Mitografía y mitología. Las fuentes de la Mitología son muy diversas: van desde los poemas homéricos
hasta los comentarios eruditos de los sabios bizantino del siglo XII. Con frecuencia se divide a estas
fuentes en tres categorías: una primera que corresponde a las leyendas populares, como las recogidas por Pausanias y Estrabón; un segundo lugar lo ocupan las llamadas fuentes «eruditas» de historiadores: como Hecateo de Mileto, Acusilao de Argos, Ferecides de Atenas, Helanico de Mitilene, etc.; la tercera categoría visible sobre todo en la época helenística, tiene por objeto, hacer recopilaciones de las sagas,
leyendas y relatos transmitidos por otros autores y por la tradición popular, rehuyendo cualquier tipo de interpretación.
La mitografía, del griego μυθογραφία - mitografía, "escritura de mitos" (de μύθος - mythos, "narración" y γράφω - graphō, "escritura"), es la sistematización erudita y filológico-racionalizadora, no poética, de los mitos. El mitógrafo es quien describe y sistematiza, aunque sea de forma rudimentaria, los relatos míticos realizando el mismo trabajo de relectura y evolución que el hagiógrafo hace hacia la historia y las biografías, trabajando con leyendas y mitos antiguos. La tradición mitográfica tiene orígenes antiquísimos, ya en el siglo VII a la Teogonía de Hesíodo, comienza con la tradición de catalogación del mito y proporciona una guía de la herencia mitológica para autores posteriores. En la época clásica, la mitografía experimentó un desarrollo ligado a la necesidad de conocer y exaltar sobre todo las leyendas de los jonios, primero con Hecateo de Mileto, luego con los griegos continentales Acusilao y Ferecide de Atenas. En la época helenística, con la "historia" mitológico-política de Evemero, surge una tendencia racionalizadora y la escritura del mito se convierte en una forma de constituir un reservorio de relatos para ser dibujada por los poetas,
Manuales de mitología. La Biblioteca de Apolodoro, las Fábulas de Higino y las Metamorfosis de Ovidio son los mejores manuales mitográficos de la antigüedad y los únicos que pretenden abarcar la historia de la mitología clásica en su conjunto. La mayoría de las demás obras mitográficas existentes se refieren a temas más concretos de la mitología. Los Catasterismos de Eratóstenes y el libro II de la Astronomía Poética de Higino, tratan los mitos referentes a los mitos astrales; las Desdichas de amor de Partenio, la Metamorfosis de Antonino Liberal, el tratado Sobre ríos de Plutarco. Los paradoxógrafos Flegón de Trales, Apolonio y Antígono de Caristo, estudian solo aspectos concretos de la mitología; se encuentran en un tínico manuscrito, el famoso Palatinus gr. 398 conservado desde 1816 en Heidelberg, adonde volvió después de haber estado ciento setenta y cuatro años en la biblioteca del Vaticano y diecinueve en París. Las Narraciones de Conón y la Nueva Historia de Ptolomeo Queno, están contenidas ambas en la Biblioteca de Focio, igual que los fragmentos de Juan Pediásimo, Nicetas, paradoxógrafos y mitólogos bizantinos de la época del renacimiento paleólogo, y la Crestomatía de Proclo. Los tres Mitógrafos Vaticanos, derivados principalmente de Servio y de Higino, son los autores anónimos de tres textos mitográficos latinos que se encuentran juntos en un solo manuscrito medieval, Reg. Vaticano. lat. 1401.
Los poetas. Las obras de los principales poetas griegos y latinos (Homero, Hesíodo, Píndaro, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Apolonio de Rodas, Teócrito, Calimaco, Licofrón, Arato, Virgilio, Horacio, Ovidio, Germánico, Persio, Estacio y Juvenal), y a algunos prosistas (Platón, Aristides, Clemente de Alejandría, San Agustín) y los escolios de Nono el Abad a San Gregorio de Nazianzo, escolios que no sólo completan de manera preciosa a los manuales mitográficos, sino que muchas veces la única fuente de datos míticos de extraordinario interés.
Los historiadores. Heródoto, en el libro I, Clio, de la Historias, para explicar las causas de las guerras médicas, comienza axplicando los enfrentamientos que se produjeron entre griegos y bárbaros en época mítica (secuestros de Europa, Medea y Helena, guerra de Troya). Los libros II al V de la Biblioteca histórica de Diodoro de Sicilia, están casi enteramente ocupados por relatos míticos, hasta constituir casi otro manual mitográfico, a veces con explicaciones alegorizadoras, pseudo-racionalizadoras y evemeristas. Cuando Plutarco de Queronea al escribir las Vidas paralelas llegó al límite del tiempo accesible al relato verosímil y transitable para la historia que se atiene a los hechos, tuvo que reconocer que lo de más allá, fantástico y patético, lo habitan poetas y mitógrafos, y ya no ofrece garantía ni evidencia.
Acusilao de Argos (circa siglo VI a.C.).
Mitógrafo (logógrafo) antiguo que escribió una historia legendaria de la Argólide, su tierra natal y de otras regiones. Según la Suda, Acusilao escribió tres libros de genealogías, que en su mayor parte fueron solo una traducción de Hesíodo a la prosa. Acusilao afirmó haber tomado parte de su información de unas tablillas de bronce descubiertas en su jardín. Como la mayoría de los demás logógrafos, escribió en el dialecto jónico. Platón es el primer autor que lo menciona.
Alceo de Mitilene (segunda mitad del siglo VII a.C),
Nacido en Mitilene, ciudad de Lesbos, fue amigo y presunto amante de la poetisa Safo con quien intercambió poemas. Durante su vida, Lesbos afrontó una situación política caótica y violenta. La dinastía gobernante, los Pentílidas, descendientes de Orestes, hijo de Agamenón, perdieron el poder y fueron derrotados con dos golpes de estado sucesivos. El poder pasó a manos del tirano Melancro. Alceo y sus hermanos intervinieron junto con Pítaco en la caída de Melancro, aunque el poder acabó en el tirano Mírsilo. Durante su mandato, Alceo participó en la lucha lesbia contra los atenienses en Sigeon (Tróade, en la entrada del Helesponto), que, dirigidos por el olimpionica Frinón, obtuvieron la victoria, luego enturbiada por la muerte de éste a manos de Pítaco y el arbitraje del tirano Periandro de Corinto y la concesión final de Sigeon a los atenienses. Las relaciones entre Pítaco y Alceo se rompieron pues, conjurados en contra Mírsilo, Pítaco traicionó a los rebeldes, y desde entonces Pítaco y Mírsilo compartieron el poder, por lo que Alceo hubo de exiliarse por primera vez en la cercana Pirra, una colonia interior del golfo lésbico. Tras la muerte de Mírsilo, Alceo volvió del exilio, se consolidó la tiranía de Pítaco, de origen plebeyo, que, enemistado con todas las familias poderosas de Lesbos y casado como una jugada política con una Pentílida, emprendió en su condición de árbitro reconciliador unas reformas contra la aristocracia y consiguió desterrar a sus enemigos, entre quienes estaban Alceo y sus hermanos. En este segundo exilio, es posible que el poeta se refugiara en Lidia. Los exiliados intentaron recuperar el poder en Lesbos, pero fueron vencidos, y Alceo tuvo que marchar al exilio por tercera vez, a Beocia, Tracia, Lidia y, finalmente, Egipto.
Las obras de Alceo se clasifican convencionalmente en cinco géneros.
- Canciones políticas: Alcaeus compuso a menudo sobre un tema político, cubriendo las luchas de poder en Lesbos con la pasión y el vigor de un partisano, maldiciendo a sus oponentes, regocijándose por sus muertes, pronunciando homilías espeluznantes sobre las consecuencias de inacción política y exhortando a sus camaradas a un desafío heroico, como en una de sus alegorías del 'barco de estado'. Al comentar sobre Alceo como poeta político, el erudito Dionisio de Halicarnaso observó una vez que "si quitas el metro encontrarás retórica política".
- Canciones para beber: Según el gramático Ateneo, Alceo hizo de cada ocasión una excusa para beber y ha proporcionado a la posteridad varias citas en prueba de ello. Alcaeus exhorta a sus amigos a beber en celebración de la muerte de un tirano, a beber para aliviar sus penas, a beber porque la vida es corta y, por lo tanto, in vino veritas, a beber durante las tormentas de invierno y para beber durante el calor del verano. El último poema, de hecho, parafrasea versos de Hesíodo, reformulándolos en métrica de Asclepiada y dialecto eólico.
¡Bebamos! ¿Por qué estamos esperando las lámparas? Sólo quedaba una pulgada de luz del día.
Alzad las copas grandes, amigos míos, las pintadas;
porque el vino fue dado a los hombres por el hijo de Semele y Zeus
para ayudarlos a olvidar sus problemas. Mezclar una parte de agua con dos de vino,
viértalo hasta el borde y deje que una taza empuje a la otra.
- Himnos: Alceo cantó sobre los dioses en el espíritu de los himnos homéricos, para entretener a sus compañeros en lugar de glorificar a los dioses y en la misma métrica que usó para sus letras 'seculares'. Hay, por ejemplo, fragmentos en la métrica 'sáfica' que alaban a Dioscuros, Hermes y al río Hebro (un río importante en la mitología lesbiana, ya que se creía que la cabeza decapitada de Orfeo había bajado por sus aguas cantando, finalmente cruzó el mar hacia Lesbos y terminó en un templo de Apolo, como símbolo de la supremacía lesbiana en el canto). Según Porfirión, el himno a Hermes fue imitado por Horacio en una de sus propias odas 'sáficas' (C.1.10: Mercuri, facunde nepos Atlantis).
- Canciones de amor: Casi todos los versos amorosos de Alceo, mencionados con desaprobación por Quintiliano, se han desvanecido sin dejar rastro. Hay una breve referencia a su poesía amorosa en un pasaje de Cicerón (Tusc. Disp. 4.71). Horacio, que a menudo escribía imitando a Alcaeus, esboza en verso uno de los temas favoritos de la poeta lesbiana: Lycus de cabello y ojos negros (C.1.32.11–12: nigris oculis nigroque/crine decorum). Es posible que Alceo escribiera amorosamente sobre Safo, como se indica en una cita anterior.
- Otros: Alceo escribió sobre una variedad tan amplia de temas. El gramático Ateneo citó algunos versos sobre ungüentos perfumados para demostrar cuán poco belicoso podía ser Alceo y citó su descripción de la armadura que adornaba las paredes de su casa como prueba de que podía ser inusualmente belicoso para un poeta lírico. Otros poemas celebran las hazañas heroicas de su hermano como mercenario babilónico y las letras cantadas en una métrica rara (sáfico jónico en menor) con la voz de una niña angustiada, " ¡Miserable de mí, que comparto todos los males!” (posiblemente imitado por Horacio en una oda del mismo metro: Miserarum est neque amori dare ludum neque dulci, Oda 3.12). También escribió estrofas sáficas sobre temas homéricos, donde compara desfavorablemente a Helena de Troya con Tetis, la madre de Aquiles.
Alcmán (siglo VII a.C.)
Las fechas de Alcman son inciertas, pero probablemente estuvo activo a fines del siglo VII a. Se supone que nació en Sardis, capital de la antigua Lidia, la Suda afirma que Alcman era en realidad un laconiano de Messoa. Alcman afirma que aprendió sus habilidades de las "perdices estridentes" (Alcman fr. 39 en Ateneo 9, 389f.), un ave nativa de Asia Menor y que no se encuentra naturalmente en Grecia. Los eruditos antiguos parecen referirse a una canción en particular, en la que el coro dice: "No era hombre rústico, ni torpe (¿ni siquiera a la vista de los hombres inexpertos?) Ni tesalio de raza ni pastor erisiqueo: era de alto Sardis". (P. Oxirrinco 2389 fr. 9).
Una tradición, que se remonta a Aristóteles, sostiene que Alcman llegó a Esparta como esclavo de la familia de Agesidas, quien finalmente lo emancipó debido a su gran habilidad. Aristóteles informó que se creía que Alcman murió de una infestación pustulosa de piojos (pitiriasis), (Aristóteles, HA 556b-557a.). Según Pausanias, está enterrado en Esparta junto a la tumba de Helena de Troya (Pausanias 3.15.2).
Existieron seis libros de poesía coral de Alcman en la antigüedad (c. 50-60 himnos), pero se perdieron en el umbral de la Edad Media, y Alcman solo se conocía a través de citas fragmentarias de otros autores griegos hasta el descubrimiento de un papiro en 1855 en una tumba cerca de la segunda pirámide en Saqqara en Egipto. El fragmento, que ahora se conserva en el Louvre de París, contiene aproximadamente 100 versos de un llamado partheneion, es decir, una canción interpretada por un coro de jóvenes solteras (partheneia). En la década de 1960, se publicaron muchos más fragmentos en la colección de papiros egipcios encontrados en una excavación en un antiguo basurero en Oxirrinco.
Alcman en el mosaico (Gerasa, Jordania) |
Antonino Liberal (siglo II - III d.C.)
Escritor latino en lengua griega autor de una antología sobre mitos de transformación, las Metamorfosis (Metamorphoseon Synagoge, Μεταμορφώσεων Συναγωγή, "Colección de metamorfosis") que se ha conservado hasta la acualidad. La obra escrita en prosa cuenta 49 historias sobre transformaciones. Muchas de sus narraciones están basadas en obras perdidas de poetas de época helenística de los que no conservamos nada: Nicandro de Colofón, que compuso un poema en cinco libros sobre Metamorfosis (Metamorfosis o Ετεροιούμεναde); Beo (seguramente un pseudónimo), que compuso un poema extenso llamado Ornitogonia, en el que se contaban cuentos acerca de grupos de personas que habían sido transformados en pájaros; Atanadas (siglo III a. C.), que compuso una Historia de Ambracia que parece pertenecer al ciclo dedicado a las fundaciones de ciudades y su correspondiente historias; Corina de Tanagra aparece en las fuentes de los capítulos X y XXV, autora de dos o tres libros de Geroias (Cuentos de viejas); Areo de Laconia, autor de un poema titulado Cicno; Simias de Rodas (ca. 300 a. C.), del que quedan fragmentos de una composición en hexámetros titulada Apolo; Hesíodo, de quien se citan las Grandes Eeas (XXIII); Didimarco, poeta alejandrino que compuso unas Metamorfosis; Antígono de Caristo (siglo III a. C.), autor de unas Alteraciones; Apolonio de Rodas (siglo III a. C.), de quien sólo conservábamos, aparte de las Argonáuticas, un epigrama en la Antología Palatina (XI 275); Pánfilo de Alejandría, gramático del siglo I d. C., de la escuela de Aristarco y que compuso una obra Sobre las plantas; Ferecides, mitógrafo ateniense de comienzos del siglo V a. C., cuya versión de Antonino Liberal (XXXIII Alcmena), es la misma de Eurípides en Los Heraclidas; Menécrates de Jantos, historiador del siglo IV a. C., compuso una Historia de Licia de la que tenemos noticia también por Dionisio de Halicarnaso (I 48) y por Esteban de Bizancio; Hermesianacte de Colofón, poeta elegíaco discípulo de Filetas de cos y que vivió en el siglo de Filipo y de Alejandro Magno, que compuso un poema en tres libros de elegías que llevaba el nombre de Leontion, su amada.
De la obra de Antonino sólo ha sobrevivido un único manuscrito: el Palatinus graecus Heidelbergensis 398, de finales del s. IX, que se encuentra actualmente en la Biblioteca Palatina de Heidelberg. El texto es un griego koiné bastante aceptable, aunque con numerosos hapax legomena; "sombríamente simple" y en su mayoría desprovisto de partículas gramaticales que transmitan humor o una personalidad narrativa.
Apolodoro
Apolodoro es el nombre que recibe tradícionalmente el escritor de la Biblioteca mitológica, la fuente más completa de mitología de la Antigüedad que ha llegado mas o menos completa hasta nosotros. Aunque desde Focio se pensó que era obra de Apolodoro de Atenas, erudito del siglo II a.C. que escribió una crónica en verso sobre mitología y religión, en realidad, es una compilación probablemente redactada en los siglos I o II d.C.
La Biblioteca, originalmente en cuatro tomos, no se ha conservado completa. Parte del tercer tomo y todo el cuarto, el final de la historia de Teseo, la dinastía de Pélope y la guerra de Troya, se perdieron. Existen siete Epítomes que fueron descubiertos a finales del s. XIX en el Vaticano (Codex Vaticanus 950, Epítoma Vaticana) y en Jerusalén, en el monastario de San Sabbas (Codex Sabbaiticus, Fragmenta Sabaítica).
"Extrae de mí tu conocimiento del pasado y lee los antiguos cuentos de erudición. No miréis la página de Homero, ni la de la elegía, ni la de la musa trágica, ni la de la épica. No busques el verso cacareado del ciclo; pero mírame y encontrarás en mí todo lo que contiene el mundo". (Epigrama sobre la Biblioteca, atribuido al patriarca Focio I de Constantinopla).
La Biblioteca es una historia mítica de Grecia ordenada de modo genealógico de forma parecida al Catálogo atribuido a Hesíodo que también sirvió de ejemplo a otros mitógrafos como Ferécides y Helánico. La Biblioteca en gran parte basada en fuentes muy tempranas, en obras de mitógrafos muy antiguos de los que apenas se conservan más que unos fragmentos, resulta de un valor inestimable para analizar la tradición de una vulgata arcaica. El autor cita nominalmente a los siguientes autores: Homero, Hesíodo, Ferecides (el autor más citado), Acusilao, Paniasis, Herodoro, Demarato, Dionisio, Cástor, Asclepíades, Cércope, Píndaro, Apolonio, Telesila, Eurípides, Eumelo, Asio, Estesícoro, Meleságoras (o Ameleságoras) y Filócrates; sin decir su nombre menciona: al autor de las Naupactias, al autor de la Tebaida, al autor de la Alcmeónida, al autor de los Nóstoi, a los órficos y a los trágicos genéricamente. Una de sus muchas fuentes fue Tragodoumena (Temas de tragedias), un análisis del siglo IV a. C. de los mitos en las tragedias griegas de Asclepiades de Tragilo, la primera compilación mitográfica griega conocida. La Biblioteca contiene los mejores resúmenes que existen sobre muchas leyendas y las historias están desarrolladas cronologicamente y acompañadas por exhaustivas genealogías.
Apolonio de Rodas (siglo III a.C.)
Poeta helenístico más conocido por la Argonautica, un poema épico sobre Jasón y los argonautas y su búsqueda del vellocino de oro. La información de la biografía de Apolonio proviene de cuatro fuentes: las dos Vida de Apolonio que se encuentran en los escolios de su obra (Vidas A y B); la entrada en la enciclopedia del siglo X llamada Suda; y un papiro del siglo II a. C., el P. Oxy. 1241, que proporciona los nombres de varios directores de la Biblioteca de Alejandría. En las dos biografías de Apolonio que se conservan y en la Suda se nombran al padre de Apolonio como Silleus o Illeus, pero ambos nombres son muy raros ( hapax legomenon ) y pueden derivar de σίλλος o "sátira". Se nombra a su madre como "Rhode", "mujer de Rodas", y es casi seguro que se deriva de un intento de explicar el epíteto de Apolonio de "Rodas". Las Vidas, la Suda y el geógrafo Estrabón dicen que vino de Alejandría; Ateneo y Eliano dicen que vino de Naucratis, al sur de Alejandría. Las Vidas de Apolonio y la Suda coinciden en que Apolonio fue alumno del poeta y erudito Calímaco, incluso se afirma que Calímaco pudo ser su gramático o instructor en retórica (γραμματικός), pero la terminología es anacrónica. En la segunda vida, la Suda y P.Oxy. 1241 se dice que Apolonio fue el director de la Biblioteca de Alejandría. En el P. Oxy. 1241 se indica que Apolonio fue sucedido en el cargo por Eratóstenes; esto debe haber sido después del 247/246 a. C., fecha de la ascensión al trono de Ptolomeo III Euergetes, quien probablemente fue instruido por Apolonio y quien nombró a Eratóstenes. El epíteto Rodio o de Rodas indica que Apolonio tenía algún tipo de asociación con la isla. Podría simplemente reflejar el hecho de que una vez escribió un poema sobre Rodas (Ateneo fue llamado el de "Naucratis" porque compuso un poema sobre la fundación de Naucratis). Solo las dos Vidas dan información sobre la muerte de Apolonio y no están de acuerdo. La primera informa que murió en Rodas; la segunda que murió después de regresar a Alejandría y agrega que "algunos dicen" que fue enterrado al lado de Calímaco.
La única obra completa de Apolonio que se han conservados son las Argonáuticas. Se conocen algunos fragmentos sobre la fundación de ciudades o ktiseis (κτίσεις) y un pequeño poema que contiene un ataque satírico contra Calímaco.
- Argonáuticas, poema épico en cuatro libros en el que se narra la búsqueda del vellocino de oro llevada a cabo por Jasón junto a los Argonautas. Apolonio es la principal fuente para esta leyenda, junto a los escolios que acompañan la obra, que suministran toda clase de información sobre las versiones tempranas de la historia y de las leyendas locales asociadas con el viaje y sus peripecias. El poema se centra en el proceso sentimental que sufre Medea y en los amores entre ella y Jasón (libro III) que en la aventura heroica. La epopeya de Apolonio también difiere de la epopeya más tradicional en su protagonista más débil y humano, Jason, y en sus muchas menciones a las costumbres locales, la etiología y otros temas populares de la poesía helenística. Apolonio sigue las versiones menos conocidas de los mitos, por ejemplo, Medea, asiste al asesinato de su hermano Apsirto en lugar de asesinarlo ella misma. Los dioses de Apolonio son distantes e inactivos durante gran parte de la epopeya, siguiendo la tendencia helenística de alegorizar y racionalizar el mito.
- La fundación de Alejandría: todo lo que sobrevive es el título y la nota marginal de un erudito, escrita en un manuscrito de Nicandro, atribuyendo a este poema de Apolonio la idea de que todas las criaturas que muerden se originaron en la sangre de la Gorgona.
- La fundación de Cauno: dos comentarios en las Historias de amor de Partenio son el único testimonio de este poema, aunque existen dos versiones contradictorias. Una trata de la historia de Lirco; según la otra, se trata de la historia de Biblis.
- La fundación de Cnido: Esteban de Bizancio escribió la siguiente entrada para Ψυκτήριος (Enfriamiento) - "un lugar en Tracia, tomando su nombre de Heracles, quien enfrió su sudor cuando derrotó a Adramiles a la lucha libre, como dice Apolonio en su Fundación de Cnido".
- La fundación de Naucratis: Ateneo cita seis hexámetros y proporciona un comentario sobre el secuestro de Ocírroe por Apolo y el castigo de un pescador, Pompilio, que trató de protegerla y se convirtió en un pez.
- La fundación de Rodas: todo lo que tenemos es un hexámetro y un poco, citado por Esteban de Bizancio para demostrar un punto lexicográfico, y el testimonio de un escolio de la Oda de la victoria de Píndaro 7.48, citando a Apolonio como la fuente de un mito que explica la práctica rodia de sacrificar sin fuego: odiaban al dios del fuego Hefesto porque una vez trató de violar a Atenea.
- La fundación de Lesbos: Partenio citó veintiún hexámetros bajo el título "Lesbou ktisis" (fundación de Lesbos). No se dio el nombre del autor, pero los eruditos modernos atribuyen los versos a Apolonio, ya que tiene algunas afinidades claras con la historia de Jason y Medea. Se trata de la princesa lesbiana, Peisidice, que traicionó a sus compatriotas ya sus padres al abrir las puertas de la ciudad al hombre que amaba, Aquiles. Su recompensa no fue el matrimonio que había anticipado, sino más bien la muerte por lapidación a manos de los aqueos.
- Canopo: Esteban de Bizancio citó tres versos coliambicos de un poema de este título, y un escolio de la Theriaca de Nicandro se refiere a él en una discusión sobre las mordeduras de serpientes. No se sabe si el poema trataba sobre Canopo, el timonel de Menelao, enterrado en Egipto, o sobre la fundación de la ciudad que lleva su nombre. La métrica coliámbica lo distingue de los poemas fundacionales anteriores, que están todos en hexámetros dactílicos.
- Epigrama de Calímaco: se conservó en la Antología Palatina 20, donde se atribuyó a 'Apolonio el Gramático', que podría no haber sido Apolonio de Rodas y contiene un ataque burlón contra Calimaco:
"Calimaco: basura, juguete, cabeza de serrín.
Motivo, Calimaco el autor de los Motivos (Aitia)".
Arato (circa 315-240 a.C.),
Poeta didáctico helenístico, autor de un poema astronómico muy célebre en la Antigüedad, los Fenómenos, que describe las constelaciones, sus ascensiones y sus ocasos a partir de los datos que suministró el gran astrónomo Eudoxo de Cnido (circa la primera mitad del siglo IV a.C.). La colección canónica de mitos referidos a las constelaciones fue compilada más tarde por Eratóstenes en un tratado en prosa. Los escolios incluyen mucha información sobre este tema en los Fenómenos, al igual que las adaptaciones latinas del poema llevadas a cabo por el malogrado Germánico, el sobrino del emperador Tiberio y padre de Calígula (15 a.C -19 d.C) y más tarde por Avieno (siglo IV d.C.).
Aristófanes (mediados del siglo V a.C.).
Busto de Aristófanes hijo de Filipo ateniense, en la Galería de los Uffizi, Florencia, Italia. Cabeza en un herma, siglo I d.C. |
Autor de comedias ateniense del que conservamos 11 obras. Aunque no toma directamente la tradición mítica como tema para sus obras, como sucede generalmente con la tragedia antigua, en muchas ocasiones resulta muy valioso por lo que revela sobre algunos mitos concretos y también por la actitud popular respecto a ellos y a la religión. Las Ranas, obra en la que Dioniso y su esclavo Jantias hacen una visita a la tierra de los muertos, es especialmente reveladora sobre las tradiciones mitológicas y los cuentos populares sobre el mundo subterráneo durante la época clásica.
Las 11 obras de Aristófanes:
- Los acarnienses. Los habitantes del Demo de Acarnas aparecen retratados como carboneros. Diceópolis parodia a Télefo de Misia cuando fue herido por la lanza de Aquiles y secuestró al niño Orestes para conseguir que Aquiles lo cure, pero secuestrando un saco de carbón.
- Los pájaros (Las aves). Dos atenienses, Evélpides (Buena Esperanza) y Pistetero (Amigo Fiel), huyen de Atenas plagada de corrupción, pleitos y demagogia. Guiados por una grajilla y un cuervo, llegan a la casa de Tereo, antiguo rey de Tracia transformado en abubilla. Convencen a la asamblea de pájaros para fundar una ciudad en el aire, de la que quedan excluidos intrigantes, aduladores, sofistas y oradores. Tereo se compromete a convencer a su pueblo adoptivo del interés de aceptar entre ellos a los dos atenienses. Éstos proponen devolver a las personas aladas el poder que los dioses les robaron. Así fundan, entre la tierra y el Olimpo, "Cucociudad de las nubes" (Νεφελοκοκκυγία), una ciudad cuya ubicación ideal permitía someter a los hombres y aprovechar los aromas sacrificiales destinados a los dioses. Hambrientos y víctimas de los excesos de las aves, los dioses del Olimpo han caído. Llega Prometeo para advertir a Pistetero de que los Olímpicos pasan hambre porque el humo de las ofrendas ya no les llega y están desesperados por firmar un tratado de paz pero advierte que Pistetero no debe pactar hasta que Zeus le entregue su cetro y su novia, Soberanía. Después aparecen los tres heraldos de los dioses: Posidón, Heracles y un dios venerado por los bárbaros, Tríbalos. La delegación acepta los términos de Pistetero. Es proclamado rey y Soberanía le entrega el cetro de Zeus.
- Las nubes. Fidípides es un joven que ha contraído una serie de deudas por su afición a los caballos. Su padre, Estrepsíades, manda a su hijo a estudiar al Pensadero (φροντιστήριον) de Sócrates, una escuela donde enseñan los sofistas Sócrates y Querefonte el argumento justo y el argumento injusto que lo sacarán de todas las deudas al poder ganar los juicios en su contra. Fidípides se niega a ir y termina yendo solo Estrepsíades. Aparece Sócrates colgando de un cesto observando el cielo. Sócrates le habla del cielo y le demuestra que Zeus no existe y que las nubes también son diosas y quien junta las nubes no es Zeus sino el "Torbellino" (Δῖνος). Después comienza un diálogo entre las Nubes y Estrepsíades. Más tarde reaparece Sócrates que le enseña nuevas cosas, pero Estrepsíades es un hombre viejo y además rústico, así que olvida todo lo que aprende. Las Nubes le dicen que vaya a buscar a su hijo por ser más joven y guapo. Estrepsíades lo convence para que aprenda los dos argumentos en un diálogo donde el hijo sostiene opiniones antiguas y el padre las opiniones nuevas. Fidípides aprende el argumento injusto y su padre se lo lleva a casa. Llegan los prestamistas y Estrepsíades no les teme y dice que no le pagará confiando en su hijo que ganará gracias al argumento injusto. Luego su hijo, que fue corrompido, sale persiguiendo al padre para pegarle. Al final Estrepsíades junto a su esclavo toma venganza de Sócrates y le obliga a huir del Pensatorio por haber incendiado el local.
- Las asambleístas. Un grupo de mujeres encabezado por Praxágora, disfrazadas de hombres, se cuelan en la asamblea y instituyen entonces un gobierno protocomunista en el que el estado da alimento, hogar y cuidado en general a todos los atenienses. Imponen una idea de igualdad permitiendo que cualquier hombre duerma con cualquier mujer, con la condición de que lo haga con una mujer fea antes de poder hacerlo con una guapa.
- Las ranas. Dioniso viaja al Hades para traer de vuelta a Eurípides del mundo de los muertos. Le acompaña su esclavo Jantias. Dioniso busca el consejo de su hermanastro Heracles, que ya había estado allí para robar al sabueso Cerbero. Dioniso se presenta en su puerta vestido con una piel de león y llevando una clava. Heracles, tras ver al afeminado Dioniso vestido como él, no puede sino reír. A la pregunta de qué camino es el más rápido para llegar al Hades, Heracles contesta con las opciones de ahorcarse, beber veneno o tirarse de una torre. Dioniso elige el más largo viaje por un lago, el mismo que tomó Heracles. Cuando Dioniso llega al río, Caronte le transporta en su barca. Jantias, siendo un esclavo, no puede subir a bordo, pues no pudo tomar parte en la Batalla de Arginusas, y tiene que rodearlo a pie. Mientras Dioniso ayuda a remar, oye un coro de ranas croando y Dioniso se une a él. Cuando llegan a la orilla, Dioniso se vuelve a encontrar con Jantias y son brevemente asustados por Empusa. Encuentran a Éaco, que confunde a Dioniso con Heracles y enfadado por el robo de Cerbero amenaza con soltar a varios monstruos sobre él como venganza. Asustado, Dioniso cambia sus ropas con Jantias. Una doncella llega entonces y se muestra feliz de ver a Heracles. Le invita a un banquete con bailarinas vírgenes y Jantias está más que feliz de ser obligado. Dioniso quiere volver a cambiar las ropas de inmediato y de nuevo con la piel de león, Dioniso se encuentra con más gente enfadada con Heracles, por lo que vuelve a cambiarla con Jantias una tercera vez.Éaco regresa, Jantias le sugiere torturar a Dioniso para obtener la verdad sobre si es realmente un ladrón o no. El aterrorizado Dioniso admite que es un dios. Después de que ambos sean azotados, Dioniso es llevado ante Éaco, y se comprueba la verdad. Dioniso encuentra a Eurípides en mitad de un conflicto. Eurípides, que había muerto muy recientemente, está retando al gran Esquilo para sentar a cenar al «Mejor Poeta Trágico» en la mesa de Hades. Se celebra un concurso con Dioniso de juez. Los dos dramaturgos citan versos de sus obras y se burlan de los del otro por turnos. Eurípides argumenta que los personajes de sus obras son mejores porque están más cercanos a la vida y la lógica, mientras Esquilo cree que sus personajes idealizados son mejores por ser más heroicos y modelos de virtud. Esquilo lleva ventaja en la discusión y empieza a ridiculizar a Eurípides. Hace que Eurípides cite versos de muchos de sus prólogos, interponiendo cada vez un «...perdió su botella de aceite». Para resolver el debate, se presenta una balanza y se dice a ambos que digan unos pocos versos en ellas. Aquel cuyos versos tengan más «peso» hará que la balanza se incline a su favor. Esquilo gana y Dioniso decide llevárselo de vuelta en el lugar de Eurípides. Antes de marcharse, Esquilo proclama que Sófocles y no Eurípides debería ocupar su silla mientras no esté.
- Los caballeros. Un hombre llamado Demos (‘ciudadanía’) tiene dos esclavos, Nicias y Demóstenes (dos de los generales atenienses de la Guerra del Peloponeso), enfadados por la forma en la que el camarero de Demos, el paflagonio (Cleón), ha estado tratando a Demos y a los otros esclavos. Descubren que la forma de apartar al paflagonio del poder es reemplazarlo por un vendedor de morcillas. Los dos esclavos encuentran al vendedor y le explican su plan, mostrándose este más que dispuesto a ayudarles. El vendedor de morcillas amenazando con hacer todas las cosas terribles que el paflagonio hizo a Demos, y más. Ambos intercambian insultos, e intentan superarse uno al otro en idiotez y grosería. Demos decide que tomará al vendedor de morcillas como nuevo camarero. El vendedor de morcillas resulta no ser un tirano cruel, trayéndole a Demos a Tregua (personificada como una hermosa doncella). El castigo del paflagonio es tomar el antiguo trabajo del vendedor de morcillas, «debe vender morcillas de carne de burro y perro: perpetuamente ebrio, intercambiará obscenidades con prostitutas y no beberá más que al agua sucia de los baños».
- Lisístrata. Lisístrata ha convocado una reunión de mujeres de varias ciudades-estado griegas que están en guerra entre sí. Con el apoyo de la espartana Lampito, Lisístrata persuade a las otras mujeres para hacer una huelga sexual como un medio para obligar a los hombres a concluir la Guerra del Peloponeso. Las mujeres son muy reacias, pero el trato se sella con un juramento solemne alrededor de una copa de vino. Es un juramento largo y detallado, en el que las mujeres abjuran de todos sus placeres sexuales, incluida la "leona en el rallador de queso". Poco después de terminar el juramento, se escucha un grito de triunfo desde la cercana Acrópolis: las ancianas de Atenas se han apoderado de ella a instancias de Lisístrata, ya que alberga el tesoro del estado, sin el cual los hombres no pueden continuar financiando su guerra por mucho tiempo. Lampito se va a correr la voz de la revuelta, y las otras mujeres se retiran detrás de las puertas enrejadas de la Acrópolis para esperar la respuesta de los hombres. Llega un Coro de Ancianos, con la intención de quemar la puerta de la Acrópolis si las mujeres no abren. Cargados con pesados maderos, molestos por el humo y agobiados por la vejez, todavía se están preparando para asaltar la puerta cuando llega un Coro de Ancianas con cántaros de agua. Las viejas se quejan de la dificultad que tenían para conseguir el agua, pero están listas para luchar en defensa de sus camaradas más jóvenes. Se intercambian amenazas, el agua vence al fuego y los Viejos quedan desconcertados con un remojo. Llega el magistrado con arqueros escitas. Reflexiona sobre la naturaleza histérica de las mujeres, su devoción por el vino, el sexo promiscuo y los cultos exóticos (como a Sabacio y Adonis), pero sobre todo culpa a los hombres por la mala supervisión de sus mujeres. Ha venido por plata del tesoro del estado para comprar remos para la flota e instruye a sus escitas para que comiencen a abrir la puerta con palanca. Sin embargo, rápidamente se ven abrumados por grupos de mujeres rebeldes. Lisístrata restablece el orden y permite que el magistrado la interrogue. Ella explica las frustraciones que sienten las mujeres en tiempos de guerra cuando los hombres toman decisiones estúpidas que afectan a todos, y además se queja de que no se escuchan las opiniones de sus esposas. La guerra será un asunto de mujeres a partir de ahora. Luego explica la lástima que siente por las mujeres jóvenes sin hijos, que envejecen en casa mientras los hombres están fuera en campañas interminables. Cuando el magistrado señala que los hombres también envejecen, le recuerda que los hombres pueden casarse a cualquier edad, mientras que una mujer tiene poco tiempo antes de que se la considere demasiado mayor. Luego viste al magistrado como un cadáver. El magistrado sale corriendo para informar del incidente a sus colegas, mientras Lysistrata regresa a la Acrópolis. Las mujers están desesperadas por sexo y comienzan a desertar con los pretextos más tontos (por ejemplo, una mujer dice que tiene que ir a casa a airear sus telas extendiéndolas sobre la cama). Lisístrata regresa a la Acrópolis esperando la rendición de los hombres. Aparece Cinesias, el esposo de Mirrina. Lisístrata le ordena torturarlo. Mirrina tendrá sexo con él, pero solo si él promete poner fin a la guerra. Mirrina va a buscar una cama, luego un colchón, luego una almohada, luego una manta, luego un frasco de aceite, exasperando a su esposo con demoras hasta finalmente decepcionarlo por completo al encerrarse nuevamente en la Acrópolis. Entonces aparece un heraldo espartano con una gran erección apenas oculta dentro de su túnica, para concertar conversaciones de paz. Lisístrata presenta a los delegados espartanos y atenienses a una hermosa joven llamada Reconciliación. Los delegados discuten brevemente sobre los términos de la paz, pero con la Reconciliación por delante y la carga de la privación sexual aún pesada sobre ellos, superan rápidamente sus diferencias y se retiran a la Acrópolis para celebrar. La guerra ha terminado.
- La paz. Durante la guerra del Peloponeso, Trigeo se monta en un escarabajo pelotero gigante de la misma forma en la que el héroe Belerofonte montó a Pegaso y vuela al Olimpo para tener una audiencia con Zeus. Se les ordena a los esclavos de Trigeo que hagan girar las heces por el escarabajo, y les pide a los lugareños que tapen el olor con el suyo propio para que el escarabajo no se viera tentado durante el vuelo. Trigeo llega a la morada de Zeus, todos los dioses olímpicos excepto Hermes han dejado el Olimpo en las manos de Polemos (Guerra) y su sirviente Cidoimos (Tumulto). Se entera de que han encerrado a la Paz (Irene) en un profundo hoyo cubierto con pesadas piedras. Polemos y el Estrago están ocupados en planear la destrucción de los griegos. Usando un mortero gigante e ingredientes que representadan a todas las ciudades-estado griegas, planean derrotarlas aplastándolas con una maza gigante. Sin embargo, no encuentran una maja de ese tamaño en ninguna parte, y se distraen en su búsqueda. (La "maja" se refiere a Cleón, pues "maja" era uno de sus muchos apodos. La segunda "maja" que se menciona es el oficial espartano Brásidas. Eran los líderes más beligerantes durante la primera parte de la guerra del Peloponeso).
Trigeo invita al coro (compuesto por granjeros de varias ciudades-estado griegas) para que le ayude a rescatar a la Paz. Con la ayuda de los miembros del coro, Trigeo intenta retirar las piedras. Aquellos que sacan provecho de la guerra, como los herreros, les sabotean. Pero tras un considerable esfuerzo, liberan por fin a la Paz, y con ella a sus compañeras Opora y Theoria. Irene sigue enfadada por el trato que había recibido de los griegos (por ejemplo cuando éstos se negaron a firmar varios tratados durante la guerra del Peloponeso), y sólo hablan con Trigeo y los otros helenos a través de Hermes. Como era de esperar, la convencen para que regrese a Atenas con los griegos. Trigeo acepta casarse con Cosecha (Opora), y envían a Festival (Theoria) junto con otro griego para que prepare una celebración de paz. Escogen a una oveja para sacrificarla, pero no se permite que su sangre manche el altar, ya que "la sangre no es del agrado de la Paz". Un oráculo llamado Hierocles pasa sin ser invitado y quiere coger la carne del animal sacrificado sin permiso. De todas formas, después de que empezara a pontificar contra la Paz, le golpean y se le llevan por la fuerza. Entonces los traficantes de armas entran en la ciudad intentando vender sus mercancías a cualquier precio, puesto que ya que la guerra ha terminado las armas ya no son necesarias. Trigeo caldea el ambiente, diciendo cosas como que se comprará una coraza para usarla como taburete o que comprará lanzas para usuarlas como apoyo para las vides. Ofendidos, dejan Atenas mientras Trigeo y Opora se casan.
- Pluto. Cremilo se presenta a sí mismo y a su familia como virtuosos pero pobres y, en consecuencia, ha ido a buscar el consejo de un oráculo. La obra comienza cuando regresa a Atenas desde Delfos, habiendo recibido instrucciones de Apolo de seguir al primer hombre que encuentre y persuadirlo de que regrese a casa con él. Ese hombre resulta ser el dios Pluto (Riqueza), quien es, contrariamente a todas las expectativas, un mendigo ciego. Después de muchas discusiones, Pluto está convencido de entrar en la casa de Cremilo, donde recuperará su visión. La segunda parte presenta a la diosa Penia (Pobreza) contrarresta los argumentos de Cremilo de que es mejor ser rico argumentando que sin pobreza no habría esclavos (ya que cada esclavo compraría su libertad) ni bienes finos o comidas lujosas (ya que nadie trabajaría si todos fueran ricos). Después de que se restaura la vista de Pluto en el Templo de Asclepio, se convierte formalmente en miembro de la casa de Cremilo. Al mismo tiempo, el mundo entero está patas arriba económica y socialmente. Como era de esperar, esto da lugar a comentarios rencorosos y reclamos de injusticia por parte de quienes han sido privados de sus riquezas. El dios mensajero Hermes llega para informar a Cremilo y su familia de la ira de los dioses. Los dioses han estado hambrientos de sacrificios, ya que todos los seres humanos han dirigido su atención a Pluto, y ya no rinden homenaje a los dioses olímpicos. Hermes, preocupado por su propia situación, se ofrece a trabajar para los mortales y entra en la casa de Cremilo como sirviente en esas condiciones.
- Las Tesmoforiantes. Las mujeres están indignadas por la representación que Eurípides hace en sus obras como locas, asesinas y depravadas, y están usando el festival de Tesmoforias (celebración anual de la fertilidad dedicada a Deméter) como una oportunidad para debatir una opción adecuada de venganza. Temeroso, Eurípides busca a un compañero trágico, Agatón, con la esperanza de persuadirlo para que espíe por él y sea su abogado en el festival. Agatón, vestido de mujer, cree que las mujeres de Atenas están celosas de él y se niega a asistir al festival por temor a ser descubierto. El anciano cuñado de Eurípides, Mnesiloco se ofrece a ir en lugar de Agatón. Eurípides lo afeita, lo viste con ropa de mujer de Agatón y finalmente lo envía al Tesmoforion, el lugar de celebración de los ritos secretos de las mujeres. Aquí, se descubre a las mujeres dirigiendo una asamblea, con funcionarios designados y registros y procedimientos cuidadosamente mantenidos. Dos mujeres, Micca y una vendedora de mirtos, resumen sus quejas contra Eurípides. Según Micca, Eurípides ha enseñado a los hombres a no confiar en las mujeres, esto los ha vuelto más vigilantes y eso a su vez hace que sea imposible que las mujeres se ayuden a sí mismas con las provisiones del hogar. Según la vendedora de mirtos, sus obras promueven el ateísmo y esto le dificulta vender sus coronas de mirtos. Mnesiloco declara que el comportamiento de las mujeres es, de hecho, mucho peor de lo que Eurípides ha representado. Se inventa una historia como mujer casada, incluida una escapada sexual con un novio en una cita que involucra un árbol de laurel y una estatua de Apolo. La asamblea está indignada, pero se restablece el orden cuando se ve acercarse a Clístenes, un homosexual, el "embajador" ateniense de las mujeres. ¡Ha venido con la alarmante noticia de que un hombre disfrazado de mujer los está espiando en nombre de Eurípides! La sospecha cae inmediatamente sobre Mnesiloco, siendo la única miembro del grupo que nadie puede identificar. Después de quitarle la ropa, descubren que en realidad es un hombre. En una parodia de una famosa escena de 'Telefo' de Eurípides, Mnesiloco agarra al bebé de Micca y amenaza con matarlo a menos que las mujeres lo suelten. Sin embargo, Mnesiloco descubre que el 'bebé' es, en realidad un odre de vino con botines. Micca (una bebedora devota) suplica por su liberación, pero la asamblea no negociará con Mnesiloco y él apuñala al odre de todos modos. Micca recoge su preciosa sangre en una sartén. Mnesiloco es arrestado y atado a una tabla por un arquero escita (el equivalente ateniense a la policía) por orden de un prítano. Luego sigue una serie de escenas ridículas en las que Eurípides, en un intento desesperado por rescatar a Mnesiloco, va y viene con varios disfraces, primero como Menelao, un personaje de su propia obra Helena, a lo que Mnesiloco responde interpretando el papel de Helena; y luego como Perseo, un personaje de otra obra de Eurípides, Andrómeda, en cuyo papel se precipita heroicamente por el escenario en una grúa teatral a lo que Mnesilochus responde actuando el papel de Andrómeda. Después, Eurípides se hace pasar por Eco en la misma escena en que se hace pasar por Perseo. Todos estos trucos absurdos fallan. El poeta trágico entonces decide aparecer como él mismo y negocia la paz con el coro de mujeres, con la promesa de no insultarlas en sus futuras obras. Las mujeres se niegan a ayudarlo a liberar a Mnesiloco (ahora prisionero del estado ateniense), pero aceptan no interferir con los planes para su escape. Disfrazado finalmente como una anciana y atendido por una bailarina y un flautista, Eurípides distrae al arquero escita el tiempo suficiente para liberar a Mnesiloco. El escita intenta detenerlos antes de que puedan escapar, pero el coro lo lleva en la dirección equivocada y la comedia termina felizmente.
- Las avispas. Una gran red se ha extendido sobre una casa, la entrada está bloqueada y dos esclavos, Xantias y Sosias, duermen en la calle. Los dos esclavos se despiertan y nos enteramos de sus bromas que están vigilando a un "monstruo". El hombre que duerme encima de ellos es su amo y el monstruo es su padre: tiene una enfermedad inusual. Xantias y Sosias desafían al público a adivinar la naturaleza de la enfermedad. Se sugieren adicciones al juego, la bebida y los buenos momentos, pero todas están equivocadas: el padre es adicto a la justicia: es un fileliastes (φιληλιαστής) o un "trialófilo". El nombre del hombre es Filocleon (adicto a Cleón), y el nombre de su hijo es todo lo contrario, Bdelycleon. Los síntomas de la adicción del anciano incluyen sueño irregular, pensamiento obsesivo, paranoia, falta de higiene y acaparamiento. El asesoramiento, el tratamiento médico y los viajes no han logrado resolver el problema, y ahora su hijo ha convertido la casa en una prisión para mantener al anciano alejado de los tribunales de justicia. Bdelycleon se despierta y les grita a los dos esclavos que estén en guardia: su padre se está moviendo. Les dice que vigilen los desagües, porque el anciano puede moverse como un ratón, pero Filocleón los sorprende a todos al salir de la chimenea disfrazado de humo. Afortunadamente, Bdelycleon está disponible para empujarlo hacia adentro. La familia se acomoda para dormir un poco más y luego llega el Coro, viejos miembros del jurado que se mueven con cautela por los caminos embarrados y son escoltados por niños con lámparas en la oscuridad. Al enterarse del encarcelamiento de su antiguo camarada, saltan en su defensa y pululan alrededor de Bdelycleon y sus esclavos como avispas. Al final de esta refriega, Filocleón todavía está bajo la custodia de su hijo y ambas partes están dispuestas a resolver el problema pacíficamente a través del debate. El debate entre Filocleón y Bdelycleón se centra en las ventajas que el anciano obtiene personalmente del servicio de jurado voluntario. Filocleón dice que disfruta de las halagadoras atenciones de los hombres ricos y poderosos que le piden un veredicto favorable, disfruta de la libertad de interpretar la ley como le plazca, ya que sus decisiones no están sujetas a revisión, y la paga de su jurado le da independencia y autoridad dentro de su propia casa. Bdelycleon responde a estos puntos con el argumento de que los jurados están sujetos a las demandas de los funcionarios menores y se les paga menos de lo que merecen: los ingresos del imperio van en su mayoría a las arcas privadas de hombres como Cleón. Filocleón se niega a abandonar sus viejas costumbres, por lo que Bdelycleón se ofrece a convertir la casa en una sala de audiencias y pagarle los honorarios de un jurado para juzgar las disputas domésticas. Filocleón está de acuerdo y pronto se le presenta un caso, una disputa entre los perros de la casa. Un perro (que se parece a Cleon) acusa al otro perro (que se parece a Laques) de robar un queso siciliano y no compartirlo. Los testigos de la defensa incluyen un cuenco, un mortero, un rallador de queso, un brasero y una olla. Como estos no pueden hablar, Bdelycleon les dice algunas palabras en nombre del acusado. Se hace pasar a un grupo de cachorros (los hijos de los acusados) para ablandar el corazón del viejo jurado con sus llantos lastimeros. Filocleón no se ablanda, pero su hijo lo engaña fácilmente para que ponga su voto en la urna para la absolución. El anciano miembro del jurado está profundamente conmocionado por el resultado del juicio (está acostumbrado a las condenas), pero su hijo le promete pasar un buen rato y salen del escenario para prepararse para el entretenimiento. Mientras los actores están fuera del escenario, el Coro se dirige a la audiencia en una parábasis convencional. Elogia al autor por enfrentarse a monstruos como Cleon y reprende a la audiencia por no haber apreciado los méritos de la obra anterior del autor (Las nubes). Elogia a la generación anterior, evoca recuerdos de la victoria en Maratón y deplora amargamente el engullimiento de los ingresos imperiales por parte de hombres indignos. Padre e hijo luego regresan al escenario, ahora discutiendo entre ellos sobre la elección del atuendo del anciano. Es adicto a su vieja capa de jurado y sus zapatos viejos, y sospecha de la elegante prenda de lana y el calzado espartano de moda que Bdelycleón quiere que use esa noche para una cena sofisticada. Se le impone la ropa elegante y se le instruye en el tipo de modales y conversación que los demás invitados esperan de él. En la fiesta, Filocleón declara su renuencia a beber vino (causa problemas), pero Bdelycleón le asegura que los hombres de mundo sofisticados pueden salir fácilmente de los problemas hablando, por lo que parten con optimismo hacia el entretenimiento de la noche. Un esclavo doméstico llega con noticias para la audiencia sobre el comportamiento espantoso del anciano en la cena: Philocleon se ha emborrachado abusivamente, ha insultado a todos los amigos elegantes de su hijo y ahora está agrediendo a cualquiera que se encuentra en el camino a casa. El esclavo se va cuando llega Filocleón, ahora con víctimas agraviadas pisándole los talones y una linda flautista del brazo. Bdelycleon aparece momentos después y reprende enojado a su padre por secuestrar a la flautista de la fiesta. Philocleon finge que ella es, de hecho, una antorcha. Su hijo no se deja engañar e intenta llevar a la chica de vuelta a la fiesta por la fuerza pero su padre lo derriba. Siguen llegando otras personas con quejas contra Philocleon, exigiendo una compensación y amenazando con emprender acciones legales. Él hace un intento irónico de hablar para salir del problema como un sofisticado hombre de mundo, pero inflama aún más la situación. Finalmente, su hijo alarmado lo arrastra adentro. El Coro canta brevemente sobre lo difícil que es para los hombres cambiar sus hábitos y elogia al hijo por su devoción filial, después de lo cual todo el elenco regresa al escenario para una animada danza de Filocleón en un concurso con los hijos de Carcino.
Aristóteles
Aristóteles (Estagira, 384 a.C.-Calcis, 322 a.C.) fue un filósofo y científico considerado junto a Platón, el padre de la filosofía occidental.
Fue discípulo de Platón durante los veinte años en la Academia de Atenas. Después de la muerte de Platón, Aristóteles abandonó Atenas para ser el maestro de Alejandro Magno. En la última etapa de su vida, fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.
Aristóteles escribió cerca de 200 obras, de las cuales solo se han conservado 31 en el Corpus Aristotelicum. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, de la ciencia política, zoología, embriología, ley natural, método científico, retórica, psicología, realismo, crítica, individualismo, teleología y de la meteorología.
Aristóteles desarrolló una filosofía en donde la experiencia (no la evidencia) es la fuente del conocimiento. Según su teoría hilemórfica, cada entidad sensible es una sustancia compuesta de materia, aquello que constituye las cosas; y forma, lo que organiza la materia, siendo esta última su esencia. Toda sustancia (materia + forma) tiende hacia una causa final dirigida por su naturaleza (teleologismo). Así, el ser humano es un animal racional constituido por un cuerpo y alma, cuyo fin último es la actividad intelectual mediante el ejercicio de la razón, virtud (areté) propia del alma, llegando así al bienestar (eudaemonia). Las virtudes éticas, las cuales se forman mediante el hábito, son el término medio entre dos vicios (por exceso o por defecto). Los humanos viven por naturaleza en comunidad, formando así Estados (polis) con el fin de preservar la felicidad de sus ciudadanos.
Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción y las nociones de categoría, sustancia, motor inmóvil, acto y potencia. Sus escritos tratan de cuestiones mitológicas en algunas ocasiones, y una obra espuria dentro del corpus aristotélico, De los audibles, recoge algunas tradiciones singulares referidas a lugares extranjeros. Los fragmentos que conservamos del pseudoaristotélico Peplo aportan datos sobre la genealogía y el destino de algunos de los guerreros que lucharon en Troya.
Ateneo de Naucratis (ca. 200 a.C.)
Autor del Banquete de los sofistas (Deipnosophistai), una excéntrica compilación en quince libros (originalmente pudieron ser hasta 30) que recoge más de lo que nadie haya querido nunca saber acerca de banquetes y convites. El simposio, que se prolonga durante varios días, trata varios temas como la filosofía, la literatura, el derecho, la medicina e intervienen gran número de invitados: el médico Galeno; el filósofo cínico, Ateneo; el anfitrión llamado Larense. Ateneo extrae sus comentarios de un ámplio número de fuentes (Ateneo recopiló muchos textos al margen de los de los grandes escritores). Cita a unos 1250 autores, da el título de más de 1000 obras teatrales y copia más de 10 000 versos). Su farragosa obra ha permitido que se conserven muchos datos de gran valor, algunos relativos a mitos, que de otro modo se hubieran perdido.
Baquílides (ca. siglo V a.C.)
Poeta lírico, sobrino de Simónides y contemporáneo de Píndaro. Se recuperaron importantes fragmentos de sus epinicios (odas corales en honor de los vencedores de los juegos) y de seis de sus ditirambos a partir de unos papiros descubiertos en el siglo XIX. Los epinicios están construidos a la manera de los de Píndaro, con una narración mítica en su parte central. Su Epinicio V nos da una buena muestra de ello, cuando describe el encuentro y diálogo entre Heracles y la sombra de Meleagro tras el descenso a los infiernos del gran héroe en búsqueda de Cerbero; momento en el que Heracles se conmueve hasta las lágrimas al escuchar el relato de Meleagro sobre su muerte prematura. Otra oda cuenta cómo las hijas de Prito, rey de Tirinto, ofendieron una vez a Artemis y enloquecieron hasta que la ira de la diosa se aplacó. Asimismo, los ditirambos tienen atractivas narraciones míticas, por ejemplo cuando Teseo demuestra a Minos que es hijo de Poseidón o cómo el héroe llega a Atenas, la tierra natal de sus ancestros.
Bión de Esmirna (finales del siglo II a.C.), poeta pastoril que pasa por ser el posible autor del Lamento por Adonis.
Calímaco (circa 305-240 a.C.).
Poeta y erudito helenístico que llevó a cabo el catálogo de los libros de la Biblioteca de Alejandría. Sus seis Himnos, que están repletos de un interesante acervo mitológico, se conservan por entero porque un editor de la Antigüedad tardía los incluyó en una colección de himnos junto a los Himnos homérico. Sus poemas son muy sofisticados y divertidos y su tono es a menudo amablemente irónico. El Himno III, dedicado a Ártemis, tiene un encanto peculiar. El Himno V cuenta cómo Tiresias se queda ciego después de ver a Atenea desnuda, mientras que el Himno VI narra cómo el héroe tesalio Erísictón fue castigado a padecer un hambre insaciable después de talar unos árboles de un bosque consagrado a Deméter.
Cicerón (106-43 a.C.).
Político, orador y ensayista romano, a veces hace referencia a las leyendas griegas y a cuestiones mitológicas en sus tratados sobre religión y filosofía.
CICLO ÉPICO
El ciclo épico estaba formado por una colección de poemas épicos antiguos que fueron ordenados dentro de un ciclo para suministrar una relación cronológica de los episodios más importantes de la mitología griega. Aunque debió de haber diferentes colecciones con diversos contenidos, los poemas que se catalogan bajo el nombre de «ciclo» en los testimonios que conservamos son un oscuro poema llamado Titanomaquia, que tenía por tema los albores de la historia del mundo y de los dioses (posiblemente muy cercano a la Teogonia de Hesíodo), y dos series de poemas épicos, el Ciclo Tebano, sobre la familia de Edipo y las Guerras Tebanas y el Ciclo Troyano, sobre la guerra de Troya, sus orígenes y sus secuelas.
Aunque apenas se sabe nada sobre la Titanomaquia y sobre la épica de temática tebana, tenemos muchos más datos sobre los poemas del ciclo troyano, en parte porque el número de fragmentos y testimonios conservados es mayor y en parte porque conservamos los resúmenes de su contenido que elaboró Proclo en época romana. El primer poema del ciclo troyano, las Ciprias, contaba los orígenes de la guerra y sus avatares hasta el momento en el que comienza la llíada. La Etiópida continuaba la historia en donde la dejaba la llíada y narraba cómo la amazona Pentesilea y el príncipe etíope Memnón habían terminado luchando como aliados de los troyanos. Allí se contaba también la muerte de Aquiles, alcanzado por la flecha de Apolo y Paris cuando avanzaba hacia la ciudad después de haber dado muerte a Memnón. Los argumentos de los dos siguientes poemas épicos, la Pequeña Iliada, centrado en el sorteo de las armas de Aquiles y el sucicidio de Ayax y los acontecimientos anteriores al caballo de Troya y la Toma de Troya (Iliupersis). Los Regresos (Nostoi) contaban los viajes de regreso de los principales héroes griegos, excepto Odiseo; el último poema del ciclo, una composición relativamente tardía llamada la Telegonía, era una narración sobre los años finales de la vida de Odiseo en Ítaca después de sus viajes,
Aunque conocemos los nombres de otros poemas épicos arcaicos y de algunos poetas épicos, o no se conserva nada de ellos o muy poco. Muchos poetas compusieron obras sobre Heracles, por poner un ejemplo, entre ellos un espartano llamado Cinetón y un rodio llamado Pisandro e incluso, en un período relativamente tardío, Paniasis de Halicarnaso, tío de Heródoto. También Teseo fue el protagonista de algunos poemas similares, así como la historia de Jasón y los Argonautas que también fue bastante popular; los escolios a Apolodoro nos informan de que esta historia fue el centro de un poema épico temprano llamado la Naupactia. Diversas leyendas de diferentes regiones de Grecia sirvieron también de argumento a varios poemas épicos arcaicos: un poema llamado la Forónida trataba sobre las primeras historias de la Argólide y un poeta épico corintio llamado Eumelo compuso una obra sobre la historia antigua de su tierra natal. Dado que la poesía épica, oral o escrita, se convirtió en el principal medio literario para las narraciones mitológicas durante la época arcaica, es importante hacer hincapié en lo poco que sabemos sobre esas composiciones épicas tempranas.
Coluto (siglo V d.C.).
Según la Suda, Coluto es el autor de una Calidoniaca en seis libros, relato de la caza del jabalí de Calidón, la Pérsica, probablemente un elogio sobre el emperador Anastasio compuesto al final de las guerras persas, y la Encomia o poemas laudatorios. Todas las obras mencionadas en la Suda se han perdido, pero su poema en 392 hexámetros sobre El rapto de Helena (Ἁρπαγὴ Ἑλένης) se conserva, después de haber sido descubierto por el cardenal Bessarion en Calabria. El rapto se abre con una invocación a las ninfas de la Tróade a quienes el poeta pide información sobre París como el originador del conflicto troyano, seguido del relato de cómo los dioses asistieron a la boda de Tetis y Peleo, cómo se olvidaron de invitar a Eris, que buscó represalias arrojando una manzana de oro entre los dioses; Hera, Atenea y Afrodita quieren tenerla y Zeus le ordena a Hermes que lleve a las tres diosas a visitar al apuesto pastor Paris, quien debería otorgar la manzana a una de ellas; las diosas realzan su apariencia antes de encontrarse con el pastor, con Afrodita lanzando un discurso en su corte de Erotes. París, más interesado en tocar la flauta que en cuidar de sus ovejas, recibe de Hermes el encargo de otorgar la manzana a la diosa más bella; sometiéndose a sus ojos, Atenea le ofrece coraje y victoria en la guerra, Hera para hacerlo señor de toda Asia, y Afrodita, enseñando sus pechos, la mano de Helena; París otorga la manzana a Afrodita, que desprecia a Hera y Atenea, y prepara su viaje a Esparta para seducir a Helena. El viaje a Esparta comienza con malos presagios, pero su flota llega a Esparta sin contratiempos y se dirige a pie hacia la ciudad. Helena le abre la puerta y, instantáneamente atraída hacia él, inicia un diálogo con él: Paris le dice que él es el hijo de Príamo, rey de Troya, y que Afrodita le prometió convertirlo en el esposo de Helena. Helena acepta fugarse con Paris y lo hacen durante la noche. Hermione se despierta a la mañana siguiente y busca a su madre, temiendo que se haya perdido en las montañas o se haya ahogado en el río. Se queda dormida exhausta y ve a su madre en sueños diciéndole que fue secuestrada por el extranjero que los visitó el día anterior. Hermione llama a su padre para que regrese, mientras que al ver la llegada de la pareja desde los muros de Troya, Casandra se quita el velo y se rasga el cabello.
Conón (siglo I d.C. o a comienzos del II), mitógrafo, autor de una colección de 50 leyendas de temática diversa en la que tienen una parte preeminente aquellas que versan sobre fundaciones de ciudades. Se conserva un resumen preparado por el erudito bizantino Focio.
Diodoro de Sicilia (siglo I a.C.).
Historiador griego de Sicilia, autor de una historia universal en 14 libros. Diodoro no excluye los períodos legendarios de su narración, y los primeros libros de su historia tienen un gran valor para los estudios mitológicos. Como es fácil de entender en una obra con pretensiones históricas, tiende a dar preponderancia a las visiones racionalistas del período helenístico, pero buena parte de ese material que incluye tiene por sí mismo gran interés, principalmente lo que tiene que ver con Evémero y algunos extractos de dos obras de Dionisio Escitobraquión («El del brazo de cuero» debido a su prolífica actividad) que aportan versiones novelísticas del mito de los Argonautas y del de las Amazonas. Sin embargo el libro IV, que trata sobre la historia mítica de Grecia, parece basado en gran parte en un manual mitológico e incluye un material más convencional proveniente de la vulgata más antigua. La biografía de Heracles tiene gran valor dado que aporta un interesante complemento a la que aparece en la Biblioteca mitológica de 'Apolodoro.
Dionisio de Halicarnaso (siglo I a.C.).
Crítico literario e historiador griego. Vivió en Roma por espacio de veinte años, allí llevó a cabo su compilación de las Antigüedades romanas, una larga y detallada historia de Roma desde los primeros tiempos hasta las Guerras Púnicas. El libro I, que trata sobre la prehistoria de la región y los orígenes y la fundación de la ciudad, aporta muchos datos sobre las leyendas griegas relacionadas con Roma y la península Itálica.
Eliano (Claudio Eliano, circa 172-235 d. C.), prosista, autor de Historias curiosas y Sobre los animales, una antología de historias sobre animales que aporta interesantes datos sobre mitos.
Eratóstenes (circa 285-194 a.C.).
Erudito alejandrino que llevó a cabo la compilación de la colección estándar de mitos de constelaciones, los Catasterismos. Este breve libro que ha llegado hasta nosotros bajo ese nombre es un resumen que realizó un autor posterior. Se puede encontrar más información sobre los contenidos de la obra original en la Astronomía de Higino y en los escolios a los Fenómenos de Arato y a la traducción latina de ese poema que redactó Germánico.
Escolios.
Se trata de antiguas notas explicatorias conservadas en los márgenes de las obras. Dado que muy a menudo los mitos eran fuente de temas para la poesía y el teatro griegos, muchas de estas notas están dedicadas a cuestiones mitológicas y cuentan versiones de los mitos a partir de las referencias que aparecen en el texto en cuestión. Asimismo los escolios explican cuestiones concretas o puntos específicos que surgen de la narración y en ellos también se citan pasajes paralelos y variantes que aparecen en otras fuentes (muchas veces perdidas). La mayor parte de nuestro conocimiento sobre algunos mitógrafos antiguos como 'Ferécides y Helánico proviene de los escolios. Los escolios de la épica homérica, Píndaro, Eurípides, Apolonio y Licofrón son particularmente valiosos como fuentes de información mitológica. Los escolios latinos resultan también muy útiles para el estudio de la mitología griega, principalmente los de los poemas de Virgilio y de la épica tebana de Estacio.
Esquilo (525-456 a.C.).
- Agamenón, cuenta cómo el rey de Micenas, Agamenón, es asesinado por su esposa Clitemnestra después de regresar de la guerra de Troya.
- Coéforos, trata sobre la vuelta a Micenas de Orestes, hijo de Agamenón, que es enviado fuera de la ciudad después del asesinato de su padre y que crece en el exilio; Orestes regresa para vengar a su padre dando muerte a Clitemnestra y al amante de esta, Egisto.
- Euménides, se centra en la persecución de Orestes por las Erinias, las Furias, que reclaman venganza a pesar de que Apolo ha aprobado las muertes de Clitemnestra y Egisto. Finalmente Orestes queda absuelto de matricidio en un juicio dirigido por Atenea en la propia ciudad de Atenas.
- Los siete contra Tebas, la última obra de la trilogía tebana, cuenta cómo siete guerreros de Argos se enfrentan a siete adalides tebanos en las siete puertas de Tebas durante la primera de las dos Guerras Tebanas.
- Suplicantes, la última obra de una trilogía cuyo tema era el mito de las Danaides, narra cómo las 50 Danaides llegan a Argos como suplicantes huyendo de Egipto, en donde pretendían casarlas con sus primos, los 50 hijos de Egipto. Apenas hay acción en estas obras, en realidad, más de la mitad de esta última consiste en cantos corales.
- Los persas, trata sobre la derrota de Jerjes durante las Guerras Médicas.
- Prometeo encadenado. Zeus se muestra como un tirano recién llegado al poder que ejerce su mandato mediante la violencia pura y dura. Ha clavado a Prometeo a una roca como castigo por oponerse a su voluntad y defender los intereses de los mortales. No obstante, Prometeo quedaba en libertad en la última obra de la trilogía y llegaba a alguna clase de reconciliación con Zeus.
Estacio (Publio Papinio Estacio, circa 45-96 d.C.).
Poeta romano, autor de la Tebaida, un poema épico del ciclo tebano en 12 libros que cuenta la historia del conflicto entre los dos hijos de Edipo. También se embarcó en la composición de un poema épico sobre la vida de Aquiles, la Aquileida, del que sólo concluyó dos libros.
Esteban de Bizancio (siglo VI d.C.).
Autor de un extenso lexicón geográfico, las Étnicas, que contenía información sobre asuntos mitológicos e históricos. Aunque apenas conservamos nada del texto original, sus contenidos se han transmitido parcialmente a través de un resumen que ha llegado hasta nosotros.
Estesícoro (circa mediados del siglo VI a.C.).
Poeta lírico de la Magna Grecia. Aunque se le incluye entre los autores de lírica coral, Estesícoro compuso largos poemas narrativos que parecen tener más que ver con la épica que con la poesía lírica al uso. Entre la múltiple temática mitológica que sabemos que trató, se encuentra la caza del jabalí de Calidón, el robo de Heracles del ganado de Gerión (que pudo ser la base para la narración de Apolodoro de ese episodio), la traición de Erifile a su marido, el saqueo de Troya y la venganza de Orestes. Aunque aparentemente sus poemas ejercieron una influencia considerable sobre el desarrollo posterior de la tradición mítica, no conservamos casi nada de ellos. Estesicoro es, en sí mismo, un personaje con visos de leyenda, como veremos. Se contaba de él que Helena le había dejado ciego por los insultos que había proferido contra ella en un poema, por lo que compuso otro para retractarse de lo dicho y recuperar así la vista.
Estrabón (circa 64 a.C.-19 d.C.).
Historiador y geógrafo, autor de un tratado geográfico en 17 libros que ha llegado hasta nosotros. La parte central de la obra es una geografía descriptiva y razonada del mundo entonces conocido, una compilación a partir de otras fuentes secundarias. Dado que a Estrabón le interesa básicamente el mundo como lugar de vida del ser humano y emplazamiento de las actividades humanas y de su historia, a menudo encuentra la ocasión para referirse a cuestiones mitológicas relacionadas con las tradiciones y la propia historia de las zonas que estudia. Su respeto a la autoridad de Homero le da pie a incluir material arcaico.
Eurípides (circa 485-406 a.C.).
Poeta trágico ateniense, contemporáneo de Sófocles, aunque algo más joven. Dado que han sobrevivido dos colecciones de sus obras (una antología compilada en época romana y una parte de la edición alfabética de sus obras completas) conservamos 19 de sus tragedias, bastante más que de Esquilo o Sófocles. Siete de ellas se centran en la guerra de Troya y sus secuelas. Ifigenia en Aulide cuenta la historia de la hija de Agamenón, conducida al sacrificio para que la flota griega pudiera partir en dirección a Troya, mientras que Ifigenia entre los tauros cuenta cómo regresó de la lejana tierra de los tauros junto a su hermano Orestes años después de la guerra. Reso dramatiza una historia contenida en la Iliada·. Reso, un príncipe tracio que ha llegado a Troya como aliado de los troyanos, es asesinado por Odiseo y Diomedes mientras duerme. Las Troyanas (Troades) y Hécuba (Hekabe) son tragedias conmovedoras que tratan sobre el destino de las mujeres más importantes de Troya después de la caída de la ciudad. Helena es una curiosa tragicomedia basada en una versión poco convencional de la leyenda de Helena en la que es su fantasma el que acompaña a Paris hasta Troya, mientras que la propia Helena permanece en Egipto durante los años que dura la guerra. Andrómaca, se había convertido en la concubina de Neoptólemo, el hijo de Aquiles, en el Epiro después de la guerra: la Andrómaca de Eurípides la presenta como víctima de los celos de la esposa de Neoptólemo, Hermione, que no puede tener hijos y planea darla muerte a ella y a su hijo aunque su plan quede finalmente frustrado. Hay tres tragedias de Eurípides dedicadas al ciclo tebano: Bacantes, obra muy tardía, y quizá la mejor de las obras de Eurípides que conservamos, cuenta cómo Penteo, rey de Tebas, recibe un horrible castigo cuando intenta proscribir los orgiásticos ritos dionisíacos. Fenicias es una tragedia extensa, cuyo final aparentemente fue redactado después de la muerte de Eurípides, que trata sobre la disputa entre los hijos de Edipo y sobre la guerra de Tebas, mientras que Suplicantes narra cómo las madres de los caudillos argivos muertos en la guerra piden ayuda a Teseo después de que los tebanos les hayan prohibido enterrarlos. Los argumentos de las dos tragedias dedicadas a historias de la mitología ateniense, Hipólito e Ion. Tres obras tienen como centro a Heracles y a sus hijos: Alcestis cuenta cómo Heracles salva de la muerte a Alcestis después de que ella se presente voluntaria para morir en lugar de su esposo Admeto; en Heracles furioso el héroe rescata a su familia de un usurpador en el trono de Tebas, pero termina dando muerte a sus hijos en un ataque de locura inspirado por Hera. Poco después de la muerte de Heracles, Euristeo, rey de Micenas, intenta salvarse a sí mismo de cualquier amenaza futura de los descendientes de Heracles mediante la eliminación de sus hijos; en Los Heraclidas los hijos de Heracles se presentan ante los atenienses como suplicantes y vencen y dan muerte a Euristeo con ayuda de éstos. En Orestes, el príncipe de Micenas logra escapar a duras penas de la muerte después de que los ciudadanos de Argos le lleven a juicio por dar muerte a su madre Clitemnestra y al amante de ésta, Egisto. En Medea la heroína de la Cólquide se venga de su esposo Jasón después de que éste le diga que planea abandonarla y casarse con una princesa corintia. Por último, El cíclope
es el único drama satírico de la Antigüedad que conservamos completo. Es una versión cómica de la historia homérica de Odiseo y Polifemo, en la que el monstruo ha hecho prisioneros a Sileno y sus sátiros justo antes de la llegada de Odiseo.
Eustacio (siglo XII d.C.).
Erudito bizantino y clérigo, autor de unos comentarios sobre la litada y la Odisea que conservamos y cuyo valor reside en que transmiten material de la tradición exegética antigua que de otro modo se habría perdido.
Evemero de Mesene (circa 300 a.C.).
Autor de la Historia sagrada, libro en el que se explicaba el origen de los dioses en términos racionalistas y se sugería que habían sido grandes gobernantes y conquistadores del pasado que habían llegado a recibir honores divinos. Aunque no conservamos la obra original, se conoce bastante sobre ella gracias a Diodoro de Sicilia y Lactancio.
Ferécides de Atenas (primera mitad del siglo V a.C.).
Mitógrafo y prolífico escritor que compendió resúmenes de la historia de Grecia, extrayendo la mayor parte de su material de la épica arcaica y organizándola según esquemas genealógicos, de acuerdo con el procedimiento desarrollado en el Catálogo de Hesíodo. Estas obras de Ferécides, conocidas bajo el título de Historiai o Genealogias y publicadas por los eruditos alejandrinos en una edición en diez libros, fueron muy consultadas por los estudiosos y poetas como una fuente canónica para las narraciones de las leyendas más antiguas. Por lo que sabemos de ellas a partir de unos cuantos pasajes que han llegado a nosotros, las historias estaban contadas con una grata sencillez y en un estilo paratáctico algo naïve. Aunque no se han conservado manuscritos de los escritos de Ferécides, sabemos bastante sobre su contenido, principalmente porque los escoliastas se refieren a ellos con bastante frecuencia. Apolodoro cita 13 veces a Ferécides en su manual, más que a cualquier otro autor, y se sirve de él como fuente principal en algunas partes del libro, por ejemplo en su narración sobre la vida de Perseo.
Helánico de Lesbos (segunda mitad del siglo V a.C.).
Mitógrafo y autor de libros sobre etnografía y cronología. Se conserva más de sus obras que de cualquier otro mitógrafo antiguo excepto Ferécides. Recopiló valiosas historias de diversas familias legendarias como los Deucaliónidas y los Atlántidas y dejó su impronta sobre las tradiciones siguientes al pulir y sincronizar las genealogías de los héroes. Aparentemente era un escritor burdo, cuyas narraciones eran menos atractivas que las de Ferécides. Su Atis, una historia de la región del Ática (mencionada en Tucídides I, 97, aunque lo haga sin ningún entusiasmo), contribuyó a inaugurar el género de la Atidografía.
Heródoto (siglo V a.C.).
Autor de una larga obra histórica en nueve libros, las Historias en la que narra la guerra entre Grecia y Persia y su contexto histórico. Es un amplio estudio que explica el auge de Persia en relación con otros territorios, al margen de Grecia, y la evolución de los acontecimientos en la propia Grecia. Es muy valioso como fuente para leyendas y para asuntos relacionados con ellas, principalmente porque al autor le encanta hacer digresiones y no quiere perderse una buena historia.
Hesiodo (circa 700 a.C.).
Poeta épico y didáctico beocio. Conservamos dos poemas, Teogonia y Trabajos y días, que pueden ser considerados obras auténticas de Hesíodo. Un poema posterior, el Escudo, que no fue compuesto por Hesíodo, y las fuentes antiguas citan una lista de títulos de los que es autor. Se conoce muy poco de esos poemas, pero uno de ellos, el Catálogo de mujeres, cuyo origen es también posterior a Hesíodo, era un poema mitológico de importancia considerable que puede ser parcialmente reconstruido a partir de varios fragmentos conservados y de testimonios de otros autores.
- La Teogonia («nacimiento o generación de los dioses») es una historia cronológica de los diferentes orígenes de los dioses y cómo se estableció el orden divino de Zeus, el tercer gobernante del universo. Dado que no se trata sólo de una versión muy antigua de estos temas, sino que el poema de Hesíodo se convirtió en la canónica, es un documento mitológico de primera importancia. Se cuenta en él también cómo Zeus se impuso sobre la rebelión protagonizada por el monstruoso y temible Tifón. El final del poema quedó alterado cuando se le añadió como apéndice el Catálogo de mujeres, ya que, aunque se acepta normalmente que parte de la sección final del texto es posterior a Hesíodo, los filólogos discuten sobre dónde termina realmente la obra original de este autor.
- Trabajos y días. Es un poema que versa principalmente sobre labores agrícolas y los días hábiles e inhábiles del mes, Trabajos y días es menos importante para el estudio mitológico, a excepción de dos partes del poema: la que narra la historia de la primera mujer, Pandora y el mito de las razas.
- Escudo (Aspis), una obra de 480 versos que cuenta cómo Heracles derrotó al villano tesalio Cieno y al padre de éste, el dios Ares, en dos peleas sucesivas. La obra recibe el título de Escudo porque más de una tercera parte de la misma está dedicada a una descripción de las imágenes del escudo de Heracles, en un pasaje que está compuesto según el modelo homérico de la descripción del escudo de Aquiles en la llíada. Tiene como prefacio un eh o ie de la parte del Catálogo dedicada a Alcmena y presumiblemente fue redactado después de ese poema en el siglo VI a.C. Dado que el autor del poema fue muy incompetente a la hora de organizar el material de manera apropiada o de dar vida a la narración, lo único que se puede añadir acerca de esta obra es que se trata de una curiosidad histórica,
- Del resto de poemas que se le atribuyen a Hesíodo no conocemos mucho más que sus nombres. Hay entre ellos un poema astronómico conocido como Astronomia y un libro de preceptos morales cuyo título es Máximas de Quirón, también un poema mitológico, la Melampodia, que narraba las historias de Melampo y otros adivinos (entre ellas, el certamen adivinatorio entre Mopso y Calcante); y el Egimio, que recibe su nombre a partir de un aliado dorio de Heracles, pero que aparentemente se componía de un compendio de leyendas entre las que se encontraba la historia de Io.
- Catálogo de mujeres es el único poema pseudohesiódico, aparte del Escudo, del que conservamos fragmentos sustanciales. Tiempo después de la época de Hesíodo, quizá a comienzos del siglo VI a.C., un autor decidió componer una continuación de la Teogonia y ampliarla con las genealogías de las principales familias de héroes. Ya que el origen de todas y cada una de las principales familias heroicas surge del encuentro de un dios y una mujer mortal, el nuevo poema recibió el nombre de Catálogo de mujeres. También se le conoce por Ehoiai, ya que la historia de cada una de las mujeres se introduce con la expresión griega ehoie («o como aquella que...»). Se contaba la historia de cada familia heroica desde su origen semidivino hasta la guerra de Troya aproximadamente y las principales leyendas asociadas con los miembros de la familia iban apareciendo, posiblemente con brevedad, en la medida en que se iban introduciendo los nombres de los héroes y las heroínas. Era una obra de gran importancia, comparable a su manera a la Teogonia, ya que estableció un sistema de genealogías heroicas que fue adoptado y pulido por los mitógrafos antiguos, como Ferécides y Helánico, y sus huellas son perfectamente reconocibles en la Biblioteca de Apolodoro, a pesar de las numerosas variaciones añadidas por las tradiciones tardías.
Higino (Gayo Julio Higino).
Era un erudito liberto de Augusto que llegó a ser bibliotecario de la Biblioteca Palatina, es el supuesto autor de dos obras: las Fábulas (también conocida como las Genealogías), un manual de mitología, y la Astronomía Poética, un tratado popular sobre astronomía. Ambos libros son un compendio de fuentes griegas. Dado que el autor de estas obras fue un erudito de competencia bastante limitada que comete errores elementales cuando traduce del griego, se piensa por lo general que éstas no son obras originales de Higino y que fueron escritas con toda probabilidad en el siglo II de nuestra era. Los 220 capítulos de las Fábulas consisten en breves narraciones de los mitos o de los catálogos (por ejemplo, sobre madres que mataron a sus hijos, hombres que fueron amamantados por animales, inventores y sus inventos, etc.). Aunque es raro que mencione sus fuentes originales, el libro parece estar basado principalmente en obras trágicas. El libro segundo de la Astronomía contiene la colección más completa que poseemos sobre mitos de constelaciones, muchos de ellos derivados de Eratóstenes.
HIMNOS Homéricos
Colección de 33 poemas en verso épico (hexámetro), dedicados a diversos dioses. Aunque en la Antigüedad fue atribuida a Homero de manera mayoritaria, en realidad están compuestos por distintos autores y en épocas diferentes, desde los siglos VIII y VII a.C. hasta el siglo V a.C., o incluso más tarde. Mientras que algunos no son más que breves preludios que debían ser cantados por los rapsodas antes de las recitaciones épicas, otros son poemas narrativos muy atractivos acerca de episodios claves de las vidas de los dioses. En el Himno II a Deméter, se cuenta cómo Deméter, la diosa de los cereales, busca a su hija Perséfone después de que Hades la rapte, y cómo obliga a Zeus a ponerse de su parte al dejar la tierra yerma de frutos, de modo que los dioses no puedan ya recibir los sacrificios que les ofrecen los mortales. El poema, que explica el origen de los Misterios de Eleusis y alude a diversos aspectos del culto eleusino, fue compuesto posiblemente en la zona de Eleusis, quizá en el siglo VII a.C. El Himno a Apolo (III) es quizá una mezcla de dos poemas originalmente distintos. Describe cómo Leto dio a luz a sus gemelos divinos Apolo y Ártemis en la isla de Délos y cómo Apolo logra establecer su oráculo y santuario en Delfos. El Himno a Hermes (IV), de tono muy humorístico, cuenta cómo el niño Hermes robó el ganado de Apolo el mismo día de su nacimiento, consigue aplacar al dios al poco tiempo y recibe finalmente sus funciones típicas como dios. El más largo de los dos himnos dedicados a Afrodita (V), narra cómo la diosa seduce a Anquises, miembro de la familia real troyana, en el monte Ida en la Tróade y concibe con él a Eneas. En el Himno a Dioniso (VII), considerablemente más breve, unos piratas intentan raptar al dios en su juventud, mas él los transforma en delfines después de provocar milagros como manifestación de su poder. El breve Himno a Pan (XIX) tiene también algún interés por su descripción de la naturaleza y nacimiento del dios con pies de cabra.
HOMERO (siglo VIII a.C.).
La lliada y la Odisea, los poemas épicos nacionales griegos, fueron tradicionalmente atribuidos a un poeta llamado Homero del que no se sabe nada con certeza. Hay desacuerdo en si cabe adscribir ambos poemas a un mismo autor, incluso se discute que cada uno de ellos sea realmente obra de un solo autor, aunque el conocimiento de los mecanismos del proceso de creación de la poesía oral ha abierto nuevas perspectivas en el estudio de la épica homérica. Hay razones de peso para suponer que fueron compuestos en Jonia, en la costa occidental de Asia Menor.
- Toda la narración de la llíada está ordenada alrededor de un suceso concreto en el décimo año de la guerra de Troya (la cólera y la retirada de Aquiles) y el espacio de tiempo que cubre la narración, comparado con otras obras del género, es muy restringido. La acción principal se concentra en un período de tan sólo cuatro días y cuatro noches y el tiempo que cubre toda la historia no sobrepasa los 51 días, pero el poema alcanza tal grado de perfección artística que parece resumir la guerra entera. El tema que articula la llíada, expuesto ya en el primer verso, es la cólera de Aquiles, el más poderoso de los guerreros griegos, que se retira de la lucha airado porque el comandante de la expedición griega, Agamenón, le ha arrebatado a su cautiva Briseida. Su ausencia del campo de batalla permite a los troyanos salir de la ciudad, recuperar terreno y poner en un serio aprieto a las tropas griegas. Después de la muerte en el campo de batalla de su mejor amigo, Patroclo, vuelve a la guerra para vengarse y obliga a los troyanos a replegarse dentro de las murallas, dando muerte a muchos de ellos, incluido Héctor, el principal baluarte de Troya. El poema alude en muchas ocasiones a los acontecimientos anteriores de la guerra y a su fin y a sus secuelas, asimismo hace referencia a la vida de los participantes antes de la guerra y a historias comprendidas en otros ciclos legendarios y de la mitología de los dioses. Al anciano Néstor le gusta recordar sus aventuras juveniles en la parte occidental del Peloponeso y Fénix cuenta la historia del héroe etolio Meleagro mientras intenta persuadir a Aquiles para que vuelva al combate, pero no es frecuente que aparezcan historias completas que no tengan relación con la guerra. La larga lista del contingente de combatientes, el llamado «catálogo de las naves», llíada II, contiene mucha información sobre la geografía legendaria de Grecia y sobre las familias de héroes que gobernaban en esos tiempos. Un compendió muy útil sobre la historia mítica de Troya es el que da Eneas en el libro XX 208-240. El poema aporta mucho sobre las vidas y caracteres de los dioses. Se dan dos versiones, por ejemplo, del mito que cuenta cómo el joven Hefesto fue arrojado del Olimpo.
- El héroe de la Odisea, Odiseo, es un guerrero astuto y rico en recursos rey de la isla de Itaca, en la costa occidental de Grecia. El poema cuenta cómo anduvo errante por mares lejanos a lo largo de diez años, después de perder su ruta cuando regresaba a su isla desde Troya, y cómo, tras su regreso, ejecuta su venganza sobre los nobles locales que habían festejado en su palacio durante su ausencia, esquilmando su fortuna y cortejando a su esposa. El poema épico se divide en tres partes principales. La primera consta de cuatro libros (la llamada Telemaquia) en los que se cuenta cómo Telémaco, el joven hijo de Odiseo, visita a Néstor en Pilos y a Menelao en Esparta para buscar noticias sobre su padre desaparecido. Los ocho libros siguientes (V-XII) se centran en las aventuras de Odiseo, errante por los mares lejanos, y en buena parte de ellos es el propio Odiseo quien cuenta sus vicisitudes durante un banquete en la corte de los feacios, puerto final de sus aventuras marítimas. Los últimos 12 libros tratan sobre la llegada del héroe a Itaca, su venganza y la reunión final con su fiel esposa Penélope. En los libros III y IV, el poema es una bonita narración de los acontecimientos inmediatamente posteriores a la caída y saqueo de Troya, así como de la suerte que sufrieron otros héroes, incluido Agamenón, durante su regreso y al llegar de vuelta a su hogar.
Jenofonte (circa 430-354 a.C.),
Historiador y autor de tratados en prosa, generalmente sobre cuestiones prácticas, que en escasas ocasiones se refiere a cuestiones mitológicas.
Licofrón (s. III a.C.).
Poeta helenístico, autor de un poema mitológico, la Alejandra, en el que la adivina troyana Casandra profetiza con acertijos la caída de Troya y los destinos que correrán aquellos que participan en la guerra. Aunque no sea una lectura precisamente placentera, su valor como fuente de información mitológica es grande, especialmente si se lee junto a sus extensos escolios y al comentario de época bizantina de Juan Tzetzes. En el poema se dedica una atención especial al occidente italiano. Básicamente debido a una referencia a primera vista anacrónica sobre el poder romano, algunos filólogos han postulado que la obra pudo haber sido compuesta algo después por otro autor distinto, ya en el siglo II d.C.
Luciano (siglo II d.C.),
Orador y prosista nacido en Siria y que aporta numerosos datos sobre cuestiones mitológicas a lo largo de su abundante obra. En algunos de sus diálogos satíricos, principalmente en los Diálogos de los dioses y Diálogos de los dioses marinos, se ríe de los retratos convencionales de los dioses y de temas míticos tradicionales. Otras obras, como el Caronte y los Diálogos de los muertos, resultan muy interesantes para comprender cuáles eran las ideas tradicionales sobre la vida de ultratumba y el mundo de los infiernos.
Mimnermo (segunda mitad del siglo VI a.C.).
Poeta elegiaco. Los fragmentos de uno de sus poemas, el Nanno, contienen abundantes alusiones mitológicas a la expedición de Jasón y al viaje nocturno de Helios hasta el lugar en el que se levanta.
Mitógrafos Vaticanos.
Nombre que reciben los autores de las colecciones medievales de cuentos mitológicos conservadas en un manuscrito de la Biblioteca Vaticana. Las narraciones están extraídas de los escolios latinos y de fuentes latinas tardías.
Mosco de Siracusa (segunda mitad del siglo II a.C.).
Poeta bucólico, autor de un atractivo epilion (épica breve), la Europa, que cuenta cómo Zeus tomó la forma de un toro para raptar a la heroína de ese nombre desde Fenicia a Creta.
Museo (ca. finales del siglo V d.C.).
Autor de un interesante poema épico breve sobre la historia de Hero y Leandro, dos amantes que vivían separados cada uno en una orilla del Helesponto.
Nicandro de Colofón (siglo II d.C.).
Poeta helenístico. Dos de sus poemas didácticos, la Remedios contra los venenos de los animales (Θηριακά) y los Antídotos (Αλεξιφάρμακα), sobre los contravenenos, han sobrevivido completos. Nicandro tuvo mucha importancia desde el punto de vista mitológico por su obra, ahora perdida, Metamorfosis (Ετεροιούμενα), Ovidio aprovechó mucho material de esta obra cuando compuso sus Metamorfosis y Antonino Liberal da resúmenes de algunas de las historias que en él se contaban.
Nono de Panópolis (siglo V d.C.).
El autor egipcio de las Dionisíacas, un extenso poema épico en 48 libros que trata sobre Dioniso y su expedición a la India.
Ovidio (Publio Nasón Ovidio, 70-19 d.C.).
- Las Metamorfosis, es una colección de mitos de transformación en quince libros. El poema arranca con el origen del universo y termina con la apoteosis de Rómulo, y todas las historias que narra están entrelazadas con gran maestría y mediante alteraciones regulares de tono que aseguran la unidad del poema dentro del estilo épico. A excepción de los dos últimos libros, dedicados a cuestiones romanas e itálicas, las historias están casi exclusivamente sacadas del acervo legendario griego. Algunas son muy antiguas, mientras que otras tienen como fuente obras literarias más recientes, ya que las transformaciones eran un tema muy popular en la poesía helenística como ocurre con Nicandro.
- La mayoría de las cartas ficticias agrupadas en las Heroidas están compuestas por heroínas de las leyendas griegas que escriben a sus amantes o esposos; en la mayor parte de sus poemas, Ovidio hace referencia a los mitos griegos.
Paléfato (siglo IV a.C.).
Autor de Sobre historias in creíbles (Périapistón), obra mitológica que aporta explicaciones racionalistas, y bastante poco plausibles, sobre los orígenes de cuentos inverosímiles de la leyenda heroica, por ejemplo, sobre aquellos que tratan de monstruos. El autor, que debió escribir bajo pseudónimo, fue aparentemente un discípulo de Aristóteles que estuvo activo durante finales del siglo IV a.C; si esto fuera así, el libro sería el testimonio más antiguo para un importante número de leyendas. Una obra semejante y más antigua es la que se nos ha transmitido bajo el nombre de Heráclito. En contraste con Evémero y sus seguidores, estos autores no pretendieron racionalizar los mitos de los dioses.
Partenio de Nicea (siglo I a.C.).
Poeta helenístico tardío y mitógrafo, autor de los Sufrimientos del amor (Erotika Pathemata), una colección de resúmenes en prosa de 36 historias de amor, la mayoría poco conocidas y de origen relativamente tardío. Resulta interesante por el modo en que se reciclan los motivos comunes de los mitos antiguos.
Pausanias (siglo II d.C.).
Autor de una Descripción de Grecia en diez libros que cubre todo el Peloponeso y la mayor parte de la Grecia central. Pausanias visitó todas las ciudades principales y otros lugares de interés en esas zonas para investigar sus tradiciones y su topografía, monumentos y antigüedades, cultos y mitología local. La obra es una fuente de excepcional valor para un mitólogo. Recoge las tradiciones locales sobre la historia de las ciudades y de los territorios por los que pasa, y muchas leyendas vinculadas con monumentos y estelas locales. Aunque cabe recordar que Pausanias recopiló el material en un período de tiempo relativamente tardío, es cierto que transmite mucha información que se retrotrae de manera incuestionable a la tradición mítica más antigua, tanto por sus referencias a las fuentes literarias arcaicas (ya que había leído mucho y deseaba utilizar sus lecturas para buscar respuestas sobre cuestiones específicas) como por sus descripciones de las obras de arte antiguas, como las pinturas murales de Polignoto (siglo V a.C.) o del cofre de Cipselo (siglo VI).
Píndaro (circa 518-438 a.C.).
Autor de lírica coral, quizá el más importante poeta lírico de la antigua Grecia. Además de numerosos fragmentos, conservamos cuatro libros completos de las odas que compuso en honor de los vencedores de los cuatro festivales atléticos principales, los Juegos Olímpicos, Píticos, Nemeos e Istmicos. Estas odas triunfales, llamadas epinicios, tienen más valor como fuente para el estudio del mito de lo que cabría suponer: en ellas el poeta dedica unos pocos versos a la victoria o al vencedor y enseguida, después de un breve preludio, pasa a una narración mitológica. La mayor parte del poema está dedicada a un mito y suelen terminar con el elogio del vencedor del que destaca su habilidad o su buena fortuna. En Píndaro, por tanto, lo que ennoblece aún más la victoria es este trasfondo mitológico. La introducción del mito obedece a varios motivos, aunque lo más típico es que estén en conexión con la historia familiar del vencedor o con las tradiciones de su lugar de origen o con el propio lugar en el que tuvo lugar la victoria. Aunque las narraciones mitológicas sean de cierta extensión, en pocas ocasiones obedecen a un esquema temporal como en la poesía épica, ya que el poeta tiende a concentrarse sobre aspectos particulares de la historia que resultan relevantes para su «argumento»; es decir, a veces comienza en mitad de la historia y se mueve adelante y atrás en el tiempo narrativo. Píndaro da cuenta, o mención, de un gran número de mitos en sus poemas, y en algunos casos es la primera fuente que conservamos de un mito. Cabe destacar tres narraciones concretas, a modo de ejemplo: en la Olímpica VII, Píndaro explica cómo Helios, el dios del sol, logra hacerse con el dominio de la isla de Rodas; la Pítica IX nos cuenta cómo Apolo rapta a la ninfa Cirene y se la lleva al norte de África como amante después de haberla visto luchar contra un león en Tesalia; su Olímpica VI describe el nacimiento, abandono y recuperación del adivino Yamo. El más antiguo testimonio del mito de los Argonautas, un mito muy antiguo, es el que se encuentra en la Pítica IV.
Platón (circa 429-347 a. C.).
Filósofo ateniense y autor de diálogos filosóficos. Aunque no se puede decir que sus escritos tengan mucho valor como fuente mitológica (excepto quizá en los casos en los que habla de la vida de ultratumba y de los infiernos), están llenos de alusiones a la mitología y contienen célebres mitos filosóficos que son invención del propio Platón.
Plinio el Viejo (Gayo Plinio Segundo, 23 o 24-79 d.C.), escritor romano, autor de una Historia natural en 37 libros, una enciclopedia del mundo natural que recoge un vasto compendio de información variada.
Plutarco (mediados del siglo I d.C.-120 d.C.).
Autor de biografías, ensayos, diálogos morales, religiosos y sobre otros temas. Muy a menudo hace referencia a cuestiones mitológicas, sobre todo en sus últimas obras, que son conocidas con el nombre general de Moralia. Los mitos apócrifos que se cuentan en Historias paralelas griegas y romanas y Sobre los ríos, tratados falsamente atribuidos a Plutarco, no han de ser tomados muy en serio. Entre las Vidas de Plutarco hay una sobre Teseo que resulta muy útil, sin embargo la de Heracles se ha perdido, lo que sería aún más digno de lamento si no nos quedaran las narraciones completas sobre ese héroe de Diodoro y Apolodoro.
Proclo.
Autor de varios resúmenes sobre épica troyana que han llegado hasta nosotros. No se sabe si este Proclo es el filósofo neoplatónico de ese nombre (siglo V a.C.) o un gramático del siglo II d.C.
Quinto de Esmirna (seguramente siglo IV d.C.).
Autor de un poema épico tardío en 14 libros, las Posthoméricas, que fue compuesto para llevar a cabo una versión sinóptica de los últimos episodios y de la conclusión de la guerra de Troya allí donde terminaban los poemas del ciclo épico. Las Posthoméricas continúan la litada desde el punto en el que ésta corta la narración, terminando con el saqueo de Troya y el peligroso viaje de regreso del ejército vencedor. Aunque Quinto ha extraído buena parte de su material de fuentes bastante tardías, era deliberadamente conservador en la elección de éstas y tiene cuidado de mantenerse al margen de versiones novelísticas o revisionistas. Aunque el poema tiene pasajes atractivos, como conjunto se hace largo, artificial y son muy pocos los momentos en los que cobra vida.
Safo de Lesbos (nacida a finales del siglo VII a.C.).
Autora de poesía lírica, principalmente intimista.
Séneca (muerto en 65 d.C.).
Político, filósofo y escritor romano, autor de nueve tragedias melodramáticas basadas en historias de la leyenda griega y compuestas según el modelo de la tragedia ática (principalmente Eurípides) cuyos títulos son: Hércules furioso, Hércules en el Eta, Medea, Fedra, Edipo, Tiestes, Agamenón, Troyanas y Tenidas.
Servio (siglo IV d.C.).
Erudito romano que redactó un célebre comentario a los poemas de Virgilio. La versión más extensa de su comentario (llamado Servius auctus o Servius Danielis) incorpora material de otros autores. Tanto éstas como otras notas sobre la obra de Virgilio contienen información valiosa sobre leyendas griegas y nos transmiten algunas historias que no aparecen en ninguna otra fuente.
Simónides (circa 556-468 a.C.).
Poeta lírico. Ha sobrevivido menos de su poesía que de la de su sobrino Baquílides y la de Píndaro, el gran sucesor de Simónides, y muy pocos de los fragmentos que conservamos tienen relación con la mitología. Es una gran pérdida, porque parece que su talento como poeta narrativo era sobresaliente y que sus poemas caminaban entre la sencillez y la emoción. Estas cualidades aparecen plenas en un pequeño y maravilloso fragmento (543 PMG) en el que Dánae canta un triste lamento a su hijo, Perseo, dormido mientras ambos atraviesan mares furiosos en un pequeño cofre. Tenemos que confiar en los escoliastas para hacernos una idea de cómo Simónides contó otros mitos.
Sófocles (circa 496-406 a.C.).
Poeta trágico ateniense, contemporáneo de Eurípides. Las más célebres de las siete obras que conservamos son las que tratan sobre el triste hado de Edipo y de su hija Antigona. Otras dos obras de Sófocles están ambientadas en los últimos momentos de la guerra de Troya.
- Edipo rey (Oidipous Tyrannos), Sófocles cuenta el proceso de revelación en el que se descubre que Edipo, sin saberlo, es asesino de su padre y esposo de su madre.
- Edipo en Colono, obra bastante tardía, pone en escena las últimas horas del ciego y exiliado rey de Tebas y su muerte en extrañas circunstancias en Colono, un demo del Ática, después de llegar allí con su hija Antígona como guía.
- Antígona, por su parte, es la heroína de Antigona, que narra cómo provocó su propia muerte por hacerse cargo del entierro de su hermano Polinices en contra de un decreto de Creonte, rey de Tebas.
- Ayax el centro de la tragedia es el suicidio de este poderoso guerrero, vencido engañosamente por Odiseo en un certamen por las armas de Aquiles.
- Filoctetes, el gran arquero, que fue abandonado en la isla de Lemnos por sus compañeros, es finalmente rescatado.
- Las Traquinias trata sobre los sucesos que desencadenaron la muerte de Heracles.
- Electra relata la difícil situación de Electra, hija de Agamenón, en Mecenas después de la muerte de su padre. La acción de esta obra arranca cuando el hermano de Electra, Orestes, regresa para vengar la muerte de su padre.
- Quedan importantes fragmentos de uno de los dramas satíricos de Sófocles, Ichneutai (Los rastreadores) recuperados gracias a los papiros; en esta obra se cuenta cómo Sileno y su cuadrilla de sátiros cobardes siguen la pista del niño Hermes después de que robe los ganados de Apolo.
Teócrito (activo en la primera mitad del siglo III a.C.).
Poeta helenístico que, aunque se le recuerde principalmente como fundador del género de la poesía bucólica o pastoril, es un autor más versátil de lo que pueda parecer a simple vista. Sus poemas, dejando de lado los epigramas, son tradicionalmente conocidos con el título de Idilios, pero no debemos suponer que todos ellos eran «idílicos» en el sentido moderno, ya que el término se podía aplicar en origen a poemas de diverso contenido. Uno de los más hermosos idilios de Teócrito es una pintura de la vida urbana en el que dos mujeres hablan de camino a la celebración de una festividad a Adonis, mientras que otros son narraciones mitológicas en forma de poema épico en miniatura. El Idilio XIII, el Hilas, cuenta cómo unas amorosas ninfas de río se llevaron consigo al favorito de Heracles. El Idilio XXIV, el Heraliskos (Pequeño Heracles) se centra en un episodio de la vida de Heracles, cuando el héroe niño estrangula dos serpientes que Hera había enviado contra él. El Idilio XXII, el Himno a los Dioscuros, cuenta cómo Pólux se enfrenta al brutal Ámico en un combate de boxeo a muerte, y continúa con una narración bastante original del conflicto entre los Dioscuros y los hijos de Leucipo. De entre los poemas espurios del corpus teocriteano, cabe señalar el Idilio XXV, Heracles matador de leones. Hay otros también, originales y espurios, que son de interés desde el punto de vista mitológico; el Idilio VI, por ejemplo, es un poema bucólico en el que dos pastores cantan el amor entre Polifemo y Galatea. Conservamos poemas de dos sucesores de Teócrito, Mosco y Bión, y también un poema anónimo semejante, la Mégara, en el que la esposa y la madre de Heracles se cuentan sus penas.
Teognis (siglo VI a.C.).
Poeta elegiaco de espíritu aristocrático. Atribuidos a su nombre se conservan casi 1.400 versos, pero sólo unos pocos tienen interés mitológico.
Trifiodoro (probablemente siglo V d.C.).
Autor de la Toma de Troya, un breve poema épico de 691 versos.
Tucídices (muerto en el 400 a.C.).
Autor de la Historia de la guerra del Peloponeso, que es el más impresionante ejercicio de análisis histórico que haya llevado a cabo un autor antiguo. La obra comienza con una breve narración sobre la historia primera de Grecia y se adentra en el período legendario (capítulos 2-19 del libro I, conocido como la archaiologia).
Valerio Flaco (autor de finales del siglo I d.C.).
Poeta romano, autor de una épica argonáutica incompleta, las Argonáuticas. Se ha afirmado que era miembro del Colegio de los Quince, que estaba a cargo de los libros sibilinos, en base a una referencia en su obra a la presencia de un trípode en un "hogar puro".
La única obra sobreviviente de Valerius Flaccus, Argonautica, se dedicó a Vespasiano cuando partió hacia Gran Bretaña. Fue escrito durante el asedio, o poco después de la captura de Jerusalén por Tito en el año 70 d.C. Como se alude a la erupción del Vesubio en el 79 d. C., su composición debió ocuparle mucho tiempo. La Argonautica es un poema épico probablemente destinado a estar en ocho libros (aunque también se han propuesto totales previstos de diez y doce libros, este último correspondiente a la Eneida de Virgilio, un modelo poético importante) escrito en hexámetros dactilicos tradicionales, que relata la búsqueda de Jason. por el Vellocino de Oro.
El texto del poema, tal como ha sobrevivido, se encuentra en un estado muy corrupto; termina tan abruptamente con la petición de Medea de acompañar a Jasón en su viaje de regreso a casa, que la mayoría de los eruditos modernos asumen que nunca se terminó. Es una imitación libre y en parte una traducción de la Argonautica de Apolonio de Rodas. El tema ya había sido tratado en verso latino en la versión popular de Varro Atacinus. El objeto de la obra ha sido descrito como la glorificación de los logros de Vespasiano para asegurar el dominio romano en Gran Bretaña y abrir el océano a la navegación como el Argo abrió el Euxino.
Virgilio (Publio Virgilio Marón, 70-19 a.C.).
Poeta romano, autor de las Églogas, las Geórgicas y el poema épico la Eneida. Los comentarios a su obra que conservamos, llevados a cabo por Servio y otros eruditos, a menudo se refieren a esa clase de cuestiones y suelen ser de gran valor para los estudiosos de la mitología.
- Églogas, un libro de poesía pastoril.
- Geórgicas, poema sobre agricultura y apicultura.
- Eneida, poema épico en 12 libros sobre el periplo errante del príncipe troyano Eneas desde la Troya conquistada hasta la península Itálica, en donde se establece en la región del Lacio y se convierte en antepasado del fundador de Roma. A menudo Virgilio se refiere a personajes o a historias de la leyenda griega, o los toma prestados de ésta y los adapta según sus conveniencias.