Hermes

Hermes der Wätcher (Ernst Herter, Hermesvilla 1882)
Hermes es el dios olímpico de los rebaños, el comercio, los heraldos, los atletas y los ladrones.

Se estableció su culto en regiones remotas de Grecia, lo que probablemente lo convirtió en un dios de la naturaleza, granjeros y pastores. Era una deidad con atributos chamánicos vinculados con la adivinación, la magia, los sacrificios, la iniciación y el contacto con otros planos de existencia, con un papel de mediador entre los mundos de lo visible y lo invisible.

Debido a su constante movilidad, fue considerado el dios del comercio y de las relaciones sociales, la riqueza venida de los negocios, especialmente el enriquecimiento repentino o inesperado, los viajes, los caminos y  las encrucijadas, las fronteras, los acuerdos y los contratos. Bendecía la amistad, la hospitalidad, las relaciones sexuales, los juegos, el sorteo, la buena suerte, los sacrificios, los rebaños y los pastores, la fertilidad de la tierra y el ganado.

Además de servir como mensajero de Zeus, Hermes, el psicopompo, guía las almas de los muertos al Hades, y dirige los sueños enviados por Zeus a los mortales.

En algunos mitos, es un embaucador y supera a otros dioses por su propia satisfacción o por el bien de la humanidad.

Sus atributos son la herma, el gallo, la tortuga, el morral o la bolsa, las talasias o sandalias aladas y el pétaso gorro alado. Su símbolo principal es el kerykeion griego o caduceo latino, que aparece en forma de dos serpientes envueltas alrededor de un bastón alado.

En la Interpretatio romana, Hermes se identifica con el dios romano Mercurio, quien, aunque heredado de los etruscos, desarrolló muchas caracerísticas similares, como ser el patrón del comercio.

Nacimiento de Hermes:

Maya, la hija mayor de Atlas, que tutela Cilene y Arcadia, pródiga en rebaños, dió a luz a Hermes, raudo mensajero de los inmortales, tras haberse unido en amor a Zeus glorioso (H.H. IV A Hermes). La tímida atlántide evitó durante diez lunas la compañía de los dioses bienaventurados habitando en el interior de una muy umbrosa gruta donde el Cronión solía unirse con la ninfa de hermosos bucles en la oscuridad de la noche, mientras el dulce sueño retenía a Hera, la de níveos brazos, y pasaba inadvertido a dioses y a hombres mortales (H.H. XVIII A Hermes).

En la tierra de los Feneos existen unas montañas llanadas Tricrenas donde ninfas lavaron a Hermes cuando nació (Paus. VIII 16.1). A los pies del monte Acacesion en Arcadia hay una imagen de piedra de Hermes Acacesio, según los arcadios porque aquí el niño Hermes fue criado, y que Acacos, hijo de Licaón, rey de Arcadia, se convirtió en su padre adoptivo (Paus. VIII 36.10). Aunque los tebanos de Tanagra (Beocia) dicen que Hermes nació en el monte Cericio (Paus. IX 20.3), Licaón fue el primero que construyó un templo a Hermes en Cilene (Hig. 225).

En la versión órfica, el dios Hermes Ctonio (del inframundo) es el hijo de Dioniso y Afrodita (Himno Órfico 57, A Hermes Ctónico).

La invención de la lira:

Nacido con el amanecer, al mediodía Hermes inventó en la lira y por la noche robó el ganado de Apolo en el cuarto día del mes, porque en ese día reina el hijo de  Maya.

Atravesando el umbral de la cueva de Maya en el monte Cilene, se encontró una tortuga, allí donde se alimentan de la hierba rica delante de la vivienda. La tortuga es un presagio de buena suerte mientras vive, porque es amparo contra la brujería pero con su muerte, acompañará las canciones más dulces.

Hermes cortó dos tallos de caña en su justa medida y los fijó en sus extremos por la parte posterior y por medio de la concha de la tortuga, estiró piel de buey por todas partes y puso en los cuernos una pieza transversal en donde tensó siete cuerdas de tripa de oveja. Al tacto de la mano sonaba maravillosamente y el dios cantó dulces fragmentos improvisados, como los jóvenes esgrimen burlas en los festivales. Cantó el amor de Zeus Cronida y Maya de hermosas sandalias, honrando a las criadas de la casa de la Ninfa, a los trípodes y los numerosos calderos.

Pero, su mente se inclinó por otras cuestiones y dejó su lira en un hueco de la cuna sagrada, y volvió a salir, ávido de carne (H.H. IV A Hermes 68).
Tondo de Apolo con lira y su cuervo, kylix ático de tierra blanca (Pintor de Pistoxenos,ca. 480 a.C.). Delphi, Museo Arqueológico.
Hermes roba el ganado de Apolo:

El sol se ponía debajo de la tierra hacia Oceano con sus caballos y su carro cuando Hermes llegó corriendo a las montañas oscuras de Pieria, al pie del Mt. Olimpo, donde el ganado divino de los bienaventurados dioses tenía su establo y las vacas pacían en los agradables prados nunca segados. Hermes separó de la manada de cincuenta vacas de fuerte mugido y las obligó a caminar de espaldas (en Apd. III 10.2 calza las vacas con corteza de roble y las ata por la cola) y él mismo se tejió unas sandalias con ramas de tamarisco y mirto que arrancó en su camino a Pieria, para ocultar sus huellas (estrategia similar a la de Caco con el ganado de Hércules en Ov. Fastos I 549). Caminaba Hermes detrás de las vacas, mirando una y otra vez a los lados, y las cabezas de ganado se dirigían a él. Apolo enamorado de Himeneo (hijo de Magnes, que es hijo de Argo Frixíada y de Perimele, hija de Alcestis y Admeto) no abandonaba la casa de Magnes y había distraído el cuidado de su ganado (Ant. Lib. XXXIII).

Un anciano llamado Bato que labraba su viña en floración vió a Hermes. Hermes le prometió a Bato una vaca si no se lo decía a nadie. Hermes luego desapareció inicialmente, pero mas tarde regresó disfrazado junto a Bato y le preguntó por la manada. Dijo, como recompensa por su información, que Bato recibiría un toro además de su vaca. No pudo resistirse a esta oferta y le dijo al disfrazado Hermes el lugar. Hermes luego castigó su deslealtad convirtiéndolo en piedra: »el mirador de Bato» (Ant. Lib. XXIII; Ov. Met. II 687; en H.H. IV A Hermes, no se menciona el nombre del anciano).

La invención del fuego:

Después de haber alimentado bien al ganado en un establo, cerca del río Alfeo, Hermes descubrió el arte de crear el fuego. Eligió una rama de laurel robusto, la hizo girar sobre una de granado y el humo caliente se elevó. A continuación recogió muchos palos secos y apilados los prendió en una zanja hasta que la llama comenzó a brillar.

Llevó dos vacas con grandes cuernos cerca del fuego y las sacrificó. Cortó la carne rica y la perforó con espetones de madera. Las pieles dejó en una roca escarpada, por lo que todavía estaban allí muchos siglos después.

Hermes cortó las mejores carnes, las puso en una piedra lisa y plana, y las dividió en doce porciones. Aunque deseaba la carne del sacrificio, no se convenció a devorar la carne, porque un dios debe abstenerse de la comida de los mortales. Puso la grasa y toda la carne en el establo de techo alto, colocándolas en lo alto como una muestra de su robo juvenil. Después de poner encima leña seca quemó con fuego todas las pezuñas y todas las cabezas.

Cuando el dios terminó el sacrificio, arrojó sus sandalias al río Alfeo y apagó las brasas, cubriendo las cenizas negras con arena, y así pasó la noche mientras la luz suave de Selene brillaba.

Hermes regresó al amanecer a las crestas brillantes del monte Cilene, y nadie lo encontró en el largo viaje, ni los bienaventurados dioses ni los mortales, ni se oyó el ladrido de un perro. Hermes, hijo de Zeus, pasó de canto a través del ojo de la cerradura de la sala como la brisa de otoño, como la niebla. Caminando suavemente y sin hacer ruido se metió en su cuna, envuelto en sus pañales, como un niño pequeño, y con su mano izquierda mantuvo cerca su dulce lira. Pero su aventura no pasó inadvertida a la diosa Maya, su madre.

Maya regaña a Hermes por el robo del ganado de Apolo, le pide que se contente con el pillaje en los valles y no se meta con el hijo de Leto so pena que acabe atado con grilletes. Hermes responde que siendo hijo de Zeus habita en una cueva y no en el Olimpo como le corresponde y que sería capaz de saquear el mismísimo Delfos, sus tripodes y calderos, abundantísimo oro, hierro y ropajes.

Apolo busca el ganado:

Apolo envía un coro de sátiros para recuperar su ganado, prometiéndoles libertad y oro. Los sátiros llegan hasta la cueva en la que el bebé se oculta. Escuchan la lira, instrumento que Hermes acaba de inventar. Los sátiros se asustan de su extraño sonido. Aparece la ninfa de la montaña en la que Hermes se oculta, Cileno, y les explica la naturaleza del instrumento musical. Los sátiros también descubren las pieles de vaca cosidas y se convencen de que han encontrado al ladrón  (Sóf. , Los buscadores - Ichneutae, The Oxyrhynchus Papyri: Part IX).

Eos se levantaba de Océano de profundo flujo, trayendo luz a los hombres, cuando Apolo llegó a Onquesto, la hermosa arboleda y el lugar sagrado de Poseidón. Allí encontró al anciano (Bato) apacentando a su asno junto a su viña. Apolo pregunta por su ganado desparecido de las laderas del Pieria.

Bato relata que estuvo cavando en su finca hasta que el Sol se puso y pudo ver a un niño, casi un bebé, que conducía  a las vacas de hermosos cuernos caminando hacia atrás con la cabeza hacia él, dirigiéndolas con una varita mientras caminaba haciendo zigzag.

Apolo prosiguió su camino. Al ver un pájaro volando descubrió por la ornitomancia que el ladrón era Hermes, el hijo de Zeus. Apolo se apresuró a Pilos Trifilía en busca de sus bueyes, cubiertos sus anchos hombros con una nube oscura. Apolo descubre las huellas de las vacas dirigidas hacia atrás, hacia el prado florido, y al lado se maravilla al ver unas huellas monstruosas que no son de hombre ni mujer, ni de lobos u osos o leones grises, ni tampoco de Centauros.

Apolo llegó a la montaña cubierta de bosques de Cilene y a la cueva de profunda sombra en la roca, donde la divina Maya había parido al hijo de Zeus. Una dulce fragancia se extendía sobre la hermosa colina, y muchas ovejas pastaban en la hierba, cuando Apolo atravesó el umbral de piedra de la oscura cueva.

Cuando Hermes vio a Apolo encolerizado, se acurrucó en sus fragantes pañales, como un niño recién bañado que busca el sueño, agarrando el caparazón de su tortuga. Apolo amenaza a Hermes con arrojarlo en el polvoriento Tártaro donde ni su madre ni su padre podrán liberarlo y vagará condenado debajo de la tierra para dirigir las almas de la gente pequeña.

Hermes le respondió con palabras astutas, negando su conocimiento del ganado, niño como es solo le importa el sueño y la leche de los pechos de su madre, los pañales alrededor de sus hombros y los baños calientes. Hermes estaba dispuesto a jurar por la cabeza de su padre y prometer que ni es culpable, ni ha visto a ningún otro robar sus vacas, cualesquiera que sean las vacas, porque, dijo, solamente las conoce de oídas... Hermes arqueaba sus cejas y daba silbidos para disimular.

Apolo coge en brazos a Hermes, quien se tira un pedo, presagio de su vientre, dismulando con un estornudo. Cuando Apolo lo oyó, dejó caer al glorioso Hermes fuera de sus manos en el suelo y a continuación, sentado delante de él, determinó llevar al pequeño ladrón a presencia de Zeus.

Reconocimiento de Hermes:

Se convocó una asamblea en el Olimpo cubierto de nieve y los inmortales se reunieron, después de la hora de Eos, alrededor del trono de oro. Entonces Hermes y Apolo del arco de plata se situaron ante las rodillas de Zeus.

Apolo expone su acusación contra Hermes. Él robó sus vacas de su prado y las condujo por la tarde a lo largo de la orilla del mar rugiente, ocultando sus mugidos, en dirección a Pilos. Las huellas, sin embargo, conducían hacia el prado florido. Él mismo caminaba sobre esbeltos robles. Cuando terminó el camino de arena, no se pudo localizar el rastro sobre el suelo duro, pero un hombre mortal se fijó en él mientras conducía las vacas hacia Pilos. Tan pronto como las hubiera escondido en silencio, regresó a casa y se acostó en su cuna en la oscuridad de la cueva. Mucho se frotó los ojos con las manos mientras preparaba la mentira, y él mismo negó todo conocimiento de las vacas: "No los he visto, no he oído hablar de ellos, nadie del robo me ha hablado, no podría denunciarlo, ni podría ganar una recompensa por la denuncia".

Hermes respondió que Apolo llegó a su casa buscando sus vacas. Acusó, sin llevar a ningún testigo con él ni a ninguno de los felices dioses que hubieran visto el robo, pero con gran violencia le ordenó que confesara y le amenazó con el Tártaro, cuando solo es un niño. Niega que hubiera conducido a sus vacas a la casa y está dispuesto a jurar por Helios y los otros dioses que no es culpable.

Zeus rió en voz alta al ver al niño astutamente negar sobre el robo de las vacas. Y les pidió que juntos salieran a buscar el ganado, y a Hermes ordenó abrir el camino y mostrar el lugar donde había escondido el ganado. La voluntad de Zeus, que lleva la égida, se impuso fácilmente sobre él.

Reconciliación de Apolo y Hermes:

Los dos hijos de Zeus apresuraron a la arenosa Pilos y llegaron al vado del Alfeo, donde el establo de techo alto en el que los animales fueron apreciados por la noche. Apolo, viendo las pieles de vaca en la roca se preguntó cómo fue capaz a desollar dos vacas un recién nacido y se asusta de la fuerza que tendrá si sigue creciendo el hijo de Maya.

Apolo retorció fuertes mimbres con sus manos para atar a Hermes; pero las bandas no lo sostendrían, y los mimbres cayeron lejos de él y comenzaron a crecer desde el suelo bajo sus pies y entrelazándose rápidamente cubrieron todo el ganado.

Hermes toma su lira y canta para tranquilizar a Apolo. Tañendo su instrumento entona un canto sobre el origen de los dioses inmortales y empezando por invocar a Mnemósine, relató como nació cada uno. Apolo admirado por la música, promete un lugar a Hermes entre los dioses inmortales. Hermes se reconcilia con Apolo y recibe el cayado de pastor a cambio de la cítara.

Hermes y Apolo regresan al Olimpo. En el camino, Hermes inventa la siringe. Apolo, viendo la inteligencia y la capacidad para el trueque del niño Hermes, le pide un juramento, por la Estige o asintiendo con la cabeza, no sea que le robe la cítara y el arco. Hermes asiente con la cabeza y promete no robar a Apolo ni acercarse a su morada. Apolo le entrega una hermosísima varita de oro de tres hojas (posiblemente el caduceo) para que pueda llevar a cumplimiento todos los decretos de palabras y de buenas obras, pero no puede enseñarle el arte de la adivinación, aprendido de Zeus (H.H. IV A Hermes 533).

El arte de la adivinación:

Apolo explica al hijo de Maya y Zeus, que existen tres hermanas que habitan con la cabeza cubierta de polen, en una garganta del Parnaso. Son maestras de la adivinación. Desde su casa vuelan ahora aquí, ahora allí, alimentándose de panal de miel y raudas dan cumplimiento a todas las cosas. Cuando ellas se inspiran al comer miel amarilla, están dispuestas a decir la verdad, pero si se les priva de alimentos dulces de los dioses, entonces intentan guiar por un camino descarriado.

Desde el cielo Zeus padre entregó la confirmación a sus palabras y mandó al glorioso Hermes ser señor de todas las aves de augurio y leones de ojos sombríos y verracos con colmillos relucientes, y aún más de los perros y todos los rebaños de corderos que la amplia tierra nutre. Solo él debe ser el mensajero designado para Hades, quien, a pesar de no hacer dones, aceptará su rango entre los dioses olímpicos.
Mercurio. Palacio Real de Amstersdam.
El mito de sucesión:

Gigantomaquia

Cuando los Gigantes hicieron la guerra en el cielo, Hermes luchó en la batalla llevando el casco de invisibilidad de Hades (Apolodoro, I 38) y mató al Gigante Hipólito con su espada de oro. Con frecuencia era imaginado empuñando su espada en contra de este Gigante en las representaciones antiguas de la batalla.

Tifonomaquia

Tifoeo o Tifón era un gigante monstruoso que puso sitio al Olímpo. Todos los dioses excepto Atena y Zeus huyeron por miedo a Egipto y se escondieron en forma de animales. Apolo se convirtió en un halcón (el dios egipcio Horus), Hermes un ibis (el dios egipcio Tot), Ares se convirtió en un pez, el lepidotus (Onuris), y Ártemis en un gato (Bastet) (Ant. Lib. 28). Zeus se convierte en carnero, guía del rebaño (por eso Zeus- Amón se muestra con cuernos), Apolo en cuervo, Dioniso en macho cabrío, Hera en vaca nívea, Venus en pez (en Ovidio, Metamorfosis V 31).

El monstruo Tifón, después de derrotar a Zeus en la batalla, cortó los tendones de las manos y los pies de Zeus. Escondió los tendones allí en la piel de un oso, en la cueva Coricia, custodiados por la dragona Delfine. Pero Hermes y Egipán robaron los tendones y tuvieron éxito en la replantación en Zeus sin ser vistos (Apolodoro, Biblioteca I 6.3).

Egipán es un hijo de Zeus y su niñera Ega, esposa de Pan (Hig. Fab. 155), ser híbrido de cabra y pez que se convertería en la constelación de Capricornio (Hig., Astr. Poét. I c).

Aloadas:

Los gigantes Alóadas habían atado a Ares, dios de la guerra y lo encerraron 13 meses en una vasija de bronce. Peribea, madrasta de los Alóadas, avisa a Hermes quien soltó furtivamente a su hermano de las ataduras que lo consumían (Il. V 385).

Antropogonia:

La creación de Pandora:

Zeus ordenó al famoso Hefesto mezclar la tierra con agua y poner en ella la voz y la fuerza de la especie humana, a una figura con  hermosa forma de doncella, cuyo rostro era igual a las diosas inmortales, la primera mujer. Atenea le enseñó su costura y la dorada Afrodita a derramar gracia sobre su cabeza y el deseo cruel. Mas Hermes infundió en ella cínica inteligencia y caracter voluble .

Y llamó a esta mujer Pandora (Todos los dones), porque todos los que habitaban en el Olimpo dieron cada uno un regalo, una plaga para los hombres que comen pan.

Cuando terminó la trampa, el Padre divino envió Hermes, el veloz mensajero de los dioses, para llevarla a Epimeteo como un regalo. Epimeteo no pensó en lo que su hermano, el prudente Prometeo había dicho, pidiéndole que nunca tomara un regalo de Zeus Olímpico, por temor a que podría llegar a ser algo perjudicial para los hombres (Hesíodo, Trabajos y Días 60).

Las lenguas de los hombres:

Hermes ha instruido la humanidad en las muchas lenguas (su papel era similar a la de la Torre de Babel en la mitología judía, la división de las naciones a través del lenguaje diverso).

Los hombres durante muchos siglos vivieron sin pueblos o leyes, hablando una lengua bajo el imperio de Zeus. Pero Mercurio (Hermes) creó las lenguas de los hombres (de ahí que se llama ermeneutes, 'intérprete '), y los dividió en las naciones. Entonces la discordia surgió entre los mortales, que no era agradable a Zeus (Higino, Fábulas 143).

Prometeo:

Prometeo había sido castigado por oponerse a Zeus y favorever a los mortales. Cratos y Bías, los hijos de Estige, con la ayuda de Hefesto encadenaron al gigante a una roca. Prometeo conocía por Gaia un secreto que podría eliminar a Zeus de su trono: si tuviese un hijo con Tetis, sería más poderoso que su padre. Hermes fue enviado por Zeus para interrogarlo pero Prometeo a pesar de todas las amenazas, se negó a revelar la profecía (Esq., Prom. encadenado).
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La familia de Hermes:

La mayor parte de éstos, surgen de antiguas genealogías sin una historia acompañante. Los más famosos de sus amores incluyen la ninfa Penelopeia de Arcadia (madre de Pan Nomio), la Princesa Herse de Atenas y Quione de Fócide. El único mito de metamorfosis es la historia oscura de su amor por el joven Croco que se transformó en una flor de azafrán (Crocus sativus). Existe un catasterismo de su hijo Mírtilo en la constelación de Auriga.

1) Divinidades:

Afrodita:

Mercurio (Hermes) agitado por la belleza de Venus (Afrodita), se enamoró de ella y como ella no le permitió ningún favor, se volvió en gran medida abatido y en desgracia. Jove (Zeus) se compadeció de él, y cuando Venus se estaba bañando en el río Aqueloo envió el águila para tomar su sandalia a y dársela a Mercurio. Venus para recuperar su sandalia cedió ante Hermes la consecución de su deseo. Como recompensa Zeus pone el águila en el cielo como la constelación de Aquila (Higino, Astronómica II 16).

Engendrada de la espuma del mar, Afrodita, se convirtió en la madre por Mercurio (Hermes) del segundo Cupido (Eros, pero Cicerón se refiere probablemente a Hermafrodito; Cicerón, De natura deorum III 21-23).

Hermafrodito:

Hermafrodito, como ha sido llamado, nació de Hermes y Afrodita y recibió un nombre que es una combinación del de sus padres (Diodoro de Sicilia, IV 6. 5).

Entre los jóvenes que eran más guapos se encuentra Atlantius, hijo de Mercurio (Hermes) y Venus (Afrodita) llamado Hermafrodito (Higino, Fábulas 271).

De Mercurio (Hermes), cuenta la míniade Alcítoe, y Citeria (Afrodita) nació un niño a quien en las cuevas del monte Ida criaron las Náyades. Como en su cara se reconoce el rostro de su padre y su madre, tomó su nombre de ambos, Hermafrodito. Cuando tres veces habían pasado cinco años, el joven abandonó los montes paternos, con ganas de vagar por tierras extrañas. En Licia encuentra un estanque de aguas transparentes donde habita la ninfa Salmacis, quien desdeña la compañía de la cazadora Diana y se divierte con sus vestidos y peinados. La ninfa al ver al niño Hermafrodito bañándose en sus aguas enloquece de deseo. Aunque el joven trata de escapar, Salmacis se agarra como una serpiente a un águila, una hiedra a un tronco o un pulpo a su presa. Salmacis ruega a los dioses que ni un solo día se despegue su amor de ella. Los dioses fusionan las dos naturalezas en un solo cuerpo que ya no es ni hombre ni mujer. Hermafrodito ruega a sus padres que cualquier hombre que se sumerja en las aguas se afemine en contacto con las olas (Ovidio, Metamorfosis IV 272).

Príapo:

Hijo de Afrodita con Dioniso (Paus. IX 312), Adonis (Tzetzes, Sobre Licofrón 831) o Hermes. Dios protector de rebaños de cabras y ovejas, representado con un falo erecto como dios propiciador de la cosecha.

Lotis:

La ninfa Lotis quedó dormida en un banquete y Príapo quiso violarla, pero un asno de Sileno se puso a rebuznar cuando Príapo se acercó. Asustada, la ninfa huyó dando grandes gritos y Príapo mató al asno (Ov., Fastos I 440). Perseguida por Príapo, Lotis fue transformada en árbol de loto para escapar de él (Ov., Met. IX 347). En Lámpsaco (Helesponto), donde Príapo era adorado entre la descendencia de Hermes, se sacrificaban burros como libación (Hig. Fab. 160).

Brimo/Daeira:

Brimo es una diosa del mundo subterráneo (probablemente asimilada a Hécate), cuya virginidad se perdió a Hermes en las orillas del Lago Boebeis de Tesalia (Propercio, Elegías 2. 29C).

Daeira es una oceánide que se unió con Hermes y le dio una hija (o un hijo) llamado Eleusis. (Puede ser la mismo Brimo se mencionó anteriormente, en cuyo caso su nombre es probablemente un título para Hécate o de Perséfone).

Eleusis:

El héroe Eleusis, a quien la ciudad debe su nombre, es un hijo de Hermes y de Daeira, hija de Océano (Pausanias, Descripción de Grecia I 38. 7).

Peito:

Peito es la diosa de la persuasión, hija de Dioniso y Afrodita, a quien Hermes tomó como esposa (Nono, Dionisíaca 8. 220 y 48. 230; en Teog. 337 Peito es una oceánide).

Perséfone

Los dioses Hermes, Ares, Apolo y Hefesto cortejaron a Perséfone antes de su matrimonio con Hades. Demeter rechaza todos sus regalos y se ocultó a su hija fuera de la compañía de los dioses.

Hermes aún no había ido a la cama de Peito, y ofreció su vara como dote por su mano en matrimonio, pero todas las ofertas fueron rechazadas por su madre Demeter (Nono, Dionisíaca 5.562).

2) Ninfas:

Carmenta:

Náyade de Arcadia amada por Hermes. Ella le dio por hijo a Evandro, con quien emigró a Lacio en Italia.

Evandro:

Evandro condujo a su pueblo desde Arcadia hasta el Lacio, donde edificó la ciudad de Palanteo, sobre la colina del Palatino. Introdujo en Italia el Panteón olímpico, las leyes y el alfabeto griegos (Higino, Fábulas 277). Erigió el Altar Magno de Hércules en el Foro Boario, que les había librado del gigante Caco.

Eneas acudió a Evandro en busca de ayuda para combatir a los rútulos de Turno y este accedió, porque ambos descendían de hijas de Atlas (Evandro de Maya y Eneas de Electra). El rey envió a su hijo Palante al frente de un ejército pero murió en duelo con Turno (Eneida X 496).

Larunda:

Una náyade, hija del río Almón y famosa por su belleza como por su charlatanería. Júpiter, enamorado de Yuturna, no pudo satisfacer sus deseos, pues la ninfa se arrojó al Tíber. Júpiter llamó a todas las náyades y les rogó que impidiesen que Yuturna se escondiese en sus orillas, excepto Lara, quien acudió a Juno y le relató la infidelidad de Júpiter.

Júpiter le arrancó la lengua y ordenó a Mercurio que la encerrase en los infiernos. En el camino, Mercurio la viola aprovechando su incapacidad para pedir ayuda. Ella dio a luz dos gemelos, llamados los Lares, que custodiaban las encrucijadas y vigilaban las ciudades (Ov., Fastos II 585).

Lares:

Los lares son representados como dos figuras masculinas, pequeñas, jóvenes y animadas, vestidas con túnicas cortas, rústicas y ribeteadas, hechas de piel de perro (Plutarco, Cuestiones romanas 52). Toman la actitud de un bailarín, de puntillas o ligeramente equilibrado en una pierna. Con una mano levantan un ritón en alto como para ofrecer una libación y en la otra llevan un una patera.

Ninfa de Sicilia (sin nombre)

Dafnis:

Una ninfa de Sicilia (sur de Italia), que dio a luz un hijo de Hermes llamado Dafnis. Su madre lo abandonó en un campo de laureles, de ahí su nombre (Servio, Comentario a las Églogas de Virgilio X 26).​ Fue criado por ninfas y cuidaba sus rebaños en el monte Etna. Pan le enseñó a cantar y tocar la siringa.

Una náyade, Equenais (Partenio 29)​ , Xenea (Escolio ad Theocrit. I 65, VII 73), Nomia (Serv., Ad Virg. Eclog. VIII. 68) o Lice (Filargirio, Ad Virg. Eclog. V 20) se enamoró de él y le hizo prometer que nunca tendría relación con otra doncella, pero no pudo mantener su promesa tras ser emborrachado por una princesa siciliana (Diod. IV 84.4). La náyade lo castigó con la ceguera (como a Tamiris).

Dafnis rogó auxilio a su padre, quien lo subió al Olimpo, donde tomó bajo su protección a pastores y rebaños, e hizo brotar un pozo donde los sicilianos ofrecían un sacrificio anual (Servio, Comentario sobre las Églogas de Virgilio, V, 20).
Escultura hallada en Pompeya: Pan enseña a Dafnis a tocar la zampoña. Ca. 100 a. C. Museo arqueológico de Nápoles.
Ocírroe:

Una náyade de Teutrania (en Asia Menor), quien dio a luz un hijo llamado Caico.

Caico:

Fue un rey en Misia que se arrojó a la corriente del río Astreo, después llamado Caico (Plut., Sobre los ríos 21).

Oréades:

Las Ninfas de las montañas se unieron con Hermes y los silenos en lo profundo de encantadoras grutas (Himno homérico a Afrodita, V 25).
 
Rena:

Una ninfa Epimélide de la isla de Samotracia que dio a luz un hijo llamado Saón de Hermes (Diod. V 48.1).

Saón:

El primer rey de Samotracia, reunió en un solo pueblo a las cinco tribus que moraban en regiones dispersas y estableció leyes para ellos. En ese tiempor, Electra tuvo a Dárdano de Zeus. El monte Saón fue llamado así en su recuerdo.

Penelopeia/Sose:

Son dos ninfas de Arcadia, hijas de Dríope. Sose, unida a Hermes tuvo a Pan Agreo, genio de los bosques. Con su hermana gemela Penelopeia tuvo a Pan Nomio.

Pan Agreo y Pan Nomio:

Dos camaradas Panes había engendrado Hermes, tras unirse en oculto amor con dos Ninfas gemelas. En el lecho de Sose, la agreste adivina, engendró un hijo inspirado con facultades adivinatorias, Agreo, que se adiestraba con habilidad en la caza de bestias salvajes. Por otro lado estaba Nomio, amado por los rebaños, que se afanaba en hacer sonar la pastoril siringe, al cual engendró cuando se introdujo en el lecho de la montaraz Penelopeia (Nono, Dionisiaca XIV 67). 

Apolo engendró por Cirene a un hijo llamado Aristeo y todavía un bebé lo entregó en manos de las Ninfas para alimentarlo, quienes le llamaron Nomio ("Pastor"), Aristeo (''Noble'') y Agreo ("Cazador"). Aprendió de las ninfas cómo preparar el queso, hacer colmenas y cultivar olivos, y fue el primero en instruir a los hombres en estos asuntos (Diod. IV 81.1).

Tanagra:

Una náyade de Argos, hija del río Asopo, por quien los dioses Ares y Hermes compitieron en un combate de boxeo. Hermes ganó y se la llevó a Tanagra en Beocia (Corinna, Fragmento 654).

3) Mujeres mortales:

Arcadia:

Palestra:

I. Palestra era una hija del rey Corico de Arcadia, y hermana de Plexipo y Eneto. Sus dos hermanos luchaban entre sí, y su padre, al ver que luchan por ser algo de valor estético, lo convirtió en un juego de deportes. Palestra le contó esto a su amante Hermes, a quien agradó el nuevo juego y, después de hacer algunas mejoras, lo difundió por todo el mundo. Plexipo y Eneto descubrieron que su invención había sido divulgada e informaron a Corico, quien les ordenó castigar al usurpador. Encontraron a Hermes durmiendo en una montaña y lo desmembraron, de cuya circunstancia se creía que la montaña había sido llamada Cilene (de κυλλός,  "lisiado") y por este motivo las hermas no tienen brazos. Hermes se quejó de esto a Zeus e hizo que Corico fuera eviscerado y sus restos recogidos en una bolsa (Servio, Sobre la Eneida 8.138).
 

II. Palestra era la hija de Pandoco, un hombre que vivía en la encrucijada de tres caminos y mataba a todos los transeúntes hasta que Hermes lo derrotó (Etymologicum Magnum, 647. 56).

Argos:

Alcidamea

Una princesa de Corinto que dio a luz un hijo llamado Buno.

Buno

Helios le dio a Aloeo la tierra de Asopia y Eetes la de Éfira. Cuando Eetes se fue a La Cólquida le encomendó el país a Buno, el hijo de Hermes y Alcidamea (Paus. II 3,10).

Ctonófile:

Ctonófile, hija de Sición dio a luz un hijo de Hermes llamado Pólibo.

Pólibo

Rey de Sición. Heredó el trono de Sición de su abuelo materno y tuvo una hija, Lisímaca o Lisianasa, con quien se casó con Tálao de Argos. Su sucesor fue su nieto Adrasto (Paus. II 6.6). 

Filodamía:

Una de las cincuenta princesas de Argos hijas de Dánao, conocidas como las Danaides. Fue amada por Hermes y le dio por hijo a Faris.

Faris

Héroe que fundó la ciudad de Faras en Mesenia, una de las siete ciudades de Agamenón (Il. IX 151). Era un hijo de Hermes y la Danaide Filodamía (Paus. IV 30.2).

Libia:

Una princesa de Libia (en el norte de África) o Nauplia (en Argos), hija de Palamades (Hig. Fab. 160, aunque lo normal es que Libia sea hija de Épafo, también de origen argivo, Hig. 149). Dio a luz un hijo llamado Hermes Libis, que fue rey de Libia.

Atenas:

Aglauro:

Hija de Cécrope y de Aglauro, hija de Acteo. Fue amante de Ares, con quien tuvo a Alcipe, y de Hermes, con quien tuvo a Cérix (Paus. I 38.3, era hijo de Eumolpo quien acudió a la guerra en ayuda de Eleusis contra Atenas).

Cérix

Un señor de Ática (en el sur de Grecia) que ayudó a los eleusinos en su guerra con Atenas. Era un hijo de Hermes y Agraulo (o del rey Eumolpo de Tracia) que llegó a ser el primer heraldo de los misterios de Eleusis. Es el antecesor de la familia de los sacerdotes Cérices de Atenas.

Herse o Creúsa:

Tres hijas solteras tuvo el rey Cecrope: Pandroso, Herse y Agraulo (Ovidio, Metamorfosis II 552). Hermes viajó a Atenas durante las celebraciones de las Panateneas, se enamoró de Herse, que sobresalía entre las jóvenes como la Luna sobre las estrellas. Hermes pidió a su hermana Aglauro que hiciese de mediadora a cambio de oro. Atenea, quien quería castigar a las hermanas por su indiscreción en la custodia del niño Erictonio, envió a Némesis (Envidia), para que envenenara a Aglauro, quien sentada en la entrada, impedía la unión de Herse con su amante divino. Enfurecido, Hermes la transformó en una roca negra. Así Hermes sedujo a Herse, naciendo de esta relación Céfalo, el amante de la Aurora (Ovidio, Metamorfosis II 708).

Céfalo:

Céfalo era un hijo de Hermes y Herse (también conocida como Creúsa, probablemente la misma que Herse, en Higinio, Fábulas 160 ).

Herse y Hermes tuvieron a Céfalo, de quien Eos se enamoró y lo secuestró. Eos y Céfalo tuvieron relaciones sexuales en Siria y se convirtieron en antepasados de los reyes de Chipre (Apd. III 14.3).

Creta:

Apemósine:

Una princesa de Creta y más tarde de Rodas que fue violada por Hermes. Apemósine y su hermano Altámenes, hijos de Catreo, huyeron de Creta a Rodas porque un oráculo había predicho que Catreo sería asesinado por su hijo.

Hermes desarrolló una pasión por Apemósine, pero era incapaz de atraparla porque ella era más rápida en la carrera. Hermes esparció algunas pieles recién desolladas a lo largo de la carretera, en la que se deslizó mientras regresaba de la primavera. a continuación, la violó. Cuando su hermano descubrió que estaba embarazada del hijo de Hermes, Altámenes tomó la historia sobre el dios como una excusa y mató a su hermana a patadas (Apolodoro III 14).

Acalle:

Una princesa de Creta, hija de Minos, también amada por Apolo. Tuvo un hijo llamado Cidón.

Cidón:

Cidón emigró a Creta, donde la ciudad de Cidonia fue llamada así después de él. Dejó que sacrificaran a su hija para obtener un mejor resultado en la guerra, como había aconsejado un oráculo (Part.36; Pau. VIII 53.4. Similar al hijo de Idomeneo en Apd. Ep. 6.10 y la hija de Jefté en Jueces 11:31).

Aptale

Una mujer que era madre de Euresto por Hermes (Hig. Fab. 160, el texto está corrupto).

Egipto:

Tronia:

Hija de Belo, rey de Egipto que dio a luz a un hijo de Hermes, llamado Arabio. Su medio hermano Egipto conquistó la península de Arabia.

Arabio:

El primer rey de Arabia era un hijo de Hermes y Tronia. Fue padre de Casiopea, casada con su tío Cefeo, rey de Etiopía. Casiopea pretendió ser más bella que las Nereidas y por eso fue castigada con el sacrificio su hija Andrómeda al monstruo Ceto. Perseo, que regresaba de matar a Medusa, salvó a la princesa (Ant. Lib. 40; Hes., Cat. de mujeres Fr. 137).

Élide:

Clitia/Mirto/Teóbule:

Clitia es una mujer o ninfa de Élide que era la madre de Mírtilo por Hermes (Tzet. Lic. 421). Su madre también se nombra como Teóboule (Hig. 224) o Mirto (Escolio Ap. Rd. I 752).

Mírtilo:

Mírtilo, heraldo y auriga de Enómao de Pisa que traicionó a su rey quitando la clavija de una rueda para ayudar a Pélope en la carrera por la mano de Hipodamía. Enómao cayó de su carro y falleció, pero antes pudo maldecir a Mírtilo deseando su muerte. Pélope, en vez de pagar a Mírtilo por su traición, lo arrojó al mar junto al cabo Geresto. Mírtilo se convirtió en la constelación de Auriga (Eratóstenes, Catasterismos 13; Hig., Astr Poét. II 13)

Penélope:

Reina de Ítaca y esposa de Odiseo, era la madre con Hermes del dios Pan. Se dice que Penélope fue seducida por Antínoo, uno de sus pretendientes. Odiseo, cuando regresó, la envió con su padre Icario. Al llegar a Mantinea en Arcadia, dio a luz Pan. Quizá Penélope, esposa de Odiseo, se confunde con Penelopeia, la ninfa arcadia (Apolodoro, Ep. 7. 39).

Pan se supone el más joven de los dioses, hijo de Penélope y Hermes. Fue adorado por primera vez en Grecia unos ochocientos años antes que Heródoto, en una fecha poco posterior a la guerra de Troya (Heródoto, II 153. 1).

Entre los mortales que se hicieron inmortales se encuentra Pan, hijo de Mercurio y Penélope (Hig., Fábulas 224).

Iberia:

Eritea:

Eritea, hija de Gerión, princesa de Iberia (España) es la madre por Hermes de Nórax.

Nórax:

Rey de los íberos de Tartesos, que condujo a su pueblo a colonizar la isla de Cerdeña en los tiempos de Hilo, hijo de Heracles (Paus. X 17.5).

Tesalia:

Antianira:

Antianira, hija de Menetes de Alope, en Malis. Dió a luz dos hijos de Hermes: Equión y Éurito, que se unieron a la expedición de los Argonautas (Ap., Arg. I 51).

Eupolemia:

Eupolemia, hija de Mirmidón, princesa de Ftía que fue amada por Hermes. Ella le dió un hijo, Etálides que se unió a la expedición de los Argonautas.

Etálides: 

Era el heraldo de los Argonautas. Había recibido de parte de su padre la facultad de recordarlo todo, incluso en Hades y se le permitió residir alternativamente en el mundo superior e inferior. Como su alma no podía olvidar nada incluso después de la muerte, recordó que, desde el cuerpo de Etálides, había migrado sucesivamente a los de Euforbo, quien luchó en la guerra de Troya y fue herido por Menelao, Hermotimo de Clazomene, Pirro el pescador, y finalmente a la de Pitágoras, en quien todavía conservaba el recuerdo de su anteriores vidas (Apolonio Arg., I 54, 640; Argonautica Órfica 131; Hig., Fab. 14; Diógenes Laercio VIII 1.4).

Iftime:

Una princesa hija de Doros de Tesalia que fue amada por Hermes y dió a luz a tres Satiros llamados Ferespondos, Licos y Pronomos.

Sátiros:

Los Sátiros cornudos acudieron cuando Rea convocó divinidades para unirse a Dioniso en su guerra contra los indios. Con Ferespondos llegó Licos el heraldo alta voz y Pronomos conocido por su inteligencia, todos los hijos de Hermes, cuando se había unido Iftime en unión secreta. Ella era la hija de Doro, hijo de Helen y antepasado de la tribu Doria (Nono, Dionisíaca XIV 105).

Los Sátiros tienen el pelo erizado, la nariz redonda y ligeramente hacia arriba, las orejas apuntando hacia arriba como esas de animales (Eurip. Cícl., 624), dos pequeños cuernos en la cabeza y al final de la espalda una pequeña cola como la de un caballo o una cabra. Los más viejos son comúnmente llamados Silenos (Paus., I 23. 6), tienen cabezas calvas y barbas.

Todos los tipos de sátiros pertenecen a la comitiva de Dionisio (Apd. III 5.1; Ov., Fast. III 737, Ars. Am. I. 542, III 157) y son aficionados al vino, de donde a menudo se representan con una copa o un tirso en la mano (Aten., XI p. 484) y a todo tipo de placer sensual, en compañía de adolescentes durmiendo, tocando instrumentos musicales o bailando voluptuosamente con ninfas (Apol. II. 4; Horat. Carm. II 19, 3; Ov. Met., I, 692) Como todos los dioses que habitan en los bosques y los campos, eran terriblemente temidos por los mortales (Virg., Églog. VI 13).

Quione/Filonis:

Dedalión hijo de Hesperos, dios de la estrella vespertina, tuvo una hija, Quione, bendita con el don de la belleza. Su mano fue buscada por innumerables pretendientes como Febo Apolo y el hijo de Maya.

Apolo retrasó hasta la noche sus esperanzas de amor, pero Mercurio (Hermes) no esperaría y con su varita que induce al sueño la había tocado en los labios, Al tacto en trance se tendió y sufrió su asalto. Cuando la Noche esparció el cielo con estrellas, llegó Febo con la apariencia de una anciana y obtuvo sus alegrías por anticipado. Su matriz cumplió y a su tiempo del dios con pies alados nació un astuto, Autólico, experto en trucos de todo tipo, bien capaz de hacer del blanco negro y del negro blanco, un hijo que mantuvo la habilidad de su padre. De Febo había nacido (pues tuvo gemelos) Filamón, famoso igualmente por su música y su lira.

Las atenciones de no uno sino dos dioses llevaron a Quione a jactarse de que su belleza excedía incluso a la de Artemisa. Para vengar este desaire personal, Ártemis golpeó a Quione con una flecha directamente a través de su lengua. Su padre, Dedalión, estaba abrumado por la pena a pesar de los mejores esfuerzos de su hermano Céix para consolarlo. En el funeral de su hija, Dedalion trató de arrojarse a la pira tres veces pero fue retenido. Después de un cuarto intento fallido corrió, a una velocidad imposible, a través de los campos y los bosques, subió a la cima del Monte Parnaso y se arrojó. Apolo se apiadó del afligido padre, transformándolo en un halcón antes de que pudiera tocar el suelo. Se dice que la gran fuerza del halcón, así como su propensión a cazar otras aves, es el resultado del antiguo coraje de Dedalión y la furia causada por la muerte de su hija (Ovidio, Metamorfosis XI 301).

Autólico:

Autólico (''mismo lobo'') era esposo de Mestra, hija de Erisictión (Ovid., Met. VIII 738), quien podía cambiar su forma a voluntad, o de Neaera (Pausanias VIII 4.3), o Amfitea (Homero, Od. XIX 394). Se convirtió en el padre de Anticlea, madre de Ulises, y de Polimede, madre de Jasón (Apolodoro I 9.16). 

Autólico tuvo las mismas habilidades que posee su supuesto padre Hermes, como las artes de robo y engaño (Hig. 201), la habilidad con la lira y la canción (Ovid. Met. XI 301). Se dice que podía cambiar el color de un animal robado o volver una res sin cuernosm en una con cuernos. Robaba continuamente las manadas de Sísifo y no podía ser atrapado. Sísifo sospechaba que estaba robando porque el número de Autólico aumentaba mientras que el suyo se hacía cada vez más pequeño. Para atraparlo, puso una marca en los cascos de su ganado. Sísifo se le acercó e identificó el ganado que había robado por sus pezuñas, y se lo recuperó (Hig. 201).

Autólico enseñó a Hércules el arte de la lucha (Apolodoro II 4.9). Cuando Autólico robó el ganado de Éurito, acusaron a Hércules, quien, enloquecido, mató al hijo de Éurito, Íficlo. Esto llevó a Heracles a cumplir tres años de castigo (Apolodoro II 6.3).

Polimela:

Polimela, hija de Filante, amó a Hermes, cuando la miraba con los ojos entre las chicas bailando en el coro de la clamorosa Diana de la rueca de oro. Hermes subió con ella a su habitación y quedó en secreto con ella, y ella le dio un hijo, Eudoro. El viejo Filante tomó al niño y lo crió amablemente y cuidó de él, en el afecto, como si hubiera sido su propio hijo.

Eudoro:

Eudoro, guerrero veloz y belicoso, mandó el segundo cuerpo del ejército de Mirmidones en la Guerra de Troya (Homero, Ilíada XVI 181). Murió a manos del troyano Pirecme y fue vengado por Patroclo.

4) Amantes masculinos:

Anfión:

Rey de Tebas. Hermes regaló Anfión la lira mágica y la banda para la cabeza, porque fue superado por su amor hacia él (Filóstrato el Viejo, Cuadros I 1).

Hermes enseñó a Anfión a tocar la lira antes que a ningún otro mortal y los animales lo seguían cuando cantaba acompañado por ella. Durante la construcción de las murallas de Tebas, Anfión cantaba con su lira y las piedras se colocaban solas en su lugar (Apd. III 5.5.; Paléf.41; Paus IX 5.4, citando a Europia de Eumelo).

Croco:

I. Un joven arcadio que fue amado por Hermes (Galeno, De constitutione artis medicae, 9. 4 - Corpus medicorum Graecorum, 13. p. 269). Hermes mató accidentalmente a su amante Croco en un juego de disco, y transformó su cuerpo en la flor del azafrán escarlata (el mito es similar al de Apolo y Jacinto).

II. Era un joven que, rechazado en su amor por la ninfa Esmílace o Milax, los dioses lo convirtieron en una planta que llevaba su nombre, el azafrán. Se cree que Esmílace recibió un destino similar y se transformó en enredadera o correhuela (Ov. Met. IV 283; Nono XII 86).

Perseo:

Héroe y rey de Argos que fue amante de Hermes (Hig., Astr. Poét. II 12). Perseo usa las talaria de Hermes para a matar a Medusa (Hig., Fab. LXIV; Nono, Dionysiaca XIV, 270; Esq., Las Fórcides, fr. 262) o las recupera de las Grayas, junto con el casco de invisibilidad y el kibisis (saco) (Apd. II 4.2). 

5) Otros hijos de Hermes:

Abdero:

Se considera hijo del dios Hermes (Apd. II 5.8; Hig. Fab. 30 ), hijo de Tromio de Lócride, hijo de Menecio (lo que convertiría a Abdero en hermano de Patroclo) o hijo de Poseidón y Tronia (Pind. Peán 2.1).

Abdero es considerado uno de los amantes de Heracles y epónimo de Abdera (Tracia). En el octavo trabajo, Heracles robó las yeguas antropófagas de Diómedes, rey de los Bistones y las dejó al cuidado de Abdero, pero las yeguas lo mataron arrastrándolo. Heracles levantó una ciudad y juegos atléticos que consistían en boxeo, pancratium y lucha libre, se llevaron a cabo en su honor (pero las carreras de carros fueron prohibidas por respeto a cómo murió). En la ciudad de Abdera nacieron los filósofos Protágoras y Demócrito.

Angelia: 

La diosa de los mensajes era hija de Hermes (Pind., Oda Olímpica 8.81).

Dólope:

Dólope, hijo de Hermes, que murió en la ciudad de Magnesia. Su tumba estaba ubicada a la orilla del mar, donde los Argonautas se detuvieron durante dos días, esperando que terminara el tiempo tormentoso y ofreciéndole sacrificios (Ap. Rd.Arg.I 584; Arg. Órf. I 459).

Orión:

El gigante nació en respuesta a las oraciones del rey Hirieo de Beocia. Fue concebido por tres dioses - Hermes, Poseidón y Zeus - que orinaron sobre la piel de un toro y lo enterraron, surgiendo a las diez lunas un bebé nacido en la Tierra (Paléfato, Historias increíbles 51).

Palestra: 

La diosa de la lucha, hija de Hermes, había crecido en Arcadia. Inventó el arte de la lucha para que los hombres se entretengan durante los tiempos de paz. Se representó como una hábil luchadora con aspecto andrógino y maneras juveniles (Filóstrato, Cuadros 2.32).

Pan:

Hermes, aunque un dios, solía cuidar las ovejas de pelo rizado esquilmado al servicio de un hombre mortal. Unido a una hija de Dríope, Hermes tuvo al dios con patas de cabra y dos cuernos. Cuando su madre vio su cara tosca y barba completa, tuvo pánico y se levantó y huyó. Hermes lo acogió y lo tomó en sus brazos y al presentarlo a los otros dioses les alegró el corazón a todos (Himno homérico A Pan XIX).

Pan era el dios de los pastores y cazadores, y de los prados y bosques de las montañas salvajes. Su presencia invisible despertó el pánico en aquellos que atravesaron su reino. Su padre es Hermes (Platón, Cratilo 408b; Plinio, H.N. 7.204) y su madre una hija de Dríope (Himn. Homérico 19 A Pan), Timbris (Apd. I 22), Penélope (Hdt. II 145; Apd. Ep. 7.38;  Hig. Fab. 224; Nono, Dionisíaca XIV 67), Calisto (Escolio a Teócrito 1.3). Pan nació unos 800 años antes que Heródoto, aproximadamente en tiempo de la guerra de Troya (Hdt. II 145).

Pitis, Siringe, Eco y Selene:

Pan holgazaneaba en el escarpado campo de Arcadia, tocando sus flautas y persiguiendo ninfas. La ninfa Pitis, huyó de sus acoso y se transformó en un pino de montaña (Luciano, Diálogo de los dioses 22), el árbol sagrado del dios. Siringe, una ninfa Arcadia, perseguida por Pan, huyó al río Ladon y a su ruego se metamorfoseó en una caña de la cual Pan entonces hizo su flauta (Ov. Met. I 690). La ninfa Eco, enamorada de Narciso, fue maldecida  por rechazar al dios Pan, dejando solo una voz para repetir sus gritos de montaña. La diosa Selene no despreció la llamada de Pan desde las profundidades del bosque y fue agasajada con un vellón (Virgilio, Geor. III, 390).

Hijos de Pan:

Entre los hijos de Pan se encuentran Croto (con Eufeme; Higino, Fábula 224; Astr. II 27), Acis (con Simetis; Ovidio, Metamorfosis XIII 750), Eurimedón quien persigue, con armaduras rústicas y groseras y rústicas armas en su mano y habilidad nativa para despertar terrores de pánico (Estacio, Tebaida XI 32), Creneo (con la ninfa Isménide o Ismenis, Estacio, Tebaida IX 318), Iinge (con la ninfa Eco) que fue metamorfoseada en tuercecuello por Hera al permitir el enamoramiento de Ío y Zeus (Suidas) y el anciano Sileno (con la Oceánide Melia) padre de los Sátiros (Eurípides, El Cíclope).

Los Panes:

Los 12 Panes son hijos de Pan, habitantes de las grutas con cuernos, que se unieron a Dionisio en su campaña india: Celaines (negro), Argeno (blanco), Egícoro (saciado por leche de cabra), Eugenio (hermosa barba), Dafoineo (sanguinario), Omestes (come carne cruda), Fobo (asusta de lejos), Filamno (amigo de los corderos), Janto (rubio), Glauco (blanco), Argo (cazador) y Forbas (pastor).

La batalla de Maratón:

La batalla que terminó la primera Guerra Médica tuvo lugar en los campos de Maratón (490 a.C). Antes de abandonar la ciudad, los estrategos de Atenas pidieron ayuda a Esparta. El mensajero fue un ateniense llamado Filípides, especialista en carreras de larga distancia. Filípides se encontró en el camino con el dios Pan en el monte Partenio. Pan lo llamó por su nombre y le dijo que preguntara a los atenienses el porqué no le prestaban atención, si él siempre sido cordial con ellos, los había ayudado en el pasado y volvería a ayudarlos en el futuro. Los atenienses bajo el mando del Filaida Milcíades II, ganaron la guerra y erigieron un templo a Pan bajo la Acrópolis donde celebraron una ceremonia anual en su honor, con carreras de antorchas y sacrificios, para solicitar su protección (Heródoto,VI 105).

La muerte de Pan

Durante el reinado en Roma de Tiberio (14-37 d. C.), la noticia de la muerte de Pan llegó a un marinero llamado Tamus que se dirigía a Italia por la isla de Paxi. Una voz divina lo llamó desde el mar salado: "Tamus, ¿estás ahí? Cuando llegues a Palodes, ten cuidado de proclamar que el gran dios Pan está muerto". Así hizo Tamus hizo y la noticia fue recibida desde la orilla con gemidos y lamentos (Plut., Moralia, Sobre la desaparición de los oráculos 418 C-D).
Pan sacando una espina del pie de un sátiro. Mármol, copia romana de los siglos I-II después de un original helenístico de mediados del siglo I a. Museo de Louvre.

Sileno:

Sileno, se considera hijo de Hermes (Serv., Sobre las Églogas de Virgilio VI 13), hijo de Pan por un ninfa (Eliano, Varia Historia III 18), o de Gaia (Nono XIV 97).

Siendo constante compañero de Dionisio, se dice que, como el dios, nació en Nisa (Cátulo, 64, 253; Diodoro III 72 incluso lo representa como rey de Nisa). Desempeña un papel prominente dentro del séquito de Dionisio, de quien es inseparable y se dice que lo crió y lo educó (Diod. IV 14; Himno Órfico 53. 1).
 
Se lo describe como un anciano jovial, calvo, obeso y barrigudo, tenía piernas de humano aunque las orejas de asno y cola de caballo. Frecuentemente borracho, no podía caminar, se le representa montado en un asno (Ov. Fast., I 399, III 749) o es ayudado por otros Sátiros (Virg. Eclog., VI 13; Luciano, Deor. Cone. 4).

Gigantomaquia:

Durante la guerra a los Gigantomaquia, Zeus convocó a todos los dioses para combatirlos. Dioniso, Hefesto, los Sátiros y los Silenos que acudieron montados sobre asnos. Los asnos aterrorizados soltaron un rebuzno que asustó a los Gigantes, los hicieron huir y así fueron derrotados (Higino, Astronomía Poética II 23). 

Midas:

El rey Midas capturó a Sileno con el atractivo del vino. El rey pregunta al sabio sileno qué es lo mejor y más preferible para el hombre. Sileno responde:
Estirpe miserable de un día, hijos del azar y de la fatiga, ¡por qué me fuerzas a decirte lo que para ti sería muy ventajoso no oír? Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti: no haber nacido, no ser, ser nada. Y lo mejor en segundo lugar es para ti morir pronto.” (Friedrich Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, capítulo 3).

Midas trató al viejo sátiro hospitalariamente y después de devolverlo al dios fue recompensado con un deseo. Pidió un toque dorado, una bendición que rápidamente demostró ser una maldición cuando el rey descubrió que su comida también se había transformado en oro. Al rogar otra vez al dios que le librara de su maldición, se le ordenó que se bañara en el río Pactolo, que no solo lo liberó de la maldición sino que también impregnó la arena del río de oro (Ov., Met. XI 86).

Filosofia de Sileno:

Sileno fue concebido también como un profeta, que sabía todo el pasado y el más futuro lejano (Eliano, Historias III 18; Virg. Églog. VI, 31), y como un sabio que despreciaba todos los dones de la fortuna (Cic. Tuscul. I 48). Cuando estaba ebrio y dormido, los mortales podrían obligarlo a profetizar y cantar atándolo con cadenas de flores (Filóstr. Cuadros I 22; Vida de Apol. VI 27; Ov. Met. XI 91). Representa un tipo de sabiduría que se oculta bajo unos rasgos externos rudos y groseros, como Sócrates (Plat. Simpos. 32).
Sileno ebrio, copia romana del siglo II d.C. Museo del Louvre.

Hermes y los Dioses Olímpicos:

Quelona:

Una ninfa de la montaña de Arcadia que ignoró la citación de Hermes para asistir a la boda de Zeus y Hera. El dios castigó a la perezosa arrojando agua sobre su casa y transformándola en una tortuga (Servio, Sobre la Eneida de Virgilio I 505; Esopo, Fábulas 508).

Hermes reta a Apolo en los Juegos olímpicos:

Zeus creó en los primeros Juegos Olímpicos en honor a su victoria sobre Crono. El registro de vencedores incluye Apolo, que corrió más rápido que Hermes y derrotó a Ares en el boxeo (Pausanias, Descripción de Grecia VII 7.10).

Hermes reta a Afrodita en los Juegos pitios:

Apolo organizado juegos funerarios en honor de Pitón, los Juegos Píticos de Delfos. Hermes contribuyó a ellos, como Afrodita; ganó y obtuvo como premio una cítara (Ptolomeo Hefestión, resumen de Focio, Myriobiblion 190).

El adulterio de Afrodita y Ares:

Todos los dioses acudieron en tropel a casa de Hefesto para presenciar Afrodita y Ares atrapados en una red por Hefesto durante su encuentro adúltero: Poseidón agitador de la tierra, el poderoso corredor Hermes y Apolo que hiere desde lejos... las maldades no triunfan y el lento adelanta al ligero y Hefesto con ser tan pesado dio caza a Ares, que es el dios más veloz del Olimpo; valióse de astucias, pues es cojo, y el otro le habrá de! pagar su adulterio.

Apolo el hijo de Zeus preguntó a Hermes si aún encadenado no le gustaría dormir en lecho de Afrodita. Hermes le respondió aunque las cadenas fueran en tres veces ese número y a la vista de todos los dioses y diosas quisiera dormir al lado de la bella Afrodita. Así dijo Hermes, y la risa se levantó entre los dioses inmortales (Homero, Odisea VIII 323).

Juegos con las Oceánides:

Cuando alguna de las Oceánides desobedecen a su madre, Tetis llama a los Cíclopes, a Arges o Estéropes, y desde el interior de la casa viene Hermes manchado de cenizas quemadas (broma pretendiendo ser uno Cíclopes temibles) y asusta a la niña, quien corre a esconderse en el regazo de su madre, con sus manos cubriéndose los ojos (Calímaco, Himno 3 A Artemis 46).

Deméter y Perséfone: 

Zeus envía a su heraldo Hermes ante Hades para pedirle que libere a Perséfone, retenida por el dios de las tinieblas, siempre que no haya probado la comida de los muertos. Hades accede a la orden de su hermano pero antes da a comer a Perséfone una granada que le impediría regresar al mundo de la luz. Deméter pacta con Zeus que su hija permanezca una parte del año en el inframundo como cónyuge de Hades y una parte con los dioses olímpicos (H.H. A Deméter 301; Ov., Met.I 5.1; Fastos IV 417).

Hermes en la Edad Heroica:

Arcadia:

Hermes y Arcas:

Calisto, hija de Licaón, se unió a Zeus, que estaba enamorado de ella. Hera descubrió la infidelidad, convirtió a Calisto en osa y Ártemis la mató para complacer a Hera. Zeus envió a Hermes con el
encargo de que salvara al niño que Calisto tenía en su vientre (Paus. VIII 3.6).

Argos:

Argos Panoptes:

De Ínaco y Argía nació Ío. Júpiter amado y abrazado a Io, la cambió a la forma de una vaca para que Juno no la reconociera. Hera pidió esa hermosa vaca a Zeus y envió a Argo Panoptes, quien tenía brillantes ojos todo alrededor de su cuerpo, para vigilarla (Higino, Fáb. 145).

Zeus mandó a su hijo Hermes para rescatar a Ío. Un hombre de Argos llamado Hierace, advirtió Argo que Hermes tenía la intención de robar secretamente a la doncella Ío de forma de vaca. Hermes lo transformó en un halcón (hierax) como castigo (Apd. II 1.3).

Hermes, disfrazado de pastor, conducía un rebaño de cabras a través de los caminos verdes, tocando la flauta de tubos de caña. Encuentró a Argo quien le pidió que se sentara con él en una roca. Hermes se unió a él y le contó más de una historia pero Argo luchó para mantener a raya a los encantos de letargo y, aunque muchos de sus ojos se cerraron por el sueño, todavía muchos mantuvieron su vigilia. Preguntó cómo la flauta de cañas fue descubierta. Entonces el dios contó la historia de Pan y su búsqueda de la ninfa Siringe.

Cuando Hermes vio los párpados de Argo cerrados y todos los ojos vencidos por el sueño, con su caduceo, calmó los ojos cansados y selló su letargo. Rápidamente con su espada le cortó la cabeza, salpicando el acantilado de sangre coagulada (muerto con una pedrada, en Apd.). Argo yacía muerto y Hera recogió sus cien ojos y los puso en las plumas del pavo real (Ovidio, Metamorfosis I 583, 722).
Mercurio a punto de matar a Argos. Bertel Thorvaldsen, 1818.

Las Danaides:

Las Danaides habían asesinado a sus esposos la noche de bodas, excepto Hipermnestra que salvó la vida a Linceo. Por orden de Zeus, las Danaides fueron purificadas de su crimen por Atenea y Hermes (Apd. II 1.5).

Atreo y Tiestes:

Atreo y Tiestes se establecieron en Argos después de su destierro por Pélope. Esténelo, hijo de Perseo les había entregado la ciudad de Midea como vasallos suyos. Euristeo, hijo de Esténelo, también les confió el trono de Micenas durante la guerra con los hijos de Hércules. Cuando murió Euristeo en batalla, Atreo y Tiestes disputaron por el reino (Apd., Ep. 2.10).

Hermes quiso vengarse de los hijos de Pélope por el asesinato de Mírtilo. Envió un cordero de oro a los rebaños de Atreo. Tiestes sedujo a Aérope, esposa de Atreo, y ésta robó el cordero para su amante. Cuando se discutió la sucesión del trono se acordó que debería pertenecer a quien poseyera el cordero, de manera que Tiestes fue proclamado rey de Micenas.

Zeus envió a Hermes a para comunicar a Atreo que recuperaría el trono cuando se produjese un prodigio, el Sol cambiaría su carrera habitual por el cielo y se ocultaría por el este  (Eur., Orest. 1000). De esta manera, Atreo ocupó el trono y exilió a su hermano.

Egisto, hijo de Tiestes, mató a Atreo y recuperó el trono para Tiestes (Hig. 87 y 88). Agamenón y Menelao, hijos de Atreo, fueron exiliados del reino.

Egisto y Clitemnestra: 

Agamenón expulsó a Tiestes del trono y se convirtió en el rey más poderoso de Grecia. Mientras Agamenón luchaba en la guerra de Troya, Egisto sedujo a su esposa Clitemnestra. Los dioses habían enviado a Hermes para advertirle que respetara a la mujer y no matara al rey (Od. I 85). Egisto y Clitemnestra matan a Agamenón a su regreso de Troya.

Atenas:

Las Cecrópides:

Las Cecrópides son las tres hijas del rey Cécrope I de Atenas y su esposa Aglauro, hija de Acteo. Se llamaban Aglauro, Herse y Pándroso. Erictonio, nacido de la tierra cuando Hefesto trató de violar a Atenea, fue escondido en una cesta y confiado a las hermanas con la advertencia que no miraran en su interior. Dos hijas, Herse y Pandroso obedecieron, pero Aglauro miró y vio al niño acostado junto a una gran serpiente. Córnix, el cuervo, se lo dijo a Atenea, que, encolerizada, cambió sus plumas de blanco a negro (Apd. III 14.6; delatadas las hermanas por una corneja y arrojadas al mar en Hig. Fáb. 166; se arrojan solo Aglauro y Herse en Paus. I 18.2).

Agraulo, hija de Cécrope, exigía sobornos de Hermes, celosa de la relación del dios con su hermana, Herse. Agraulo, envenenada por la Envidia, enviada por Atenea, trató de evitar que pudiera acceder a las cámaras de su hermana, por lo que Hermes la transformó en una piedra negra (Ovidio, Metamorfosis II 708). Durante la guerra de Atenas y Eleusis, un oráculo profetizó la victoria si alguien se sacrificara por el bien de su país. Agraulo se arrojó desde la Acrópolis (Plut., Alcibíades 15).

Herse y Hermes fueron padres de Céfalo, amante de Eos (la Aurora). Cérix, primer heraldo de los sacerdotes eleusinos era hijo de Hermes y Aglauro (Paus. I 38.3) o de Hermes y Pándroso (Escolio Il. I 334).

Ión:

Ión es hijo de Apolo por Creúsa, hija de Erecteo de Atenas, casada con Juto. Tras su nacimiento, su madre abandonó al niño, pero Hermes lo recogió y lo llevó a Delfos donde fue criado. Años después, Juto y Creúsa que no tenían descendencia, acudieron a preguntar al Oráculo de Delfos. Éste ordenó que escogiesen como heredero a la primera persona que apareciese en el templo, quien resultó ser Ión. Juto lo adoptó, pero Creúsa trató de matarlo envenenándolo. Ión descubrió el engaño e iba a matar a Creúsa. Atenea les descubrió el origen de Ion, indicándoles además que no debían desengañar a Juto (Eurípides, Ión ).

Cos:

Los Merópides:

Agrón fue un príncipe de Cos, hijo del rey Eumelo. Agrón y sus hermanas Meropis y Bisa adoraban a la Tierra y despreciaban a los dioses: si alguien les invitaba a las fiestas de Atenea, rehusaba porque no les gustaban los ojos de lechuza; si la fiesta era en honor de Hermes, porque despreciaban a los ladrones; si Ártemis porque les disgustaba las mujeres que corrían por la noche. Un día, Atenea Ártemis y Hermes se presentaron en su casa para invitarles a un sacrificio en honor de Hermes y comenzaron a blasfemar e insultar a los dioses. Fueron transformados en pájaros como castigo por despreciar a los dioses: Meropis en lechuza, Bisa en gaviota, Agrón en chorlito y Eumelo en cuervo (Ant. Lib. 15).

Creta:

Pandáreo:

Pandáreo, hijo de Mérope, robó el perro de oro que vigilaba a la cabra que amamantó a Zeus cuando éste era todavía un niño. Después de la expulsión de los Titanes, Zeus metamorfoseó a  la cabra y la puso entre las constelaciones y el perro de oro se custodió en el templo de Zeus en Dicte. Pandáreo entregó el perro a Tántalo, rey de Lidia, hijo de Zeus y Pluto (Ant. Lib. 36).

Hermes fue a reclamar el perro a Tántalo quien declara bajo juramento no haberlo visto jamás (Escolios Od. XIX 518 y Od. XX 66). Zeus convirtió a Pandáreo en piedra, y a Tántalo lo fulminó con un rayo, y le colocó sobre su cabeza el monte Sípilo.​ Hera, Atenea, Artemisa y Afrodita se compadecieron de Camiro y Clitie (o Cleotera), las dos hijas huérfanas de Pandáreo y Harmótoe, pero las Harpías se apoderaron de las muchachas y las entregaron a las Erinias como esclavas (Odisea XX, 66; Pausanias, X 30, 1).


Élide:

Pélope:

Pélope, príncipe de Lidia, acudió a la carrera por la boda de Hipodamía en Pisa (Élide), en la que su padre competía contra los pretendientes en un carro, matándolos en la persecución. Convenció Mírtilo auriga Enómao para ayudar a Pélope. Mírtilo, que la amaba y estaba dispuesto a hacerle un favor, removió los clavos de las cajas de grasa de las ruedas. Esto provocó que Enómao fuese derrotado en la carrera, capturado en las riendas, arrastrado y muerto... Así Pélope ganó la mano de Hipodamía y el reino. Mientras viajaba, acompañado de Mírtilo, se detuvo brevemente en algún lugar para conseguir agua para su novia que tenía sed. Durante su ausencia, Mírtilo intentó violarla. Cuando Pélope supo esto por ella, arrojó Mírtilo desde el promontorio de Gerestos en lo que se llama el mar de Mirtos a causa de él. Mientras caía, Mírtilo llamó a su padre Hermes para maldecir la casa de Pélope. Pélope fue al río Océano, donde se purificó por Hefesto, y luego regresó a Pisa en Elis (Apolodoro, Ep. 2. 6-9).

Los eleanos dicen que Pélope fue el primero en elevar un templo de Hermes en el Peloponeso y sacrificar al dios, siendo su propósito de evitar su ira por la muerte de Mírtilo (Pausanias, V 1. 7).

Detrás del templo de Hermes en Feneo, en Arcadia está la tumba de Mírtilo. Los griegos dicen que él era hijo de Hermes y que sirvió como auriga a Enómao. Cada vez que un hombre competía por la mano de la hija de Enómao, Mírtilo hábilmente conducía las yeguas, mientras Enómao derribaba al pretendiente cuando estuba cerca. Mírtilo también estaba enamorado de Hipodamía, pero en su cobardía, evitó la competición y sirvió Enómao como su auriga. Por fin, resultó ser un traidor a Enómao, siendo inducido a la misma por un juramento de Pélope que prometió entregar a Hipodamía por una noche. Así, que cuando se le recuerda su juramento Pélope lo tiró de la nave. La gente de Feneo dice que el cuerpo de Mírtilo fue arrojado a tierra por la marea, que lo tomaron y lo enterraron, y que cada año se realizan sacrificios a él por la noche como a un héroe (Pausanias VIII 14, 10).

Hércules:

Anfitrión y Sosía:

Júpiter, enamorado de Alcmena, toma el aspecto físico de su esposo Afitrión. Mercurio, bajo la apariencia del criado Sosía, ayuda a su padre a encamrse con la princesa. El auténtico Sosía, enviado para anunciar el regreso victorioso de Anfitrión de la guerra contra los Teléboas, encuentra a su doble que le obliga a regresar al puerto. Cuando regresa Anfitrión, sufre el frío recibimiento de su esposa, que, se cree víctima de una broma por parte de él. Anfitrión se enfurece al enterarse de que él mismo acaba de dejarla tras pasar una noche juntos. Anfitrión sale en busca de sus propios testigos. Júpiter, con el aspecto de Anfitrión, regresa para rogar el perdón de Alcmena. Mientras Júpiter está con Alcmena, regresa el auténtico Anfitrión. Mercurio, disfrazado de Sosía, fingiendo una borrachera, le impide la entrada. Júpiter y Anfitrión, se acusan mutuamente de adulterio. El piloto Blefarón no es capaz de distinguirlos. La criada Bromia anuncia el parto de Alcmena, que da a luz a los gemelos Hércules e Íficles. Júpiter, descubre su verdadera esencia (Plauto, Anfitrión).

Hera y Hércules:

Hermes llevó al bebé Heracles al Olimpo y lo colocó sobre el pecho de Hera mientras ella dormía. Cuando ella despertó (o supo quién era el niño) lo apartó con tal violenta precipitación que un poco de leche cayó de su pecho para formar la Vía Láctea (Erat. 44; Diod. IV 9.6; Paus. IX 25.2).

Ónfale:

Heracles sufrió una depresión después de la muerte involuntaria de Ífito, hijo de Éurito de Ecalia. El oráculo de Apolo de Delfos, por orden de Zeus, le dijo que quedaría liberado de su aflicción si le vendía como esclavo y se entregaba el precio de su venta a Éurito a modo de compensación (Pínd. Ol.IX 32; Apd. II 6.2; Paus. X 13,4). 

Hermes presidió la subasta en la que Ónfale, reina de los Meonios de Lidia, lo compró por tres talentos (Fer. 3F82b). El dinero fue ofrecido a Éurito, pero él consideró que era impuro y se negó a aceptarlo (Apd. II 6.2) y el dinero fue entregado a los hijos de Ífito (Diod. IV 31, 5).

Alcmena:

Radamantis se casó con Alcmena, la madre de Hércules, en las Islas de los Bienaventurados. Cuando ella murió en Tebas, ya muy anciana, Zeus ordenó a Hermes que robara su cuerpo y lo llevara allende los mares hasta la isla para convertirse en la novia de Radamantis, hermano de Minos y juez de los muertos. Hermes puso una piedra en su ataúd, pero ésta resultó ser tan pesada que los hijos no podían cargar con él y decidieron abrirlo. Al descubrir esa misteriosa piedra, la dejaron en una gruta sagrada cerca de Tebas, al lado del altar heroico de Alcmena (Ant. Lib. 33; Paus. IX 16.4).

Tebas:

Dioniso:

Hermes llevó el recién nacido Dioniso a Ino y Atamante y los convenció para que lo criaran como una niña. Cuando la pareja enloqueció posteriormente por culpa de Hera, Zeus lo rescató de la furia de la diosa trasformándolo en un niño, y el mensajero divino lo llevó entonces a las ninfas de Nisa (Apd. III 4.3).

Zeus pidió a Hermes que lleve al niño a las ninfas de Nisa (Diod. IV 2.6). Las ninfas de Nisa o cuidaron de Dioniso fielmente y se convirtieron en sus acompañantes y seguidoras. Licurgo persiguió a las nodrizas del delirante Dioniso por la muy divina región de Nisa (Il. VI 132). Dioniso les recompensó su amabilidad renovándoles su juventud cuando envejecieron y fueron colocadas en el cielo como la constelación de las Híadas (Ov., Met. VII 294).
 
Hermes con Dioniso niño. Praxíteles ca. 350 a.C. Museo arqueológico de Olimpia.
Tesalia

Deucalión:

Prometeo advirtió a su hijo Deucalión de que Zeus estaba planeando un diluvio para destruir a la raza de bronce. Deucalión construyó una gran arca, la cargó de provisiones y se encerró en ella en compañía de su esposa. Zeus ordenó una intensa lluvia que inundó parte de Grecia. La mayoría de los humanos perecieron, aunque unos pocos que se refugiaron en las montañas. Deucalión y Pirra navegaron a la deriva durante nueve días y nueve noches, hasta llegar al monte Parnaso. Cuando las lluvias cesaron, Deucalión saltó a tierra y ofreció un sacrificio a Zeus Phyxios (de la Huida).
 

Zeus mandó a Hermes y ofreció a Deucalión aquello que más deseara. Pidió que se le concediera una nueva raza de humanos. Hermes les dijo que bastaba con tomar unas piedras y tirarlas por encima de sus hombros, sin mirar. De este modo, las piedras que tiró Deucalión se convirtieron en hombres y las que tiró Pirra, en mujeres (Apd. I 7.2).

Frixo:

Una hambruna asolaba Coronea, el pueblo de Atamante porque su esposa Ino había convencido a las mujeres que sembraran el trigo tostado pensando que así crecería más. El oráculo había revelado que la hambruna desaparecería si Frixo, hijo de Atamante, era sacrificado a Zeus. Su madre Néfele intervino enviando un carnero de vellón dorado, regalo de Hermes. Puso a Frixo y a su hermana Hele sobre el lomo y se elevó con ellos por los aires (Apd. I 9.1) . Cuando se estaba acercando a Asia, Hele cayó en el estrecho que separa Europa de Asia, llamado Helesponto (mar de Hele). Frixo aterrizó en La Cólquide, en la punta este del mar Negro. En agradecimiento por su liberación, sacrificó el carnero a Zeus Phyxios y después obsequió su vellocino de oro al rey Eetes.

Tracia:

Polifonte:

Polifonte, hija de Trasa (hija de Tereine, hija del río Estrimón, y de Ares) y de Hiponóo (hijo de Tribalo), fue castigada por Afrodita con una pasión salvaje y se unió a un oso. Tuvo por hijos a los gemelos Agrio (agreste) y Oreo (montañés), gigantes de la tribu de los Tribaloi de Tracia, quienes despreciaban a los dioses y devoraban los visitantes a su hogar. Hermes como el dios de la hospitalidad y protector de los huéspedes fue enviado a castigarlos, y con la intervención de Ares, transformaron a la pareja, a su madre y a la criada en aves: Polifonte en estirge, Oreo en una especie de buitre, Agrio en un buitre sediento de sangre humana y su criada en pájaro carpintero (Antonino Liberal, Metamorfosis 21: Polyphonte in Styrgem mutata est, avem noctu canentem, cibi potusque exsortem, caput deorsum, pedes imos habentem, belli et seditionis hominibus nuciam).
 
Troya:

Gamínedes:

Ganímedes hijo de Tros, debido a su belleza, fue raptado por Zeus, quien lo llevó al Olimpo para que sirviera como copero de los dioses (Il. XX 232) para desdicha de su padre, que no sabía adonde había sido llevado. Zeus se apiadó de Tros y mandó a Hermes que le comunicara que Ganímedes viviría junto a los dioses como inmortal y le entregó unas yeguas divinas para compensarle por la pérdida (H. H. A Afrodita 202). Estos caballos fueron prometidos por Laodamonte a Heracles a cambio de salvar a su hija Hesíone. El engaño de Laomedonte provocó la primera guerra de Troya y la destrucción de la ciudsad por Heracles.

El juicio de París:

Eris tiró la Manzana de Oro dirigida "a la más bella" de las diosas del Olimpo durante la boda de Tetis y Peleo. Hera, Afrodita y Atenea reclamaron el premio. Zeus ordenó a Hermes conducir las tres a presencia de París, príncipe de Troya para dictar sentencia. Éligió a Afrodita y a cambio fue entregada Helena como su esposa por la diosa.

El conflicto de los dioses

Hermes luchó al lado de los griegos en la guerra de Troya (Ilíada XV 214). Cuando las facciones divinas llegaron a las manos, se enfrentó a Leto (Il. XX 37). Sin embargo, por respeto a la diosa, se retiró galantemente, negándose a combatir ella (Ilíada XXI 493).

El rescate del cuerpo de Héctor:

Después de que al príncipe troyano Héctor mató Aquiles, Hermes escoltó al rey Priamo al campamento griego, al amparo de la oscuridad, para reunirse con Aquiles y rescatar el cuerpo de su hijo (Ilíada XXIV; Hig. Fab. 106; Esq., Rescate del cuerpo de Héctor).

La Odisea:

Circe:

Al llegar a la isla de Eea, Ulises dejó desembarcar a la tripulación. La hechicera Circe invitó a los griegos a un banquete, hechizó la comida con una de sus pociones y con su varita mágica los transformó en cerdos. Euríloco escapó y avisó a Ulises que esperaba en el barco. Ulises partió al rescate de sus hombres, pero en el camino fue interceptado por Hermes, quien le mostró la planta moly (μῶλυ), que le serviría para protegerse de los hechizos. Circe no pudo transformarlo en animal y Ulises la obligó a devolverles la forma humana. Circe se enamoró de Ulises y los griegos permanecieron una año en la isla (Od. X 302). 

Calipso: 

Odiseo naufragó en la isla de Ogigia. Calipso lo hospedó en su cueva y le agasajó con manjares, bebida y su propio lecho. Ulises permaneció con ella durante siete años (Od. VII 259​) y tuvo de él dos hijos: Nausítoo y Nausínoo.​ Calipso intentó retener a Odiseo y le ofreció la inmortalidad. Atenea intervino y pidió a Zeus que ordenara a Calipso que dejara libre a Odiseo. Zeus envió a Hermes, quien obligó a Calipso a obedecer y así Odiseo pudo continuar su viaje.

Los pretendientes:

El cilenio Hermes llamó a las almas de los pretendientes de Penélope, teniendo en su mano la hermosa áurea vara con la cual adormece los ojos de cuantos quiere o despierta a los que duermen. Empleábala entonces para mover y guiar las almas y éstas le seguían, profiriendo estridentes gritos. Como murciélagos que revolotean chillando en lo más hondo de una vasta gruta si alguno de ellos se separa del racimo colgado de la peña, pues se traban los unos con los otros, de la misma manera las almas andaban chillando y el benéfico Hermes, que las precedía, las dirigía por lóbregos senderos. Atravesaron en primer lugar las corrientes del Océano y la roca de Léucade, después las puertas de Helios y el país de Hipno, y pronto llegaron al Campo de asfódelos donde residen las almas que son imágenes de los difuntos (Od. XXIV). 

Las Edad Histórica

Uno de los Mercurios tuvo por padre a Cielo y por madre a Día; su naturaleza se vio, según la tradición, muy ostensiblemente excitada, por haberse conturbado ante la visión de Prosérpina. El segundo, hijo de Valente y de Forónide, es aquel al que identifican bajo tierra con Trofonio. El tercero nació del tercer Júpiter y de Maya; de éste y de Penélope cuentan que nació Pan. El cuarto tuvo por padre a Nilo, y los egipcios consideran ilícito nombrarlo. El quinto es aquel al que rinden culto los de Féneo que, según se dice, destruyó a Argos Panoptes, y, por esta causa, huyó a Egipto, entregando a los egipcios las leyes y las letras; los egipcios llaman a éste Tot, y con el mismo nombre se llama, entre ellos, al primer mes del año (Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses III 56).

Las Hermas

La herma (ἕρμα) era un pilar cuadrado o rectangular de piedra sobre el que se colocaba un busto, normalmente el del dios Hermes, habitualmente con barba. Generalmente la sección inferior cuadrada se adornaba con los genitales masculinos tallados a la altura apropiada, posiblemente como símbolo de la fertilidad.

No se sabe si se llamaba así bien porque la cabeza de Hermes era la más común o por su relación etimológica con la palabra griega ἕρματα (‘bloques de piedra’). En los primeros tiempos, los griegos veneraban a las divinidades en forma de un montón de piedras o una columna informe de piedra o madera. En muchas partes de Grecia había montones de piedras a los lados de las carreteras, especialmente en sus cruces, y en los límites de las tierras. Las hermas se conviertieron en objetos de culto similares al cruceiro en cristianismo y la lingam en el hinduismo.

La noche de los Hermocópidas:

En mayo del 415 a. C., la noche anterior a la partida de la flota ateniense hacia Siracusa durante la Guerra del Peloponeso, las hermas atenienses fueron víctimas de actos vandalicos. Nunca fue demostrado, pero los atenienses creyeron que había sido obra de saboteadores de Siracusa o de pacifistas de la propia Atenas. Alcibíades, pupilo de Sócrates, fue acusado de ser el cerebro de la operación. Él negó las acusaciones y se ofreció a ser juzgado, pero los atenienses no quisieron retrasar los planes de la expedición y ésta partió en la fecha prevista. Más tarde sus enemigos políticos lo juzgaron y sentenciaron a muerte in absentia, tanto por la mutilación de las hermas, como por el crimen supuestamente relacionado de profanar los misterios eleusinos (Tucídices VI 27).
Hermes itifálico de Sifnos, ca. 520 a.C. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Hermes Trismegisto:

Hermes Trismegisto (Ἑρμῆς ὁ Τρισμέγιστος) es un título o apodo utilizado por varios autores históricos que difundieron un sincretismo del dios egipcio Tot y el dios heleno Hermes, representado con el cuerpo de un hombre con cabeza de ibis.​ Hermes Trismegisto significa en griego 'Hermes, el tres veces grande'.
 

Aunque existe una referencia micénica a una deidad o semi-deidad llamada 'ti-ri-se-ro-e' (Tris Hḗrōs, "héroe triple") encontrada en dos tabletas de arcilla escritas en Lineal B en Pilos que podría estar relacionadas con el epíteto "tres veces grande" o Trismegisto, aplicado a Hermes /Tot, se considera que la primera referencia data de la época helenística, una ostraca escrita en demótico encontrada en el Templo de Tot de Hermópolis, capital del nomo XV del Alto Egipto (B.P. Copenhaven, Hermética). Se trata de un fragmento de un acta de reunión del consejo de culto de Ibis celebrado en 172 a.C en Menfis.

Se han atribuido a Hermes tratados de alquimia como la Tabla esmeralda (traducida del latín al inglés por Isaac Newton) y de filosofía, como el Corpus hermeticum, un conjunto de revelaciones de Poimandres al propio Hermes sobre la divinidad, el cosmos, la mente y la naturaleza. Estos libros parecen escritos por varios autores anónimos de corrientes filosóficas diferentes entre los siglos II y III d.C.

La literatura hermética entre los egipcios, trataba temas mágicos como conjurar espíritus y animar estatuas. Las escrituras helenísticas más antiguas sobre la astrología greco-babilónica y la práctica de la alquimia. Paralelamente, la filosofía hermética racionalizó y sistematizó las prácticas de culto religioso y ofreció al creyente un medio de ascensión personal de las limitaciones del ser físico. Esta última tradición ha llevado a la confusión del hermetismo con el gnosticismo, que se desarrolló contemporáneamente.