Hades y el Inframundo


Hades y Cerbero. Heraklion Archaeological Museum

Hades es el rey del Inframundo, el dios de la muerte y de los muertos. Rige los ritos funerarios y defiende el debido derecho de los muertos a su entierro. Hades también es el dios de la riqueza oculta en la tierra: de la tierra fértil nutrida con la semilla y de la riqueza extraída de ella como el oro, la plata y otros metales.

Hades es devorado por Cronos al nacer, igual que sus cuatro hermanos. Zeus consigue que Cronos vomite a sus hijos y juntos se expulsan a los Titanes del cielo y los mantienen encerrados en lo más profundo del Tártaro. Los tres hermanos victoriosos dividen el cosmos. Hades recibe la tercera parte, el reino sombrío y oscuro bajo la tierra, como su dominio.

Hades desea una compañera y solicita a su hermano Zeus que le conceda una de sus hijas. El dios le ofrece a Perséfone, hija de Deméter. Sabiendo que la diosa se resistiría a la unión, accede al rapto violento de la joven diosa. Deméter se enfurece y provoca una gran escasez sobre la tierra hasta que es devuelta su hija. Zeus está obligado a ceder para que no perezca de hambre la humanidad. Perséfone, que había probado la semilla de la granada en el Inframundo, es obligada a volver al Hades una parte de cada año.

Hades es representado como un dios de barba oscura: como Aidoneo, en su trono del mundo subterráneo, con su cetro; o como Plutón, el dador de la riqueza, vertiendo la fertilidad del cuerno de la abundancia.

Hades, rey del mundo subterráneo

Hades o Aidoneo significa "el que no es visible". Posee un casco que hace el portador invisible (Il. V. 845). Este casco, fabricado con piel de perro, es un regalo de los Cíclopes agradecidos después de su liberación del Tártaro (Apd. I. 2.1). Algunos dioses y hombres fueron honrados por Hades con el uso temporal de este casco: Hermes (Apd. I. 6.2) y Perseo (Il. 4.2). El yelmo de Hades que vuelve invisible es la muerte (Heraclito 34).

Su carácter se describe como el más feroz e inexorable, de todos los dioses y el más temido por los mortales (Il. IX 158). Mantiene las puertas del mundo inferior cerrado (de ahí que se llama Pulartês, Il. VIII 367; Paus. V 20.1; Orf. Himno 17. 4) y no hay sombra capaz de escapar o regresar a la región de la luz. Cuando los mortales le invocan, golpean la tierra con sus manos (Il. IX 567) y los sacrificios que se le ofrecen consisten en un carnero negro y una oveja negra. La persona que ofrece el sacrificio debe apartar su mirada (Od. X 527).

La enseña de su poder es un bastón o cetro bifurcado (similar al tridente de Neptuno), con el que, como Hermes, conduce las almas en el mundo inferior (Pind. Ol. IX 35), donde tiene su palacio y comparte su trono con su consorte Perséfone. Cuando raptó a Perséfone del mundo superior, se montó en un carro de oro tirado por cuatro caballos negros inmortales (Ov Met. V 404). Además de estos caballos, también posee rebaños de bueyes en el mundo inferior y en la isla de Eritreia, que cuida Menetes, hijo de Ceutónimo (Apd. II 5.10 y 12).

Los nombres de Hades:

El ser el rey del mundo inferior es denominado Zeus Catactonio (subterráneo). Se denomina Plutón (riqueza) porque es el dador de todas las bendiciones que vienen de la tierra (distinto de Pluto, el dios ciego hijo de Yasión y Deméter) y el poseedor y dador de todos los metales contenidos en la tierra, y de ahí su nombre (Hes., 435; Esq. Prom. 805; Estr. III 147; Lucian. 21).

Se denomina Aidēs (invisible), pero eso no le impide ser Clímeno (notorio, de quien se oyen muchas cosas) y Eúbolon (buen consejero). Es Poliarcos porque gobierna a muchos y no permite que escapen de su reino, por esto es también Pylartēn, el que ajusta las puertas (Il. VIII 367, Cornuto 35).

Adquiere distintos nombres en referencia al hogar definitivo, el lugar donde todos los mortales acaban es su reino: como Polidegmon (el que a muchos acoge)/Polidectes (aquel que recibe muchos), Pankoites (el hospitalario) (Himno Hom. a Ceres 9; Esq. Prom. 153; Sof. Antig. 811; Paus. II 35. 7).

En Élide su templo abre la puerta solo una vez en cada año (Paus. VI 25.3) y además tiene templos en Pilos Trifíliaco (cerca del monte Menta, entre Tralles y Nisa), en Atenas en la arboleda de la Erinias y en Olimpia (Estrab. III 344, XIV 649; Paus. I 28.6, V 20).

Existen pocas representaciones de esta divinidad. En ellas se asemeja a sus hermano Zeus, excepto que su cabello se cae por su frente, y su apariencia es oscura y sombría.


División del mundo (Il. XV 187).

En la división del mundo entre los tres hermanos, Hades obtuvo "la oscuridad de la noche," la morada de las sombras, sobre el cual gobierna (Apd. I 1.5, 2.1). De ahí que se llame Zeus infernal o el rey de las sombras (Hom. Il. IX 457, XX 61, XV 187). La tierra y el Olimpo pertenecen a los tres hermanos en común, así Hades puede ascender al Olimpo, como cuando es herido por Heracles (Il.  V 395; Paus.VI 25.3; Apd. II 7.3; Pind. Ol. IX 31). Pero, cuando Hades está en su propio reino, es consciente de lo que está pasando en la tierra o en el Olimpo (Il. XX 61) y hasta los juramentos y maldiciones de los hombres llegan a sus oídos, como llegan a los de las Erinias.

Rapto de Perséfone, Bernini. Galeria Borghesse (Roma)

Deméter, Hades y Perséfone:

Hades rapta a Perséfone

La doncella Perséfone, hija de Zeus y Deméter, recoge flores en la llanura de Nisia (H.H.) acompañada de ninfas y otras diosas. A petición de Hades, Gea hace crecer una flor maravillosa de gran tamaño. La tierra se abre y Hades surge en su carro dorado para llevarla al Infierno (H.H. 2 a Deméter). Solo Hécate y Helios oyen los gritos de Perséfone.

Arcadia. Los habitantes de Feneo (Arcadia) señalan a Deméter que Hades desciende por una sima en el monte Cileno. Deméter promete a los de Feneo que nunca perderán más de cien habitantes en una guerra (Conón 15).

Argos. En Argos se dice que Crisántide, esposa de Pelasgo enseña a Deméter el lugar del rapto en la laguna de Lerna (Paus. 2.36.7). Deméter instruye al rey Pelasgo en sus misterios por primera vez. Posteriormente, después de una discusión entre el gobernador y el hierofante, la sede del culto se traslada a Eleussis en el Ática (Paus. 1.14.2).

Ciane. El rapto se produce en Sicilia, cerca de Siracusa y en el lugar donde se abre la tierra brota la fuente Ciane (D.S. V 4.2). La ninfa de la fuente Ciane trata de impedirlo (Ov. Met. V 1.409). También en Sicilia pero en la fértil región de Enna, lugar de nacimiento de Deméter y de Perséfone, lugar donde se produce el secuestro y donde Deméter entrega por primera vez el cereal (Ov. Met. V 585; D.S. 5.3.2). 

Tesmosforias. Eubuleo ("buen consejero") es un porquero que alimenta a sus cerdos cerca de la abertura al inframundo cuando Perséfone es secuestrada por Plutón. Sus cerdos son tragados por la tierra junto con ella. En conmemoración, durante el ritual de las Tesmoforias, donde lechones son lanzados en un hoyo de sacrificio dedicado a Deméter y Perséfone (Escolio sobre Dialogo de las cortesanas II.1 de Luciano de Samosata).

Deméter busca a Perséfone:

Helio y Hécate. Deméter busca a su hija pero no recibe respuesta ni de dioses ni mortales, pájaros o augurios. Enciende dos antorchas (con llamas del volcán Etna) y recorre el mundo en nueve días ayunando todo el camino. Encuentra a Hécate que había escuchado el llanto de su hija. Juntas consultan a Helio, que todo lo ve. Descubren que Hades ha raptado a Perséfone con la complicidad de Zeus.

Ascábalo. Deméter enfadada abandona la compañía de los dioses y vaga por la tierra con la apariencia de una anciana. En el Ática, una mujer llamada Misme le ofrece a beber ciceón (bebida de harina de cebada y menta poleo). Deméter muerta de sed bebe con tanta avidez que provoca la burla de Ascábalo, hijo de Misme. La diosa en cólera arroja los restos de la bebida a la cara del niño que se transforma en lagartija o salamandra (Ant. Lib. 24; los dioses pueden transformar a los humanos en animales al arrojarles líquidos: Ártemis convierte a Acteón en ciervo al arrojarle agua en Ov. Met. III 189, Perséfone muta a Ascálafo en búho con salpicaduras del Flegetonte en Ov. Met. V 544, Atenea vuelve araña a Aracné con jugo de una hierba en Ov. Met. VI).

Los Fitálidas. En la ruta entre Atenas y Eleusis, Deméter recibe la hospitalidad de un hombre llamado Fitalo. Su recompensa es la primera higuera (Paus.1.37.1). Los fitálidas son una saga familiar de sacerdotes que conservan durante largo tiempo el privilegio de este cultivo. Purifican a Teseo de los asesinatos cometidos en su viaje hasta Atenas.

Eleusis. Deméter llega hasta a Eleusis y se sienta en el pozo Partenion (pozo de la doncella) o en la roca Aglaso ("sin risa") cerca del pozo Calícoro ("bella danza", Apd. I 5). Las hijas del rey autóctono Celeo de Eleusis le dan la bienvenida (llamadas Calídice, Clisídece, Demo y Calítoe). Deméter les cuenta que ha sido raptada en Creta por unos piratas. Metanira (hija de Anfictión y Cranae), esposa de Céleo, acoge a la diosa como ama de cría del bebé Demofonte.

Yambé. Deméter sigue desconsolada hasta que bien la anciana Yambé (hija de Pan y Eco) le hace reír con un poema ("verso yámbico", H.H.) o bien la anciana Baubo que enseña sus genitales (Clem Ale. Protre. 2.20). Metanira le ofrece vino pero Deméter prefiere el ciceón.

Triptólemo. Deméter ofrece la inmortalidad a Demofonte (Triptólemo en Hig. Fab. CXLVII). Baña al niño en ambrosía y quema sus partes mortales por la noche (es el mismo rito que Tetis con Aquiles). Metanira lo descubre. Deméter se enfurece y asume su verdadera forma inmortal. Se levanta un templo y se instauran los misterios de Eleusis. Triptólemo, el mayor de los hijos de Metanira, recibe un carro volador tirado por dragones y trigo con el cual cruzando el cielo hace a la tierra fértil (Apd.I 5.2).

Regreso de Perséfone:

Deméter se encierra en su templo de Eleusis durante un año. La tierra se vuelve infértil por la ausencia de Deméter del Olimpo. Los dioses temen que la hambruna produzca la muerte de la raza humana y entonces se verían privados de sacrificios. Zeus envía a Iris a hablar con Deméter. Los dioses ofrecen regalos. Deméter se niega a regresar si no puede ver a su hija.

Zeus envía a Hermes ante Hades para que libere a su hija. Hades accede pero antes se asegura que Perséfone pruebe el fruto de la granada (lo que permitiría que se quede en su reino para siempre).

Se produce el reencuentro entre madre e hija. Ascálafo, hijo de Aqueronte y la ninfa Gorgira o Orfne descubre que Perséfone ha probado la granada. Perséfone le salpica con agua del río Flegetonte que lo transforma en lechuza (Ov. V 538) o Deméter lo sepulta bajo una roca que posteriormente levanta Hércules (Apd. I 5.3; II 5.12).

Se acuerda que Perséfone permanezca 1/3 del año con Hades y 2/3 con su madre y los dioses del Olimpo (o medio año en Ov. V 564 y Hig. Fab. 146).

Deméter restaura la fertilidad de la tierra. Inicia a Céleo en sus ritos y misterios (Apd. 1.5.1; D.S. V 4.5; Ov. V 345).


La familia de Hades

Perséfone

Reina del Más Allá. Perséfone como diosa de la muerte también es llamada hija de Zeus y Estige, el río frontera entre la Tierra y el Inframundo (Apd. I 3). Formidable y venerable reina majestuosa de las sombras, lleva a cabo las maldiciones de los hombres sobre las almas de los muertos, junto con su marido Hades (Od. X 491).

Diosa de la resurrección. Perséfone como diosa de la vegetación y su madre Deméter son las figuras centrales de los misterios de Eleusis anteriores al panteón olímpico y prometen al iniciado una perspectiva más agradable después de la muerte. Se dice que Perséfone es por Zeus la madre de Dionisio, Iaco o Zagreo (en la tradición órfica). El mito de su secuestro representa su función como la personificación de la vegetación, que brota en primavera y se retira a la tierra después de la cosecha. Por lo tanto, también se asocia con la primavera y con la fertilidad de la vegetación.

El culto de Deméter y la Doncella se encuentra en Ática, en los antiquísimos festivales de las Tesmoforias y misterios de Eleusis. Estas fiestas se celebraban en la siembra de otoño y en luna llena.

Pinax de Perséfone con la apertura de la "Liknon Mystikon". Santuario de Perséfone en Locros (Calabria)


Adonis

Esmirna es hija de los reyes Cíniras y Cencreide de Siria. Cencreide antepone la belleza de su hija Mirra o Esmirna a la de Afrodita (Hig. Fab. 58). Como venganza, Afrodita insta a Mirra a cometer incesto con su padre, Cíniras (o Tíante en Ant. Lib. 34). La niñera de Mirra ayuda con el plan, y Mirra se une con su padre en la oscuridad. Cíniras descubre al fin este engaño gracias a una lámpara de aceite y enfadado persigue a su hija con un cuchillo. Esmirna huye de su padre y Afrodita la transforma en un árbol de mirra. Cíniras dispara una flecha al árbol (o un jabalí clava sus colmillos contra la corteza) y Adonis nace de él.

Adonis es un bebé tan hermoso que Afrodita queda hechizada por su belleza, así que lo encierra en un cofre y se lo entrega a Perséfone para que lo guarde, pero cuando ésta descubre el tesoro que guardaba queda también encantada por su belleza sobrenatural y rehusa devolverlo. La disputa entre las dos diosas es resuelta por Zeus o por Calíope, quien decide que Adonis pase una parte del año con Afrodita y una parte con Perséfone (Himno órfico 56).

Etemea

Mérope de Cos tenía una esposa, la ninfa Etemea, que fue atravesada por las flechas de Diana cuando ella dejó de adorarla. Perséfone se apiada de ella y la transporta aún con vida a la tierra de los muertos. Mérope es transformado por Hera en la constelación de águila (Hig. Astronomica 2. 1). Los descendientes de Mérope son famosos por su impiedad hacia los dioses y transformados en aves (Ant. Lib. XV).

Tiresias
 

Cuando el vidente Tiresias acaba en el Inframundo después de su muerte, Perséfone concede que solo él entre las sombras de los muertos debe conservar la consciencia (Od. X 492). Tal es su poder y es por eso que el Inframundo también es conocido como la "casa sin Sol de Perséfone", el "piso sagrado de Perséfone" o "La morada oscura de Persefone "; y los muertos como "la porción de Perséfone". Algunos, temiendo a la muerte, llaman a Perséfone terrible o temible, pero otros la llaman la "bella joven diosa del mundo inferior" o Core (muchacha).

Psique

Un rey y una reina tienen tres hijas, la menor, Psique, es tan hermosa que los hombres abandonan los santuarios de Venus para contemplar a la Venus encarnada. La diosa celosa, se ensaña con la princesa: solamente es admirada, pero no encuentra pretendientes y llora en su soledad. El oráculo de Apolo milesio manda al padre exponer a su hija sobre la elevada cumbre de una montaña para que encuentre marido que será el ser más horrible y monstruoso de los mortales.

Venus manda a su hijo Cupido con sus flechas para que cumpla la profecía (Apuleyo, El asno de oro IV 28). Cupido se enamora de Psique y en las alas del Céfiro la transporta a su palacio para hacerla su esposa. La única condición de la felicidad de Psique que nunca contemplara a su esposo, pues solamente se reunen por la noche en la oscuridad (Psique sigue pensando que es un monstruo y Cupido no quiere desobedecer a su madre).

Psique visita a sus dos hermanas mayores. Psique les entrega valiosos regalos. La envidia prende en el corazón de las dos hermanas. Convencen a Psique para que encienda una lámpara de aceite por la noche mientras duerme y pueda conocer a su marido. Psique descubre a Cupido y sin querer se pincha con la punta de una de sus flechas. Una gota de aceite hirviendo de la lámpara (stilla olei ardentis) quema a Cupido quien se da a la fuga para siempre.

Psique está a punto de arrojarse a un río cuando aparece el dios Pan que le anima a reconciliarse con Cupido. Psique, irritada ante la maldad de sus hermanas, las engaña diciéndoles que Cupido se quiere casar con ellas a causa de su indiscreción. Las hermanas se arrojan de un precipicio, creyendo que van a ser transportadas por el viento Céfiro y ambas perecen despeñadas.

Venus descubre el engaño de su hijo por la indiscreción de una gaviota. Encuentra a su hijo herido y le regaña amenazándole con mandarle a casa de Sobriedad. Psique, en su desgracia, vaga por el mundo en busca del esposo perdido. Invoca a Ceres y a Juno en su templo, pero ninguna la socorre. Venus pide ayuda a Mercurio para encontrar a Psique, que ha herido a su hijo. Mercurio ofrece una recompensa por Psique, siete besos de Venus y uno más con lengua a quien la lleve ante el templo de Venus Murciana. La sierva Costumbre encuentra a Psique y la arrastra por los pelos hasta Venus.

La diosa castiga a Psique con la ayuda de Inquietud y Tristeza. Impone cuatro pruebas para ver si es digna de su hijo. Primero debe separar semillas de trigo, cebada, mijo, amapola, garbanzos, lentejas y habas, para ello recibe la ayuda de un ejército hormigas. Segundo debe recortar el vellón dorado de unas ovejas salvajes, pero la voz de una caña le induce a recoger sin peligro la lana enramada en la vegetación. Tercero, recoger en un recipiente de cristal el agua de una fuente en la cumbre de una montaña protegida por dragones. Cuando llega allí, las aguas hablan y le piden que desista. El águila de Júpiter, recordando su amistad con Cupido desde el rapto de Gamínedes, llena la jarrita con agua y se la da a Psique. El cuarto trabajo es recoger en una cajita la belleza de un día de Proserpina. Psique está a punto de suicidarse arrojándose desde lo alto de una torre cuando esta empieza a hablar y le indica cómo cumplir su misión.

Psique se dirige al Ténaro, entrada al Mundo Inferior. Lleva dos monedas y dos pastelitos de cebada, vino y miel. Desciende rápido por la gruta del Infierno, adelanta en silencio al conductor cojo del carro del asno también cojo, el barquero Caronte recoge de su boca la moneda para cruzar el río, en la barca ignora las palabras del muerto que flota sobre la superficie de las aguas, desoye las peticiones de las tres Hilanderas, adormece a cerbero dándole a comer la tarta y, por fin, entra en la morada de Prosérpina. La diosa hospitalaria le ofrece un banquete pero Psique, sentándose en el suelo, solo toma un pedazo de pan negro. Perséfone entrega la cajita a Psique.

Psique curiosa abre el regalo de Proserpina pensando en compartir la belleza de las diosas para gustarle más a Cupido. Al abrirla, el sueño Estigio se apodera de ella. Cupido, completamente recobrado, escapa de su encierro por una ventana y vuela hasta Psique. Encierra de nuevo a Sueño en la cajita y despierta a Psique para que pueda cumplir su misión. Cupido viaja entonces al Olimpo donde consigue la aprobación de Júpiter para desposar a una mortal. Se celebra con gran solemnidad la boda de Psique y Cupido. Tienen una hija llamada Voluptas o Hedone.

Amor and Psyche (1807). Thorvaldsen Museum, Copenhaguen



La creación del hombre

Perséfone (llamada Cura o Core) modela la imagen de un hombre a partir de arcilla de la ribera de un río. Júpiter se presenta y le infunde vida. Júpiter y Core discuten sobre el nombre que debe ponerse al nuevo ser vivo. Se presenta entonces Tellus (Gea) que reclama su derecho porque ha sido fabricado con su cuerpo.

Saturno como juez dictamina una justa sentencia. Puesto que Júpiter le infunde vida, que sea él quien gobierne su destino mientras viva. Después de muerto debe ser Perséfone quien gobierne. Pero su nombre es "homo" (hombre) porque está formado a partir de humus (Hig. Fab. 221 "Cura").
 

Los hijos de Hades y Perséfone

Melínoe

Melínoe ("Pensamiento oscuro") es una antigua diosa griega de las ofrendas a los fallecidos. Vaga por la Tierra cada noche con fantasmas, asustando a todo el mundo en su camino. Su presencia es la razón por la que los perros ladran aparentemente a cualquier cosa de noche.

Es hija de Hades o de Zeus, que disfrazado de Hades, sedujo a Perséfone en el río Estigia. Por esto, el cuerpo de Melínoe era mitad luz y mitad oscuridad reflejando la luz de su padre, el rey del Monte Olimpo, Zeus y la reina del Inframundo, Perséfone. También se creía que la oscuridad significaba Hades, y la luz Perséfone (Himnos órficos, 71: A Melínoe).


Macaria

Hija de Hades y, probablemente, de Perséfone. Se trata de una divinidad del Inframundo asociada a la muerte. Es la esposa y contraparte más dulce del dios Tánatos. Reina en las Islas de los Bienaventurados (Suidas, debe ser distinta de la hija de Heracles que se suicida en Atenas en Paus. I 32.6).


Zagreo

Zeus, transformado en serpiente o con la apariencia de Hades, seduce a su propia hija Perséfone cuando es ya reina del Inframundo. Ésta tiene a Zagreo, confiándolo a Apolo y a los Curetes, con la esperanza de hacer del niño su heredero. Éstos lo ocultan en los bosques del monte Parnaso. Hera, celosa, envía a los Titanes en su búsqueda. Encuentran al niño usando juguetes y sonajeros, y lo descuartizan, devorando sus miembros a excepción del corazón, que Apolo (o Atenea, según la versión) logró salvar (esparagmos o desmembración ritual y de la omofagia o consumo de carne cruda tras el esparagmos).

Zeus se traga el corazón del niño y así le hace nacer por segunda vez, bajo el nombre de Iaco (de ahí una etimología propuesta para el nombre de Dioniso: ‘dos veces nacido’). Los Titanes son fulminados por Zeus y de sus cenizas y de los restos de Zagreo nace la humanidad.

Otra versión (Hig. Fab. 197) cuenta cómo Zeus prepara una bebida con trocitos del corazón de Zagreo y da a beber a la mortal Sémele naciendo de nuevo el niño Dioniso, a pesar de la intervención de Hera.


Las Erinias

Las Furias o Erinias son "castas hijas del gran Zeus infernal y de Perséfone, la agradable doncella de hermosos bucles, que vigiláis la vida de todos los mortales impíos y, sujetas a la Necesidad, castigáis a los injustos" (Himnos órficos 70 A las Euménides).


Amantes de Hades:

Hades, igual que sus hermanos, no es un marido fiel.

Menta

Menta es una ninfa hija del río Cócito amada por Hades. Después del rapto de Perséfone, Menta  celosa presume de ser más noble de forma y más hermosa y cree que Hades aburrido no tardará en volver a su lado y expulsar a su rival (Opiano de Anazarbo, Halieutica III 486). Perséfone la transforma en la planta de menta del monte Trisisfilo (Bitinia) (Estr. VIII 3.14; Ovid. Met. X 728).


Leuce

Leuce es una ninfa, hija de Océano que es llevada por Hades (Serv., Vir. Eg. VII 61). Después de su muerte, Hades la transforma en un álamo blanco en el Elisio. Este árbol es sagrado para Hades y cuando Hércules regresa del Inframundo se corona con hojas del mismo que crece a orillas del Aqueron de Tesprotia  (Paus. V 14. 2).


Héroes favorecidos por Hades: 

Orfeo

El músico Orfeo es el hijo del dios-río Eagro de Tracia (que puede ser hijo del rey Cárope que advirtió a Dioniso de la traición de Licurgo en Diod. III 65 o de Piero el padre de las Piérides en Ov. Met. V 301) y de la musa Caliópe. Su esposa es la ninfa auloníade Eurídice que muere por la mordedura de una serpiente mientras huía de Aristeo (Vir. Geor. IV 453).

Orfeo desciende al infierno por la hendidura de Ténaro. Su canto conmueve a los habitantes del Inframundo: a Caronte, a Cerbero y a las Euménides. Los que sufren castigo encuentran un alivio de su agonía: la piedra de Sísifo encuentra brevemente el equilibrio, la rueda de Ixión deja de girar, Tántalo no sufre el hambre y la sed, las Danaides dejan de llenar los cántaros...  Perséfone permite que Orfeo regrese al mundo superior seguido de Eurídice a cambio de volver nunca la vista atrás. Pero Orfeo cuando está a punto de llegar a la superficie se vuelve y pierde a Eurídice para siempre (Apd. I 14;  Ovid. Met. X 8)

Orfeo vaga por la tierra. Las mujeres ciconias despedazan a Orfeo por no querer participar en sus orgías (o bien son inducidas por Afrodita que se venga así de Calíope por el juicio que le arrebató a Adonis, Hig. Astr. I 3).


Hércules

I) Cerbero

El duodécimo trabajo de Heracles consiste en traer a Cerbero, el monstruoso perro del Infierno con tres cabezas, colas de dragón y serpientes en la espalda (Apd. II 5.12). Para realizarlo cuenta con la ayuda de Atenea (Il. VIII 366) o del mismo Hades (Od. XI 623). Hércules desciende por la gruta de Ténaro en Laconia. Las almas huyen al verlo, excepto Meleagro y la Gorgona Medusa que intenta atacarle pero Hermes le informa que solamente es una sombra. Cerca de las puertas de Hades, Heracles encuentra a Teseo y Pirítoo a quienes intenta rescatar. También hace rodar la piedra que retiene a Ascálafo. Para alimentar a las almas con sangre, mata a una de las vacas de Hades y se enfrenta con el pastor Menetes pero Perséfone detiene la lucha. Hades permite a Hércules llevarse a Cerbero siempre que pueda dominarlo sin armas. Hércules encuentra a Cerbero a orillas del Aqueronte y lo domina rodeando la cabeza con los brazos, aunque una serpiente de la cola le muerde. Asciende a la superficie por Trezén y después de mostrar a Cerbero ante Euristeo, devuelve el perro a Hades.

II) Alcestis:

Alcestis es una hija de Pelias y Anaxibia (Apd. I  9.10 y 15), la más bella y joven entre las hijas de Pelias (Il. II 715). Enamorada de su primo Admeto, rey de Feres. Pelias, con el fin de deshacerse de los numerosos pretendientes, promete a su hija a aquel sól quien llegue a su corte en un carro tirado por leones y jabalíes. Esto se logró mediante Admeto, con la ayuda de Apolo. Alcestis y Admeto son padres de Eumolpo, que participa en la guerra de Troya, y de Perimele, casada con Argos, constructor de la nave.

Apolo consigue para Admeto que las Moiras le permitan vivir más allá de la fecha de su muerte si encuentra a alguien que lo sustituya cuando la Muerte venga a reclamarlo. Su padre, Feres, no desea entregarse y cree que es ridículo que le pidan abandonar una vida que disfruta tanto (Eurípides, Alcestis). Alcestis, se muestra conforme en ser llevada en su lugar, porque no desea dejar a sus hijos sin padre o ser abandonada por su amado. 

Heracles, que se hospeda en el palacio de Admeto, se enfrenta a la Muerte mientras los sacrificios funerarios se realizan ante la tumba de Alcestis. Cuando regresa, trae consigo una mujer con velo y dice a Admeto que es una nueva esposa. Admeto discute con Heracles pero cuando alza su velo, descubre que Alcestis ha regresado de la muerte. Heracles ha luchado contra la Muerte y le ha forzado a huir.

III) La guerra de Pilos

Heracles hiere a Hades en un hombro con su flecha aunque éste se encuentre a las puertas del Hades y rodeado de muertos (Il. V 382). Hades debe acudir al Olimpo para ser tratado por Peán, pues, aún siendo inmortal, la herida le causaba un dolor insoportable. Esto ocurre durante el asedio de Pilos contra Nereo y sus hijos, de los que solo se salva el jovencísimo Néstor. En la misma batalla, Hera también es herida por Heracles en el pecho con una flecha y Ares con una lanza en el costado.


Protesilao y Laodamia

Durante la guerra de Troya, una profecía habría predicho que el primer griego en morir sería el primero que pisara la tierra troyana. Yolao llamado Protesilao, hijo de Íficlo Filácida (Il. II 695) es el primero en saltar de las naves y es muerto por un dárdano. Su tumba se encuentra en el Quersoneso tracio frente a Tróade (Paus. I 34,2; III 4,6).

Su esposa Laodamia, hija de Acasto, el de Pelías, ruega a los dioses el poder estar con él al menos durante 3 horas (Hig. Fab. 103 y 104). Hermes trae de vuelta a Protesilao del Hades, pero cuando regresa, Laodamia se entristece. Manda construir una estatua de su marido. Acasto la descubre y manda quemar. Laodamia sin poder soportarlo, se arroja a las llamas.


Héroes castigados por Hades:

Sísifo

Sísifo revela al dios-rey del río Asopo el rapto de su hija Egina por Zeus, al haberlos visto en Corinto. De la unión de Zeus y Egina nacerá Éaco que será abuelo de Aquiles. Zeus se enfada y le envía a Tánato que es una personificación masculina de la muerte. Sísifo atrapa a Tánato y lo encadena. Tánato es liberado por Ares.

Sísifo desciende a los Infiernos, pero a antes le pide a su mujer la Pléyade Mérope que se abstenga de realizar las ofrendas fúnebres. Convence a Hades y a Perséfone que le dejen volver a la tierra de los vivos para castigar a su mujer. Sísifo liberado no regresa al Infierno y reina en Corinto hasta una edad avanzada.

En el Infierno, Sísifo recibe un castigo ejemplar. Debe transportar una gigantesca roca desde la base hasta la cima de una montaña. Cuando está a punto de alcanzar la cumbre, la piedra rueda hacia abajo hacia abajo y Sísifo tenía que empezar su tarea de nuevo, por toda la eternidad. Ulises encuentra a Sísifo en su descenso al Infierno (Od. IX 593).

Flegias e Ixión

Flegias, rey de los Lápitas, hijo de Ares y de Crises (hija de Halmo de Orcómeno) es uno de los reyes más belicosos de su tiempo y el antepasado fundador de los Flegios (Paus. IX 36.1; Apd. III, 5.5). Su hija Corónide, la madre de Asclepio, es muerta por Apolo. Enfurecido, Flegias prende fuego al templo del dios en Delfos. Apolo mata a Flegias con sus flechas, y lo condena a "severo castigo" en el mundo inferior (Hom. Himn. XV 3; Pind. Pít. III 14; Apd. III, 10.3 y II, 26.4; aunque Flegías es asesinado por Lico y Nicteo  en Apd. III 5.5). Flegías conduce una barca en le Estige (Dante, La Divina Comedia VIII, 1).

Ixión, rey de Lápitas, hijo o hermano de Flegias y padre de Pirítoo (Apd. I, 8.2; Hig. Fab. 14).Su mujer es Día, la hija de Deioneo. El suegro exige de Ixion los regalos nupciales prometidos. Ixion lo invita traicioneramente, como a un banquete, y luego lo arroja a un pozo de fuego. Los dioses se indignan, pero Zeus tiene compasión de él, lo purifica y lo invita a su mesa. Ixion, ingrato con su benefactor, e intenta seducir a Hera. Zeus fabrica con nubes un fantasma con la forma de Hera, Néfele. Ixion y Néfele son padres de la raza de los centauros. Ixion, a su muerte, como castigo, es encadenado por Hermes con las manos y los pies a la altura de la cabeza, a una rueda, que se describe como alada o ardiente, y, se dice que ha gira eternamente en el aire o en el mundo inferior. Además que es azotado y obligado a exclamar: "los benefactores deben ser honrados" (Esc. a Hom. XXI 303; Hig. Fab. 33, 62; Pind. Pít. II 33).

Teseo y Piritoo

El lápita Pirítoo, amigo de Teseo, desea casarse con Perséfone y con ese propósito extraño en mente, descienden al Inframundo. Hades invita a los compañeros a una mesa pero para ese intento él se sienta para siempre en la silla del olvido en la cual él son atados con fuerza por bobinas de serpientes. Heracles consigue rescatar a Teseo pero no a Pirítoo (Apod. I 23 - 24; Diod. IV 63. 4).

Asclepio

Asclepio es hijo de Apolo y Corónide, hija de Flegias de Orcómeno. Después de matar a la madre en un ataque de celos, Apolo confía a su hijo al centauro Quirón, quien le enseña el arte de la medicina. Su reputación llega a ser tan grande curando a enfermos sin esperanza de sanar que parece que resucita a los muertos: Capaneo, Licurgo, Hipólito, Tindáreo, Himeneo y Glauco (Apd. III 10.3, resucitados por Asclepio). Hades protesta ante Zeus que al ser sanados los hombres, su reino se reducía. Zeus irritado, fulmina a Asclepio con su rayo. Apolo a su vez, mata a los Cíclopes que forjaron el rayo y por este motivo es condenado a servir en casa de Admeto, rey de Feres en Tesalia (Diod. Sic. IV 71. 3).

Las Corónides

Las hijas de Orión, Metioque y Menipe viven en Beocia/Aonia donde son reputadas en el arte de tejer. Se produce una epidemia de peste en la región. El oráculo de Apolo en Gortina ordena aplacar a los dioses infernales con el sacrificio voluntario de dos doncellas. Después de invocar tres veces a los dioses infernales, las dos jóvenes se abren la garganta con sus lanzaderas. Hades y Perséfone hacen desaparecer sus cuerpos y de la tierra surgen dos astros llamador "cometas corónides" (Ant. Lib. Met. 25; en Ov. Met. XIII 697 de las cenizas de las vírgenes nacen dos gemelos llamados "Coronos").


INFRAMUNDO:

Después de la muerte no hay aniquilación. Los muertos llevan una existencia sin sabor e infeliz en el mundo subterráneo. Algunos, que a efectos prácticos están muertos, habitan en toda la felicidad en las Islas de los Bienaventurados o Elisio, son llamados inmortales. Así, la vida y la muerte son cualidades de la misma  existencia, no la ausencia de ella.

Océano y Estigia

El mundo de los vivos y de los muertos están separados por grandes ríos y arroyos temibles.
En primer lugar, el más grande y la más externo es Océano, que serpentea alrededor de la tierra y
el mar con nueve anillos, pero también es en parte un río subterráneo.

El río Estigia (río del odio), figura primordial también (hija de Océano), es una rama de Océano y una décima parte de su agua está asignado a ella. Así, Estigia, que fluye de una roca, es el décimo anillo.

El juramento de los dioses

Estigia, es la primera en llegar al Olimpo, junto con sus hijos, para apoyar a los dioses en su guerra contra los Titanes. Por esta razón, Zeus hizo sagrado prestar juramento por el agua de la Estigia. Si alguno de los dioses vierte una libación de su agua y es un perjuro, se le priva de Ambrosía y Néctar y se acuesta sin espíritu y sin voz. No puede participar de los consejos y las fiestas del dios hasta el décimo año.

El juramento de Estigia podría expresarse así:

"Ahora que mi testimonio sea la Tierra, y el amplio Cielo arriba, y las aguas que fluyen hacia abajo de Estigia, que es el mayor y más terrible juramento de los dioses benditos, y su propia cabeza sagrada, y nuestro propio lecho nupcial, mediante el cual nunca me atrevería a renunciar a mí misma, que es no por mi voluntad que está dañando Poseidón a Héctor y a los troyanos y ayudando a sus enemigos ". (Hera a Zeus. Homero, Ilíada XV.36).

"Ahora vamos a la Tierra sea mi testigo, con el amplio Cielo arriba, y las aguas que fluyen hacia abajo de Estige, el mayor y más solemne juramento de los dioses benditos pueden tomar que albergo planes secretos para hacerte el menor daño." (Calipso  a Odiseo. Odisea V.182).

"Ahora escucha esto, la Tierra y todo el Cielo arriba, y el agua cayendo de Estige (este es el juramento más fuerte y más terrible para los felices dioses), seguramente Apolo tendrá aquí su fragante altar y precinto, y que deberán cumplir por encima de todo. " (Leto a Delos, la isla. Himno homérico a Apolo Delio 84).

"... Para ser testigo del juramento de los dioses, el agua incesante de Estige, que yo habría hecho inmortal a su hijo y que no envejeciera en todo su tiempo ... pero ahora él no puede de ninguna manera de la muerte escapar ..." (Deméter a Metanira. Himno homérico a Deméter 259).

"Y que esa laguna Estigia mediante la cual juran los dioses, pero que mis ojos nunca han visto, sea testigo de mi promesa". (Helio a Faetón. Ovidio, Metamorfosis 2, 45).


Ríos Infernales:

Estigia se considera a veces ser el río las almas deben cruzar para entrar en el reino de los muertos,
aunque en otras ocasiones parece que las almas puedan cruzar el río Aqueronte (río de la aflicción),
o embarcarse aquí en barcas y la navegación por su corriente, llegado al lago Aquerusia (Eur. Alc. 443). En este lago el barquero Caronte cobra los dos óbolos por la tarifa.

El río Aqueronte, hijo de Gea condenado a permanecer bajo la tierra por haber dado de beber a los gigantes durante la batalla con los dioses, es un río de aguas turbias con barro, vierte toda su arena en la corriente de Cócito, y el lugar donde todos estos ríos se encuentran es conocido como la laguna Estigia. Y otros afirman que estos ríos no tienen ninguna unión y que ellos, que entran y salen del Tártaro, agitan arriba y abajo desde un confín de la tierra hasta el otro. El río Aqueronte, que fluye a través de varios lugares del desierto, se dice que proviene del lago Aquerusia, donde permanecen las almas de la mayoría de los muertos, unos por un tiempo más largo, algunos por una más corta, hasta que vuelven a nacer.

Ascálafo, hijo de Aqueronte y de Estige es el delator del ayuno de Perséfone  al comer la granada Apd. I 5.3; II 5.12). Deméter transforma a Ascálafo en lechuza (Ov. V 339).

El río Piriflegetón (o Flegetón), que es una corriente de lava en movimiento forma un gran lago hirviendo con agua y barro. Piriflegetón llega a la orilla de la laguna Aquerusia, pero no se mezcla con ella su agua y tampoco con la Estigia, sino que esta pasa alrededor de un círculo y vuelve a caer en el Tártaro bajo el nombre de Cócito.

El río llamado Leteo (río del olvido) que al cruzarlo permite a las almas olvidar su vida pasada (Pl. Rep. 10.621; En. VI 714) o al beber de sus aguas (láminas de Hiponion). Es el mismo nombre que recibe el manantial cerca del oráculo de Trofonio (Paus. 9.39.4). El río Leteo situado en el límite de la tierra conocida o ecúmene también se identifica con el río Limia en Gallaecia (Apiano, Historia de Roma VI Sobre Iberia, 71-73). Se identifican otros cuatro ríos Leteo: en Magnesia junto al Menandro, en Gortrina (Creta), en Trica (Tesalia) lugar de nacimiento de Asclepio y en Libia de Hesperia (Natalis Comes, III 29).

El río Erídano (Po) recorre un trecho bajo la tierra y tiene una de sus fuentes en los Campos Elíseos (En. VI 659).


El Hades

El alma abandona el cuerpo volando más ligera que el aire (Il. XXII 362; Od. XI 222). El alma es guiada por Hermes (Esq. Coéf. 622; Sóf. Ay.83; Eur. Alc. 743) más allá de las corrientes de Océano, más allá de la Peña Blanca (Leucas), más allá de las Puertas del Sol y de la Tierra de los Sueños.

Éste no es necesariamente un lugar de castigo, pero tampoco existe el placer y la mente se confunde y olvida (con la excepción del adivino Tiresias en Od. XI 23 y del argonauta Etálides en Ap. Rd.  I 644).

Las almas se reúnen a la orilla del río Estige que no puede cruzar hasta recibir entierro el cuerpo (Il. XXX 75 con Patroclo y Od. XI 51 con Elpenor) porque las almas de los residentes se lo impide.

Los espíritus son sombras de hombres y mujeres que conservan una leve consciencia pues pueden comunicarse entre ellos para impedir el paso a los insepultos y acercarse a Odiseo para beber la sangre se los sacrificios.

Descenso al Infierno:

Orfeo desciende al Infieramundo desde Aorno, en Tesprótide, donde había un oráculo de los muertos. (Paus., Descripción de Grecia, IX 30, 6).

Hércules desciende al Hades a través de una cueva en Ténaro (S. de Peloponeso). Es el mismo lugar que utiliza Psique.

Dioniso accede por la laguna de Lerna (Argólide) cuando va a rescatar el alma de su madre Sémele y por el mismo paso que Heracles cuando va a rescatar el alma del poeta Esquilo.

Ulises llega al Hades a través de la corriente del Océano. Pone rumbo con su barco al Oeste hasta que llega al océano exterior y le sorprende la niebla de los Cimerios, tierra que limita con el Infierno, donde se cruzan los rios infernales (Od. X 501) pero no llega a entrar. Sacrifica un cordero y una oveja y las sombras que beben la sangre recuperan parte del sentido corporal para poder comunicarse con los vivos (Od. XI 23).

Eneas corta una rama dorada del la arboleda de Diana en Aricia para llevarla de ofrenda a Perséfone. Baja por una cueva del lago Averno.


El Érebo:

La primera parte del Inframundo es el reino de las tinieblas infernales o Érebo. Érebo es el dios primordial de la oscuridad y el consorte de Nyx (Noche). Sus neblinas oscuras rodean el mundo y llenan los huecos profundos de la tierra. Por la noche, la esposa de Érebo, Nyx, extiende la oscuridad de Érebo por el Cielo ocultando al luminosos Éter y trayendo la noche. Su hija Hemera la dispersa al amanecer, trayendo el día.

Ante la entrada al Hades viven una serie de personificaciones negativas: Dolor y Ansiedad, junto con las Enfermedades y la Vejez (Geras, hija de Érebo y Noche en Hig. Pref. Fab.). También Miedo, el Hambre, la Muerte, la Agonía e Hipnos (el sueño), hermano de Tánatos (la muerte), habitan en este lugar. En un umbral opuesto está la Guerra, las Erinias, y Eris (la discordia). Cerca de las puertas, existen muchos otros seres híbridos: Centauros, Gorgonas, la Hidra de Lerna, la Quimera, las Harpías, entre otros.

En medio de todo, crece un olmo y los sueños falsos se aferran debajo de cada hoja. Éste marca es el límite que las almas de los insepultos no pueden cruzar.

Caronte: 

Caronte (Miniada, Paus. 10.28.1) o Carón (o "Haros"), hijo de la Noche y de Érebo, hermano de Hipnos y de Tanato cruza en su barca el alma del difunto (Ranas 180; En. VI 295; Luc. Dial. de los muertos 4.10.22). Se representa como un anciano feo y barbudo con una nariz torcida, con un sombrero cónico y una túnica andrajosa.

Hermes el Psicopompo (guía de los muertos) recoge a las sombras de los muertos del mundo superior y los conduce a las orillas del Aquerón donde Caronte los transporta a través de las aguas a en su barca. Su honorario es una moneda de óbolo que debe ser puesta en la boca del cadáver en el momento el entierro (basta con arrojar 3 puñados de tierra encima del cuerpo para que se considere enterrado). Aquellos que no han recibido el entierro apropiado son incapaces de pagar el tope y deben vagar por la orilla asustando al mundo como fantasmas.

Cerbero:

El perro de muchas cabezas Cerbero (en Teog., 311: cincuenta cabezas; solamente tres cabezas, con la cola de una serpiente y una melena que consiste en las cabezas de varias serpientes en Apd. II, 5, 12; Eurip., 24, 611; En., 417; Ov. Met. IV, 449) es hijo de Tifón y Equidna.  

Cerbero vigila en la orilla del Aquerón, las Puertas del Hades, impidiendo la entrada a los vivos y que las sombras de los muertos escapen otra vez (el perro Cerbero guarda las puertas de Hades y el perro Garm las puertas de Hela en la mitologá nórdica).

Engaños a cerbero:

- Cerbero una vez es capturado por Heracles quien lo somete por la fuerza.
- Orfeo adormece a Cerbero con su canto.
- La Sibila de Eneas elude su vigilancia lanzándole una torta de trigo con infusión de fármacos sedantes.
- Psique distrae su instinto de vigilancia lanzándole una torta de miel.


Campo de Asfódelos:

Entre el Aquerón y el Tártaro existe un lugar neutro o limbo correspondiente con los Campos de asfódelos (quiza sea campos de "narcisos o ασποδελός" o, más apropiado para una región del mundo subterráneo, campos de "cenizas o σποδελός"). En la antesala se encuentran los fallecidos antes de tiempo y se puede oír el llanto de los niños no nacidos.

La llanura del juício es el campo de los condenados a muerte por falsas acusaciones, donde Minos oye el relato de sus vidas y juzga sus delitos. El alma recibe sentencia en el prado  donde se divide el camino, uno a los Campos Elísios y la otra al Tártaro. Los jueces de los muertos son Éaco, rey de Egina, Minos, rey de Creta, y Radamantis, hermano de Minos. Éaco, que guarda las llaves del Hades, juzga a los que vienen de Europa y Radamantis a los asiáticos, pero Minos tiene el privilegio de la decisión final (Gorgias 523e). Existen otros jueces como Triptólemo y otros semidioses (Apología de Sócrates).

El campo de los suicidas (aunque ahora preferirían soportar cualquier tipo de sacrificio bajo la luz del Sol).

Los campos de aflicción donde se encuentran las heroínas por amor, son también los «campos de las lágrimas»: Fedra, esposa de Teseo, que se da muerte porque su hijastro Hipólito le niega su amor; Procris, que mientras perseguía por celos a Céfalo, fue muerta por éste, que la tomó por una fiera; Erífile, muerta a manos de su hijo Alcmeón porque obligó su esposo Anfiarao a ir a la guerra de Tebas donde desapareció; Evadne por amor a a su esposos Capaneo, se arrojó a la hoguera en que se consumía su cadáver; Laodamía, al morir su esposo Protesilao, obtuvo la gracia que volviera a la tierra para conversar con ella tres horas y como no quiso separarse de él, lo acompañó al Hades; Ceneo era una muchacha a la que amó Neptuno y a la que volvió muchacho e hizo invulnerable, pero en el reino de la muerte volvió a convertirse en mujer; Pasífae, esposa de Minos al que engañó con el toro de Creta y parió al monstruoso Minotauro; la infortunada Dido que no pudo resistir la marcha de Eneas.

En el interior se encuentra el campo de los guerreros famosos y los fallecidos en combate. Eneas ve a Deífobo, hijo de Príamo casado con Helena después de la muerte de Paris, asesinado y mutilado por Menelao (En. VI 493). Ulises se despide de Aquiles (Od. XI 539) que "pasa a través del prado asfódelo" y el espíritu del cazador Orión reune a su presa sacrificada "a través del prado asfódelo" (Od. XI.573). Los espíritus de los pretendientes de Penélope, chirrían como murciélagos en una cueva, "en el prado asfódelo" (Od. XIV 13).

El camino se bifurca en dos direcciones, el que lleva de la derecha, pasa bajo el palacio de Hades, en los Campos  Elíseos, y el de la izquierda tomando al Tártaro, donde las personas que han sido condenadas por los dioses que sufren su castigo.


El Tártaro:

El concepto de Tártaro hace referencia a una triple realidad: el ser primordial, un lugar físico bajo la Tierra y el lugar donde reciben su castigo las almas de los malvados.

  • Tártaro, lugar cósmico. Es el abismo más profundo debajo de la tierra donde se originan todas las aguas: todos los ríos desembocan en el abismo de Tártaro y fluyen fuera de él de nuevo. Tártaro es un lugar sombrío tan distante de la tierra como la tierra del cielo pues un yunque de bronce que cae desde el cielo nueve noches con su días llegaría a la tierra en la décima; y de nuevo un yunque de bronce que cae de la tierra nueve días y noches alcanzaría el Tártaro en el décimo. Se sitúa en el límite de la ecúmene, identificado el Tártaro con el reino de Tartesos (Estrabón III 2.12). 
  • Tártaro, lugar de castigo. Tártaro es también un lugar de castigo rodeado por una valla de bronce, y la noche se extiende en la línea de triple todo sobre él. Las puertas son de hierro con el umbral de bronce, y hay una pared triple alrededor de él. Por fuera fluye el río Piriflegetón con sus llamas. La erínia Tisífone guarda la entrada. En su interior, Urano recluye a los Cíclopes hijos de Gea y Zeus a los Titanes.
  • Tártaro, Ser primordial, uno de los cuatro elementos primigenios con Caos, Gea y Eros (Teog. 720). Unido a Gea es el padre de monstruos tales como Equidna y Tifón.

Criaturas infernales:

Radamantis, que gobierna en el Tártaro, es el que tiene severa regla de intentos y castiga a los malhechores y fuerza confesiones (En. VI 565). Las almas son castigadas al fuego y lamidas por bestias (Axioco).

La erínia Tisífone, vestida con un manto ensangrentado, guarda la entrada, se abalanza sobre los culpables y los amenaza con un látigo de serpientes en su mano izquierda. Golpea con este látigo a los condenados por Radamantis.

La monstruosa Quimera despedaza a un sacrílego ladrón de templos por orden de Minos (Luc. Dial. de los muertos 24.1).

Empusa, un demonio que encuentra Dioniso en su (segundo) descenso al Hades. Puede asumir diferentes formas, y es enviado por Hécate para asustar a los viajeros. Se aparece con forma de mujer y se distingue porque una pierna es de bronce (Arist., Ran. 288). Cada vez que un viajero se dirigía al monstruo con palabras insultantes, solía huir y pronunciar un sonido estridente. (Variantes de las Empusas son las Lamias y las Mormolícias, súcubos que asumen la forma de hermosas mujeres con el propósito de atraer a los jóvenes y luego succionar su sangre como vampiros, Filostr., Vida de Apolonio IV, 25; Suidas).

Los Cíclopes y los Hecatonquiros fueron arrojados al Tártaro por Urano y Cronos. Cuando Zeus venció a los Titanes les encerró allí. Campe es en el Tártaro la carcelera de los Cíclopes y el Hecatonquiros. En forma híbrida, una mujer a la mitad de su cuerpo, con racimos de serpientes venenosas para el cabello. Su forma gigante, desde el pecho hasta el punto de separación de los muslos, está cubierto de escamas de monstruo. Las garras de sus manos estaban curvados en forma de hoz-garra y sobre los hombros un escorpión enrollan sobre sí misma. Campe ya no está en el mundo terrenal, porque ha sido destruida por Zeus (Nono XVIII, 237).

Eurínomo (Paus. X 28.7 en la pintura de Polignoto) es un demonio con piel de buitre, de color azul y negro como las moscas que come fuera toda la carne de los cadáveres, dejando sólo los huesos.

Castigos ejemplares:

- El gigante Ticio que una vez intentó violar a Leto, permanece atado entre dos buitres (Od. XI 575; Apd. I 4.1;  En. 595).

- Tántalo de Lidia es castigado con el hambre y la sed eterna (Apd. Epit. 1.24).

- Sísifo de Corinto es condenado a llevar una roca sobre sus  espalda (Fer. 3F119; Apd.1.9.3; Paus. II 5.1).

- Salmoneo es castigaso por imitar el poder de Zeus (En. VI 585).

- Flegias que atacó el templo de Delfos (En. VI 618; Val. Flac. II, 182).

- Ixión que intentó violar a Hera es atado a una rueda (A.R. III 61.3; En. VI 601).

- Anfión de Tebas es castigado por su burla de Leto (Miniada, citada por Paus. IX 5.4).

- Los Alóadas, hijos de Poseidón que se rebelaron contra Zeus (En. VI 382).

- Las Danaides que mataron a sus maridos y son condenadas a llenar un jarro agujereado (Platón, Axioco 371).

- Ocno y la burra que devora la cuerda que está trenzando (la pintura de Polignoto en Paus. X 29.2; D.S. I 972).


Elisio (Campos Elíseos)

Es el lugar de descanso eterno de aquellos que han sido virtuosos. Parece que está separado del Tártaro por gruesos muros construídos por los Cíclopes. Aunque es un mundo subterráneo, dispone de su propio Sol y estrellas. Las almas reciben castigo para ser purificadas de suciedad y contagio del cuerpo y después son enviadas al Elisio, donde habitan mil años hasta que un dios las reune a orillas del río Leteo para, perdida su memoria del pasado, puedan volver a habitar en la superficie ocupando otros cuerpos (En. VI, 739).

Serena y apacible continuación de la vida en la superficie de la tierra, los que habitan el Elisio realizan las mismas actividades que deleitan a los vivos (En. VI 642) en el ejercicio  sobre campos de juego de hierba o luchar amigable en las arenas de color amarillo, unos danzan y otros cantan poemas pues aquí se encuentran con Orfeo y Museo. Los filósofos investigan y siguen aprendiendo (Cicerón, De los fines V, 19). Anquises, padre de Eneas, habita aquí junto a los héroes de Troya y de Roma.


Islas de los Bienaventurados

Es el lugar de descanso de los héroes de las guerras de Tebas y de Troya. Situadas en el extremo de la tierra. La tierra es tan fértil que permite tres cosechas cada año y sobre ellos reina Cronos (Hes., Trabajos y días 170).

Es un lugar en el que no existe la noche ni es preciso trabajar la tierra. Aquellos que han sido justos en tres vidas también pueden acceder siempre que lo permita Radamantis, consejero de Cronos (Pind. Ol. II 56).

Localización:

Egipto. Cambises II en su conquista de Egipto, dirige una campaña contra los amonios de Siwa pero es sorprendido por una tormenta de arena que hace desaparecer completamente a su ejército en un lugar llamado Oasis, que se traduce como Isla de los Bienaventurados (Hdto. III 26).

Iberia. Sertorio llega a la orilla occidental de Iberia, donde el río Betis entra en el Atlántico. Salen a su encuentro algunos que regresan de las Islas de los Bienaventurados. Se describen dos islas cercanas, donde sopla una brisa de olores agradables, suelo fértil que permite tres cosechas al año y sus habitantes viven libres de vejez y enfermedades (Plut. Sert. 8.1).

Habitantes de las Islas de los Bienaventurados:

Telégono (hijo de Ulises y de Circe) y Penélope. Después de desembarca en Ítaca mata a su padre por error con una lanza con punta de raya. Circe desposa a Telémaco y Penélope a Telémaco. Son transportados a la Isla de los Bienaventurados (Telegonia, Hig. Fab. 127, Apd. Ep. 37, Hes. 1014).

Radamantis y Alcmena la madre de Hércules (Ant. Lib. 33). Zeus envia a Hermes, ordenándole que robara el cuerpo de Alcmena, lo llevara a las Islas de los Bienaventurados y le diera como esposa a Radamantis. Hermes deja una piedra en lugar de ella en el ataúd.

Cadmo y Harmonía son transformados en serpientes y transportados a los Campos Elisios por Zeus  (Apd. III 5.4; en Ov. Met. IV 563 Cadmo pide ser transformado en serpiente para expiar su culpa) o por Ares (castiga a Cadmo por la muerte de la serpiente en Hig. Fab. 6; pero en Eur. Bac. 1330 Dioniso profetiza la transformación en serpiente, la conquista de Iliria y en su retorno, después de la destrucción del templo de Loxias/Apolo, Ares salvará a los esposos de la cólera de los dioses y los llevará a la tierra de los Bienaventurados).

Menelao y Helena (Apd. Ep. 6.29). Proteo profetiza a Menelao en Egipto que será transportado por los dioses a los campos Elisios por ser yerno de Zeus (Od. IV 561, Homero no menciona las islas) donde habita el rubio Radamantis.

Peleo y su hijo Aquiles, después que su madre Tetis ablandara con plegarias el corazón de Zeus (Pind. Ol. 2.78).

Neoptólemo (Posthom. 3.760). Los caballos de Aquiles, regalo de Poseidón a su padre Peleo, son los encargados, por orden de Zeus, de trasladar a su hijo a los Campos Elíseos, tierra de los Bienaventurados.
 
Leuce, la Isla Blanca:

En el Euxino (Mar Negro) hay una isla frente a la desembocadura del Istro (Danubio) consagrada a Aquiles. Su nombre es Leuce o Léucade (la Isla Blanca, llamada también Isla de las serpientes), cubierta de bosque y llena de animales salvajes y domesticados. En ella hay un templo de Aquiles (Paus. III 19.11).

El primero en llegar por mar a Leuce fue el crotoniata Leónimo de Crotona. En la batalla de la Sagra (480 A.C.) entre entre Locros y Crotona en la Magna Grecia, los locrios, inferiores en número, reciben la ayuda de Áyax, hijo de Oileo (son los Dioscuros los que ayudan a los locrios en Estr. VI, 1.10; Justino XX.3). Leónimo, estratego de los crotoniatas, es herido en el pecho, y, como su herida no cura, viaja se fue a Delfos para consultar al oráculo. La Pitia lo envía a la isla de Leuce, diciéndole que allí encontraría Áyax y le curaría la herida. Cuando regresa curado de Leuce, afirma que había visto a Aquiles, a Áyax Oileo, Áyax, hijo de Telamón, Patroclo y Antíloco. Helena vive allí casada con Aquiles (Ifigenia, hija de Helena y Teseo en Ant. Lib. 27). Helena ordena a Leónimo que navegue hasta Hímera y visite al poeta Estesícoro porque la pérdida de la vista se ha producido a causa de la cólera de Helena contra él. Estesícoro compuso por este motivo su “Palinodia”.


Reencarnación

Juicio. Las almas son juzgadas cuando llegan al Hades. Según el fallo de los jueces, pasan mil años de castigo bajo tierra en el Tártaro o en los lugares de recreo, los campos de Asfódelos, las Islas de los Bienaventurados... En el Elísio se encuentran también los que todavía no han nacido. Estas almas pululan a lo largo de las orillas del río Leteo.

Castigos y recompensas. El alma es la fuerza de la vida y está formada del fuego celeste, pero el cuerpo está hecho de arcilla. El alma encerrada en su prisión oscura no ve la luz del cielo, es víctima del miedo y está sujeta a deseos estúpidos y al dolor, pero también a la alegría y al placer. Los hombres crecen tan acostumbrados a sus cuerpos y sus males que ni siquiera la muerte los hace renunciar a esos males que el alma hereda del cuerpo. Por eso que son castigados en el Inframundo.

Elección. Las almas pueden renacer en un nuevo cuerpo. No es elegida cada alma por el hado que guía a su destino, sino que ellas mismas escogen sus propios demonios. Tienen que elegir entre géneros de vida muy diferentes y conducir su ejecución. En su elección todavía pueden tener en cuenta las experiencias de la vida anterior. 

Olvido. En el desarrollo de cada estilo de vida ya no hay ningún rastro de la vida anterior ni de la experiencia del Inframundo. Las almas que están destinadas para reencarnación beben de la corriente del Leteo y apagan sus problemas en el olvido, para que puedan regresar a la existencia corporal en la tierra. Ésta es una ley obligada para la existencia terrena.

Algunos de ellos, sin embargo se quedan en el Elíseo, sin necesidad de reencarnarse con el fin de conservar la pureza original, pero la mayoría retornan a la tierra con sus recuerdos suprimidos después de haber bebido de las aguas del Leteo.


La historia de Er, mensajero del más allá

Er de Panfilia, hijo de Armenio, muere en batalla y resucita a los 12 días sobre la pira funeraria cuando está a punto de ser incinerado. Viaja al mundo más allá mientras está muerto y se le permite regresar para que pudiera ser el mensajero de la humanidad.

I. Er llega a un prado que describe como un lugar maravilloso. Antes de recibir el juicio de las almas esperan en un prado, donde los conocidos se saludan y cuentan sus historias unos a otros, algunos lamentos y otros relativos a sus visiones de belleza, dependiendo del mundo que acababa de experimentar.

Existen cuatro pasadizos (dos aberturas en la tierra y dos aberturas en el cielo) por las que pasan las almas, algunos a la condenación y otros para la salvación, según sus obras. Unos jueces que se sitúan en el medio para dictar sentencia. Los justos ascienden con un cartel colgado del pecho por el camino de la derecha. Los injustos descienden al mundo subterráneo por el camino de la izquierda con un cartel en la espalda donde están escritos sus delitos. Para cada mal que han hecho, pagan una pena de diez veces para cada uno, medido por períodos de cien años cada uno (que es aproximadamente la duración de una vida). También reciben una recompensa por sus buenas acciones en la misma medida (por eso se dice que tardan mil años en reencarnarse).

Las otras dos aberturas son por donde llegan las almas que van a reencarnarse. Por la abertura derecha de la tierra ascienden las almas sucias de polvo después de pasar mil años bajo la tierra. Por la abertura izquierda del cielo descienden limpias las almas de los justos.

Ardieo el grande, un tirano sacrílego y parricida de Panfilia trató una vez de escapar de su condena. Acompañado de otros criminales se acercó a la salida pero la abertura daba un sonoro mugido cada vez que trataba de subir. Unos hombres que oyeron el mugido los apartaron de la salida y golpeándole lo llevaron al Tártaro.

II. Después de siete días, cuando otro ciclo está a punto de comenzar, las almas que llegaron a la pradera deben partir para elegir una nueva vida. Después de cuatro días llegan a un lugar en el centro del Universo donde se encuentra Ananké (Necesidad) con sus hijas las Parcas sentadas en sus tronos.
Un profeta coloca las almas en fila frente a Láquesis y coge de sus rodillas los lotes (para sortear el turno de elección) y las nuevas forma de vida. Arroja los lotes para conocer el turno de elección, dejando muy claro que:

"Ahora es el comienzo de una nueva carrera caduca en condición mortal donde el nacimiento es el faro de la muerte. No es el Hado quien echará  suertes, sino cada uno  debe elegir su propio destino. Aquel de vosotros al que caiga el lote primero seleccione una vida a la que se unirá por necesidad, pero (debe saber que) la virtud no tiene dominio sobre ella, y cada uno tendrá más o menos de ella según la honre o la desprecie. La divinidad está exenta de culpa". (Platón, República 10.617d).

El profeta coloca en tierra los patrones de vidas que eran mucho más numerosos las almas presentes. Había vidas de todo tipo de animales y todo tipo de vidas humanas.

"Había vidas de los hombres ilustres, reconocidos por su apostura y belleza o por la fuerza y el vigor en la lucha ...".

Distinguir la mejor combinación de la peor no era cosa sencilla. Cómo estas cualidades, tales como la pobreza y la riqueza, alto o bajo nacimiento, estado privado y la función pública, la fuerza y la debilidad, la inteligencia y la estupidez, se combinan con el alma para producir el bien o el mal, una mejor o peor vida, muy pocos saben. Debido a que la mayoría fueron deslumbrados por la riqueza y oropeles similares, no eran capaces de elegir con la atención suficiente, y debido a que no cumplieron con qué otras cosas están involucradas en la suerte que habían elegido, fueron llevados a todo tipo de iniquidades. Quien ve las riquezas que no pudo ver la enfermedad, o por ver el poder que no pudieron ver los crímenes que fueron obligados a cometer. Y así, la mayoría de ellos descarta lo que hace la vida más justa, y no sigue la media en todas las circunstancias, para evitar el exceso en cualquier dirección.

El primero eligió la mayor tiranía, sin saber que iba a devorar a sus hijos y sufrir todo tipo de calamidades. Cuando descubrió ésto lamentó su elección y dándose golpes en el pecho culpaba al hado de su desgracia. Éste era uno de los venidos del cielo y en su vida anterior había habitado bajo un régimen político bien organizado, habiendo sido justo por hábito, no por filosofía. Muchos venidos del cielo no conocían los sufrimientos y elegían apresuradamente. Pero la mayoría de los que procedían de bajo tierra, por haber sufrido ellos mismos y haber visto sufrir a otros, no actuaban irreflexivamente al elegir. A menudo, la elección de una nueva vida está determinada por la experiencia de la vida anterior:

- Orfeo selecciona la vida de un cisne por no estar dispuesto a nacer de una mujer, porque las  mujeres habían sido la causa de su muerte.
- Támiris escoge la vida de un ruiseñor.
- Áyax Telamonio no estaba dispuesto a convertirse en un hombre y eligió la vida de un león, al no ser capaz de olvidar el juicio de las armas de Aquiles.
- Agamenón elige la vida de un águila.
- Atalanta escoge la vida de un atleta.
- Epeo, hijo de Panopeo, escoge la vida de una mujer artesana.
- Térsites se reencarna en un mono. 
- Ulises sacó el último puesto y se fue en busca de la vida de un ciudadano normal sin ambiciones.

Terminadas las elecciones de sus nuevas vidas, las Moiras y Ananké confirman su destino. Se reunen las almas en la llanura de Leteo y se les pide que beban una medida de su agua. Y después de  dormirse, se escucha un sonido semejante a un trueno y las almas se elevan de diferentes maneras hacia su nacimiento, como estrellas fugaces (Platón, República 10.618a).