Rd. IV 583; Apd.  I 9, 16). No se puede ver su imagen completa en el cielo, sino solo desde la popa, quilla o carina y la vela hasta el mástil, pues la proa causó la muerte de Jasón cuando expuesta en la ciudad de Corinto se derribó encima de él.

Canopo:

En la carina encuentra la estrella Canopo. Es el astro que se ve en posición más baja, por lo cual también se le llama Perigeo porque es la estrella que se encuentra en la latitud más baja, rozando la tierra. Canopo es el nombre del timonel de Menelao que da nombre a la ciudad y a un brazo del río Nilo (Gémino III 15).

6. La Hidra:

I. Serpiente de Apolo. Apolo para realizar un sacrificio, envió un cuervo en busca de agua (Hig. II 40; Erat. 41). El cuervo vio numerosas higueras con sus frutos aún verdes y se distrajo mientras esperaba que los higos maduraran. Después de comer los higos, el cuerpo regresó junto a Apolo con la crátera llena de agua, diciéndole que había tardado tanto porque la hidra se bebía toda el agua de la fuente. Apolo le infligió el siguiente castigo: mientras los higos maduraban, no podía beber agua, ya que durante esos días tendría la garganta agujereada. Así, como quería dar muestras de la sed del cuervo, incluyó la Crátera entre los demás astros y la colocó debajo la Hidra. Parece que el cuervo golpea el extremo de la cola con su pico, como queriendo acceder a la Crátera.

II. Hidra de Lerna. Un monstruo de nueve cabezas que habitaba los manantiales de Lerna. Heracles lo mató como uno de sus doce trabajos. Junto con su aliado el cangrejo, Hera colocó la pareja en el cielo como las constelaciones de Hidra y Cáncer (Hig. II 40).

7. La Copa (la Crátera):

I. En el Quersoneso, limítrofe con Troya, donde muchos han dicho que se encontraba la tumba de Protesilao, hubo una ciudad llamada Eleonte. Bajo el reinado de Demofonte se produjo una repentina devastación de sus tierras y la sorprendente muerte de sus habitantes. Demofonte, perturbado por este suceso, envió a consultar el oráculo de Apolo. Cada año una de las jóvenes doncellas de noble linaje fuera sacrificada a los dioses Penates. Demofonte, tras hacer un sorteo, mataba a todas las hijas, hasta que Mastusio protestó y se negó a que su propia hija se sometiera a sorteo si no lo hacían las hijas del monarca. Demofonte sacrificó a su hija, sin haber sido sorteada. Con el paso del tiempo, el rey fue olvidando lo ocurrido. Matusio, fingiendo ser íntimo amigo del rey, invitó al acto al rey y a sus hijas a un sacrificio. Éste, envió antes a sus hijas, ocupado en asuntos políticos, Mastusio mató a las hijas del rey y ordenó que le entregaran en una crátera su sangre mezclada con vino. El rey, cuando descubrió lo que había pasado, ordenó que arrojaran al mar a Mastusio junto con la crátera. Por este motivo, el mar al que fue arrojado se llamó, en memoria suya, Mastusio y el puerto se llamó Crátera (Hig. II 40.3).

II. Esta crátera es la que le sirvió a Icario para mostrar el vino a los hombres (Erat. 41).

III. Es la vasija en la que Oto y Efíaltes arrojaron a Marte (Hig. II 40.4).

8. El Cuervo:

I. Coronis, hija de Flegías, Rey de los Lápitas. Fue una de los amantes de Apolo. Mientras Apolo estaba ausente, Coronis, ya embarazada de Asclepio, se enamoró de Isquis, hijo de Élato y compartió su cama con él antes de que naciera el niño (Pínd. Pít. 3.4). Un cuervo blanco que Apolo había dejado para vigilarla le informó del asunto y Apolo, enfurecido porque el ave no había picoteado los ojos de Isquis tan pronto se acercó a Coronis, lanzó una maldición que le quemó las plumas y por eso todos los cuervos son negros. Apolo envió a su hermana, Artemisa, a matar a Coronis porque él no pudo hacerlo. Coronis muere, aceptando que su castigo fue justo, pero expresa su dolor por la muerte prematura de su hijo por nacer (Ov. Met. II 536). Hermes cuando el cuerpo de Coronis ya estaba en llamas en la pira funeraria, le abrió el vientre y rescató al niño con vida y se lo dio al centauro Quirón para que lo criara (Paus. II 26). La constelación del cuervo recuerda este suceso (Hig. II 40).

II. El cuervo que se demoró en la tarea de traer agua y se colocó entre las estrellas como la constelación junto con la serpiente Hidra y la crátera de agua (Hig. II 40).

9. El Centauro:

I. Quirón, hijo de Saturno y Fílira. Superaba en Justicia no solo a los demás Centauros, sino también a los hombres. Se cree que educó a Esculapio y a Aquiles. El Centauro, sorprendido de que unas flechas tan pequeñas hubieran dado muerte a los ingentes cuerpos de los Centauros, intentó tensar el arco y de su mano salió disparada una flecha que cayó sobre su pie. Por este hecho, Júpiter se compadeció de él y lo colocó en el cielo junto con la víctima que parece tener debajo del Altar.

II. El buen Centauro Folo, quien gozaba de la ciencia de los arúspices por encima de los demás. Así, por deseo de Júpiter, aparece representado con una víctima junto al Altar (Hig. II 38).

10. La Bestia que domina el Centauro o el Lobo:

En la antigüedad, se consideró un asterismo dentro de Centauro, animal a punto de ser sacrificado (Hiparco de Bitinia lo llamó Therion, que significa bestia y Ptolomeo lo identificó con la constelación de Lobo).

La constelación griega probablemente se basa en la babilónica el Perro Loco, criatura híbrida que con la cabeza y el torso de un hombre y las piernas y la cola de un león. A menudo se encuentra en asociación con el dios sol y otro ser mítico llamado el Jabalí, que se identifica con la constelación griega de Centauro.

11. El Altar:

I. El primer altar donde los dioses hicieron sacrificios y prestaron juramento cuando se disponían a luchar contra los Titanes. Lo construyeron los Cíclopes. Por eso los hombres, cuando tienen la intención de llevar a cabo una empresa, acostumbran a ofrecer un sacrificio antes de comenzar (Hig. II 39; Erat., Cat. 39; Arat., Fen. 403-435).

II. El buen Centauro Folo fue colocado entre las estrellas por Zeus por su habilidad en el augurio. Fue representado vertiendo libaciones en el altar en forma de las tres constelaciones: el Altar, la Crátera y Centauro (Hig. II 38).

12. El Pez austral o el Pez Grande:

Es el pez que salvó a la diosa Isis. Como muestra de agradecimiento, colocó en el cielo la imagen del pez y de sus hijos, la constelación de Piscis, los Peces. Por este motivo, muchos sirios no comen peces y rinden culto a sus estatuas doradas, como si de dioses Penates se trataran.

13. La Ballena o Cetus:

La ballena es el monstruo marino enviado por Neptuno para matara Andrómeda. Perseo la mató salvando a la princesa. Por la magnitud de su cuerpo y por el valor de Teseo, ocupó un lugar en el cielo (Sófocles, Andrómaca; en Hig. Astr. Poét. II 31 es Teseo quien derrota al monstruo).

14. El Agua que sale del Acuario:

A la derecha del resplandeciente Acuario, como una pequeña efusión de agua esparcida aquí y allá, giran estrellas azuladas y pequeñas. A todas estas las llaman el Agua (Arato 390 y Vitrubio IX 5, 3 consideran el Agua una constelación distinta de Acuario).

15. Erídano (el Río):

I. El Erídano (Arat. Fen. 358) es el río donde cayó Faetonte (Paléfato 52) elevado al cielo por Zeus. Durante la Dionisíaca, Océano amenaza a Dioniso con un Diluvio Universal llevando del cielo al ardiente Eridano cuyo curso está entre las estrellas, de vuelta a un nuevo hogar en la tierra celta: será agua nuevamente, y el cielo quedará desnudo del río de fuego (Nono 23. 300).

II. El río Nilo o el Océano. Quienes lo han llamado Nilo, han indicado que se encuentra allí con muchísima razón, por su magnitud y utilidad. Además, porque debajo de él hay una estrella que brilla más que las demás, llamada Canopo. Pero Canopo es también una isla bañada por el río Nilo (Hig., Astr. Poet. II 32).

16. La Corona austral o Cielito:

Representa una corona de laurel que se cayó de la cabeza de Sagitario (Gémino III 13; Ptolomeo, Almag. XIII 1).

Los Planetas:

Las estrellas errantes o planetas tienen una localización en la esfera celeste variable, a diferencia de las estrellas fijas. Son las cinco estrellas de Júpiter, Saturno, Marte, Venus y Mercurio. Tienen también otros nombres propios: Fenonte (Júpiter), Faetonte (Saturno), Piroente (Marte, identificado también con Hefesto), Fósforo (Venus, llamada también Héspero y Lucífero, como el hijo de Aurora y Céfalo en Higino II 42) y Estilbón (Mercurio).

1) Estrella de Júpiter, llamada Fenonte. En la época en que Prometeo había creado a los hombres, la creó con tal belleza física que superaba a las demás. Éste tuvo la intención de guardarla y no devolverla, como las demás, hecho que Cupido comunicó a Júpiter. Por esto fue enviado Mercurio, para persuadir a Fenonte de que se presentara ante Júpiter y se convirtiera en inmortal. De este modo, ocupó un lugar en el cielo.

2) Saturno o Faetonte (Eratóstenes 43 cuenta que se llamó Faetón por el nombre del hijo del Sol). Él subido a escondidas sobre el carro de su padre, incendió la tierra. Por eso, Júpiter le lanzó un rayo, cayó en el Eridano y el Sol lo trasladó al cielo.

 3) Marte o la estrella de Hércules, que sigue a la estrella de Venus. Vulcano había tomado por esposa a Venus y su vigilancia impidió a Marte llevar a cabo sus intenciones, que no pudo obtener ningún favor de Venus, salvo que su estrella siguiera a la de la diosa. Así pues, como estaba agitado por tan violento amor y quería dar muestra de tal hecho, llamó a la estrella Piroidés (ardiente).

4) Estrella de Venus, llamada Fósforo (algunos dicen que le corresponde a Juno) y también Héspero. Parece la más grande de todas. Se dice que era hija de la Aurora y de Céfalo y que superaba a todas en belleza. Por este motivo, incluso, llegó a competir con la diosa (Eratóstenes cuenta que éste fue el motivo de que se la llamara la estrella de Venus). Como se puede ver tanto a la salida del sol como en el ocaso del mismo, se le llama, con razón, Lucifer y Héspero (portador de la luz y vespertino).

5) Estrella de Mercurio, llamada Estilbonte. Es pequeña y brillante. Dicen que se le atribuyó a Mercurio, porque fue el primero que instituyó los meses y observó con detenimiento el curso de las estrellas.

6) La Anti-tierra o Antichton, también llamado la Antitierra o la Contratierra, era el sexto planeta que (según Filolao de Crotona, Arist. Met. I 5 986a), se interponía entre la Tierra y el fuego central del universo y era invisible desde la Tierra porque giraba a su alrededor, ofreciéndole la misma cara siempre, que era el hemisferio del planeta opuesto a donde se encontraba situada Grecia. El pitagórico Filolao (450-400 a. C.) dice que hay fuego en el centro del universo y alrededor de él bailan diez cuerpos divinos (Arist. Del Cielo II 13, 293): el cielo con sus estrellas fijas, los cinco planetas, luego el Sol, luego la Luna, luego la Tierra, luego la Contratierra. La parte más alta de los alrededores, donde los elementos se encuentran en su pureza, él la llama Olimpo; las regiones debajo de la órbita del Olimpo, donde están los cinco planetas con el Sol y la Luna, él las llama el Mundo; la parte debajo de ellos, estando debajo de la Luna y alrededor de la Tierra, en la cual se encuentran la generación y cambio, él la llama el Cielo. (Juan Estobeo I 22. 1d).

La vía Láctea o Galaxia:

I. La leche derramada por Juno cuando alimentó a Hermes, hijo de Maya (Hig. II 43) o a Hércules, colocado en el pecho de Juno mientras dormía (Erat. 44).

II. La leche de Rea (Ops), que ella misma habría hecho salir de su propio pecho, por indicación de Crono (Saturno), al no aceptar éste como hijo suyo la piedra que Rea le mostró en lugar de Zeus (Higino II 43).